La nostalgia de las cosas que nunca pasaron

Hay días en que me despierto con resaca de sueños
que no soñé.
Con el pecho lleno de abrazos
que nunca me diste,
y los ojos llorando por recuerdos
que no tienen fecha.

Te extraño como se extraña a alguien
que nunca se fue,
porque nunca estuvo.

Tengo celos de la vida que no tuvimos,
de las discusiones que no ardieron en la cocina,
del café que no nos tomamos con las manos sucias
y el alma rota.

Me duele tu sombra
sin haber conocido tu cuerpo,
me dueles tú,
que no existes,
que sólo fuiste un suspiro largo
en una noche que no recuerdo.

Hay en mi garganta
una palabra que no te dije
y sin embargo me la trago cada día
como un vaso de agua turbia.

Los domingos pesan.
No porque estés lejos.
Sino porque nunca llegaste.

Y sin embargo, te pienso.
Te vivo.
Te muero.
Como se muere lo que no se nace,
como se ama lo que no se toca.

Porque la nostalgia, carajo,
no necesita pasado.
Le basta con el hueco exacto
que dejas en el alma.