La Noria

LA NORIA

Provocativa, ufana, caprichosa, arrogante,

recorres cada noche el borde de mis sueños,

sin que mis manos puedan remarcar tu contorno

ni mis piernas encuentren salida al laberinto.

Justo en el mismo instante en el que el sol se rinde

tú apareces desnuda como diosa consciente

de su poder omnímodo sobre todas las cosas.

Aterido, yo aguardo detrás de la columna

a que la aurora rompa el cerco de las sombras

y los ojos recobren su normal movimiento.

Tú recorres paciente la espalda del delirio,

y, conociendo el límite del deseo frustrado,

te vengas, sin escrúpulos, de aquel tiempo lejano.

A veces me sumerjo en un río profundo,

el aire que me falta encharca los pulmones

y te pido que vengas en mi auxilio y me salves.

Entonces, tu burlona sonrisa se dibuja

en medio de las algas, donde los peces rojos

celebran, circunspectos, un rito funerario.