La parte que tienes de mí.

Me enseñaste a amar tu ausencia y volver en un recuerdo, como cuando llegas y de pronto te marchas sin ninguna explicación.
En mi mente divagan tus miles de pretextos, mis miles de excusas para para convencerte a ti y a tu orgullo de que te quedes.

Tengo 24 horas al día para preguntarme: "¿Por qué dueles tanto?"
y en el proceso olvidaba que no quería que te fueras con ese pedazo de mí.
Con ese trozo de carne que arrancó tu amor de mi pecho tan despiadadamente.
Como si se tratase de arrebatar algo que le pertenece. Pero tan solo me dolía a mí...
Yo era tu rompecabezas culminado, ya luego tan solo fui ese que poco a poco perdía sus piezas.

Ojalá me hubieran dicho que me dolerías, capaz con tanto amor que había en mí ni escucharía, ni vería.
Pero lo cierto es que me dueles, como esa herida que cada día extiende su abertura bruscamente.
Un nudo en mi garganta me avisa que no te olvido, que tu recuerdo tiene el don de ahogarme, que tus labios ausentes ya no curan mis heridas.
Que aunque tus "te amo" se desvanecieron, el último quedó escondido en mi memoria y que mi corazón aún late a causa de el, porque se ha convertido en mi final suspiro en toda esta tormenta.