La noche desolada

La noche desolada

Hoy la noche está triste
y canta endechas, marchas fúnebres,
la pipa traversa de un santo
asesinado por un diablo.

Como si del cielo colgaran
vigas, fantasma con remos,
galeras del Asia. Ignoto
mirlo fragata que cruza el lecho
de la nieve.

No me siento triste, solo se
que ella está triste.
Como el velorio de mis nervios,
como los hijos de mis uñas.

Todo es lacónico, melancólico.
Como una fiesta sin bulla,
como una bahía sin farallón.

Los remolinos de tus
partes forman todo un recuerdo.
Las aves de bisturí
hacen trizas el dulce camino.
Sin focos, ni cíclopes
de ojos de ámbar.

El paso es peso; la baranda, bastón.
Los cabellos crecen, se
alargan. Son mieses de Holanda,
es trigo de un hórreo industrial.

Tomo un taxi, huele a pan,
entonces estoy cerca a casa.

Pero aún veo a la noche triste.
Callada…
¿Cómo estará la madrugada?