La mujer, divino ser,...

Por mi pensamiento,
en forma recurrente y acariciadora,
pasa el ideal de la mujer de los sueños
en una suerte de estela luminosa,
que consagra la concepción fidedigna
del ser femenino
más allá de la intimidad de mi conciencia.

En esa maravillosa ilusión
se intersecan las imágenes
de la madre amorosa,
la esposa amante,
la hija cariñosa,
la hermana complaciente,
la madrina generosa,
la amiga confidente,
la abuela consejera,
la tía bondadosa,
la amante incondicional.

Se personaliza la fémina perfecta,
la mujer ideal,
la que es el dechado de virtudes,
la del espíritu taumatúrgico,
la del alma transparente,
la del carácter invariable;
la del rostro sonriente,
la de la mirada dulce;
la que sabe entender,
la que sabe inspirar;
la que sabe escuchar,
la que el llanto sabe enjugar,
la que sabe perdonar,
la que las quejas puede oír,
la que las imprudencias puede soslayar,
la que es capaz de defender,
la que es capaz de redimir,
la que es capaz de transigir,
la que es capaz de adivinar;
la del ademán tolerante,
la del decir agradable,
la del caminar acompañante,
la del vestir con sencillez.

Ese ser, en fin, que es la belleza de alma,
de espíritu y de cuerpo,
como son todas las mujeres de este mundo,
que siendo un ser humano,
tiene todas las virtudes
que borran sus defectos,
y siendo mortal,
es la vida misma;
es la felicidad,
es la primavera,
es el agua, es el día, es el sol,
es el cielo en la tierra cenagosa de nuestras vidas;
es el perdón a la impertinencia mía
de expresar tan poco de lo que debo
y de no poder decir todo lo que imagino.

 

Gran poema a la mujer, bolívar.
Muy bueno, te felicito.

Saludos.