La pobre lavandera.

Era una muchacha erótica.
Yo la vi venir.
Frenética.
Inhóspita.





Árida y melancólica. La sujeté por los hombros, para extraerla de los escombros.


¿ Qué haces aquí ?


" Estoy estudiando las labores agropecuarias de esta región del planeta.
Soy asistenta.
Tiendo la ropa, y la lavo.
Y por eso, me han echado del Purgatorio. "


Es lavar, antes de tender, y luego, planchar. ¡ Inmediatamente, al manicomio, doncella !





Pero ella huyó de mí...
Con su espada láser, me cortó una oreja.
Me sentí como el pintor Vincent Van Gogh.
Su hogar, dulce hogar, no es entre rejas. ¡ Libre, al fin !


Luego, me llamó por teléfono.


" ¿ Necesitas que te evangelice y que te traiga la Buena Nueva ?
¿ Necesitas un apóstol en femenino, en la bodega ?
¿ Necesitas un piano verde fosforescente ?
¿ Necesitas un revólver rosa, que dispare deseos, mientras sueña Morfeo ? "


¿ Quién eres ? ¿ Qué haces aquí ? ¿ Me vas a lavar la ropa ?





" Yo he venido a Europa.
¿ Podrías sacarme del embrollo en el que estoy metida, hasta las cejas ?
Vienen a por mí, los mafiosos sicilianos.
Porque les he pintado el cabello, de rojo. Y son pecosos, de repente. "

 

Bella historia hecha poema con tu peculiar estilo amigo Nommo. Un abrazo. Paco.