La penumbra del Destino.

¡Oh, cruel Destino,
que exprimes mi felicidad,
asegurándote de perforar
mi grado de melancolía!

¡Oh, cruel Destino,
que pudres la manzana
en mi boca, cuando sabes
que más la necesito!

¡Oh, infeliz amor!
Lo que pudo haber sido
y no fue.
La habría besado
tantas veces bajo el cielo estrellado...

Quiero que este recuerdo
sea sólo un lejano pensamiento
de lo que fue y lo que fui.

Quiero olvidarte.
Como el último resplandor
de la penumbra del amanecer
que susurra en las copas de
los árboles tu nombre.

Por un amor que el
viento arrastrará
por los siglos de los siglos...