La niña del valle

La niña del valle

I
Tal vez sea la niña del puente
a quien no miraba.
Tal vez sea la niña de la estación
a quien enseñaba.

El río sabía del brillo de mis lunas;
también en San Fernando, el grillo.
Había que ganar el pan de noche,
para el duro trigo-tren de cada día.

Era la niña azul, de mirada inquieta
con respuestas mudas en mi lápiz.
¿Fue curiosidad, el brillo de sus niñas,
que juntó su genio y sonrisa de perlas?

¿Se graduó la niña de la soleada villa,
que dulce, intentó azorarme alguna vez?
Tal vez sea ahora una bella dama,
contando a niños : “La mota de polvo”.

¿Qué fue que me la trajo a mi memoria;
acaso el temblor de tren sentido ahora?
Era la niña de frescos chosicanos,
con cuadros y lecturas repasadas.

II
Dejé de mi alma mater, el perfume.
Dejé de la flor cantuta, el nombre.
Dejé al matraz y al tiempo abrazados.
Dejé al grillo frotando a los maderos.

Por mi partida no sé lo que perdí,
quebrado entre el alba y sus huaicos.
Mi pena se metió en el sollozo verde,
con la tierra despertada en petricor.

Fue que la niña creció entre las mías,
sin el vaho azul de tierra por mi lluvia.
Tal vez llame al cielo con sus manos
y en el arcoíris, estacione sus pinturas


¿He de volver a mi canto cristalino,
para el repaso en las perdidas hojas?
La flor, el puente, el río, la estación y
el tren, se fueron con mi cuerpo joven.

Mientras tanto espejos me encanecen,
entre crujidos nuevos en mis huesos.
No sólo al olvido cae en negro mi pizarra;
también la edad que para ella nunca tuve.



@dopos, 07-11-2020.

 

Qué siga compartiendo sus versos sonoros,
para que la sala cresca, saludos de mano.



Pepe*

 

Una preciosa voz con una cadencia que apasiona.
excelente!
Aplausos!