La piedra humilde que ardiente clama. La tumba. Real Monasterio de Guadalupe.

La piedra se infinita quedamente
sin ruidos como bien se la conoce;
su tacto se ha pulido con el roce
del tiempo que la besa confidente.

Su rostro sepulcral -losa yacente-
esconde lo que ayer fue celo y goce,
y en ella todo humano reconoce
el hueco donde acaba lo presente.

Aquí, bajo su faz, como durmiendo,
reposa la mayor de las verdades:
que el cuerpo se hace polvo permitiendo

que bellas se desplieguen Claridades
y sacras se convoquen concediendo
luceros a las muertas oquedades.

 

Una belleza tu obra mi querido Esteban, es un deleite pasear por tus versos. Me encantó. Besos con mucho cariño. Saludos.

 

Muchas gracias, Yaneth. Me conmovieron unas lápidas en medio del pasillo del claustro. Allí yacen antiguos priores del monasterio que por humildad han dejado que sus tumbas sean pisadas por todo visitante. De esta anécdota nacieron estos versos. Te beso igual.

 

Cuando una lápida fría y descuidada inspira una obra de esta magnitud, es porque, además de ser un gran poeta , tiene usted el alma noble y grande, la bondad del alma la manifiestan los ojos ,, y los suyos amigo Esteban me hablan de una ternura infinita .
Magnífico soneto maestro. Otra vez me ha encantado visitar su espacio poético.
Un abrazo grande de su amiga y fan # 1 .
Un beso.

 

Gracias, Luviam. Estoy en ello. Esta aventura, esta maravillosa aventura que es vivir, sólo pide que se la viva con Amor y perdón. Todo lo demás saldrá del corazón de forma natural. Un beso, amiga, mi fan-tástica amiga!! Buen día.