La Pérdida de la Inocencia

En los fluctuantes espejos del palacio plateado mil reflejos de cariz demoníaco responden a la imagen infiel que de niño tengo en la sesera perpetuamente.Es la burla de la divinidad que,irónica,quiere confundir mi ego con los arquetipos reflectados que me hacen caer en la identificación inocencia-crueldad.Cuando eso ocurre,un sentimiento electrizado como el látigo de Hades,me hiela la sangre al no querer comprometerme con los recuerdos nobles de la infancia,sino con el ego satánico que busca en la lubricidad su válvula de escape a un seco sexo donde la mercancía depaupera la emoción santa y sana de un placer que querría ser lúdico pero que acaba por ser pernicioso.Entonces me envuelvo en el manto nimbeado del olvido de toda conciencia,con el fin de dejar de sufrir.Pero es inútil,la libido empuja como un titan de manos gruesas y poderosas. Esmaga las escasas rosas trémulas de la transparencia del Ser y me hace caer en un sofoco que no es sino la muerte a todo distanciamiento de industrialización del alma ya reseca por la trágica contemplación de su antropofagia.Me inmolo luego con el único fin de llegar al corazón sereno que tenía antes que ese maldito duende se instalase soberbio en los aledaños mugrientos de mi perversa y sonora auto conciencia.

 

homo-adictus,en los tiempos que corren vivimos nuestra libido como si fuese un impulso malsano hacia la cosificación del Ser,como una obligación industrializada,sea sádica o masoquista,y no cómo una liberación divina de los impulsos más nobles que posee nuestro niño interior.Nos estamos pervirtiendo,y eso es alarmante.Atentamente Edouard.