La pelea por los kilos

Miguel y José tenían muchos pleitos por palabras,
en ciertos momentos, aquello, parecía cosa macabra
tenían grandes diferencias en sus propias condiciones,
lo que hacía que, a diario, tuvieran sus encontrones.

Sí, los dos estaban… como guindando de un hilo,
pero un día se pusieron a discutir por sus kilos.
Miguel era delgado desde el día en que nació
parecía un firifiri, mientras que José engordó.

Miguel le decía a José:
— En estos días quizás ruedas,
y no sigas engordando, pues la ropa no te queda.

Pero, José replicó:
— Un consejo Miguelito, come ya tus alimentos,
en estos días te descuidas y a ti te lleva el viento.

Y Miguel se sonrió:
— ¡Gordito, ya te pareces un sapo,
a ti si están quedando horrorosos esos trapos!

Y José, enseguida dijo:
— bueno, si soy sapo serás loba,
porque ya vas pareciendo... el propio palo de escoba.

— ¿Y tú? de lo gordo que eres ya te pareces un burro,
y es tanto lo que comes, que de verte yo me aburro.

— Claro — le dijo José.
— Te aburres porque ni comes.
es hora que ya siquiera vitaminitas te tomes.

Y así pasaban el rato... siempre buscando maneras
de lograr hacer que el otro de pronto se incomodara
y en momentos, la rabia se les notaba en su cara,
pues se ofrecían ofensas que decían a la primera.

— Mira José te llaman no escuchas ¿Tu estas sordo?,
¡ah, esos deben ser los kilos, porque tú sí que estas gordo!

— prefiero ser gordo y no ser flaco como lombricita
aprovecha y tú te comes toda la comida ahorita.