La pachamama y su juego

De arriba bajaron los 33 sonrientes,
cargaban en sus mochilas fuerzas y esperanzas,
atrás quedaban esos jardines que diariamente cuidaban,
con la llegada del nuevo día, en el se regocijarían.

Abstraídos entre el silencio de sus pensamientos y
la bulla de su trabajo entre percutores y tiros,
el tiempo pareció acabar en aquella profundidad
entre serenidad y desesperanzas.

La Pachamama ahogo sus silencios bulliciosos,
quiso enseñar a sus hijos que su vientre no acariciado
en castigo les retorcerá entre la desesperación y el temor
que el mañana no es agenda diaria como el presente y el recuerdo.

Ellos no ligaron con la exasperación, al contrario le jugaron y
ganaron la partida donde el premio era la tranquilidad
y envueltos en Fe, confiaron al mundo su retorno a la claridad,
era sus esperanzas a 700 metros de profundidad.

La tierra se ha estremecido ante tal calor humano,
ha visto la lucha del amor en sus entrañas
nadie escatima ahínco por ver al frente
la sonrisa y la fuerza de quienes en sus adentro vivieron.