La niña y su reflejo.

La niña lleva incrustado un granito de arena,
el respiro le avisa (no está aguantando la pena)
desrielan los ríos “Mejor pongamos más piedras,
tu puedes contigo, soy tu mejor compañera”

Son en días domingos cuando el silencio se adueña,
se detiene el suspiro, (se van yendo las reglas)
¿Quién oye el quejido? (¿gemidos detrás de la puerta?)
¿Será el sonido del rechinar de cadenas?

La cuarentena la vio engendrar el aliento turbio,
regadío de sequías en el semillero del desencanto
¿Esperas la partida del príncipe con manto
con suaves condolencias que curen los espantos?

¿Será la cura ante el atraque y el trasboque?
¿Esperaras a que se quede a cuidar de tus tierras?
Insólita es la corte para una princesa descarriada,
usual que pretendientes teman de su ayuna.