La realidad de una alegría pasajera.

La realidad de una alegría pasajera.

Dirán que no tengo espíritu festivo,
que soy negativo, o algo más,
pero he visto la realidad de los simples.

He visto el rostro perdido de un niño sin esperanzas,
que solo mira, desea y nunca tiene, mientras camina
por las calles enlodadas o empolvadas, de miles de pueblos y naciones.
He visto la impotencia en los ojos de hombre cautivos
por la pobreza que los embarga.
Con el deseo de dar algo a sus niños que han nacido
sin estrella, en mundos sin oportunidades donde las elites disfrutan
del pan que otros muchos merecen y necesita.
También he visto, a madres solteras luchando con sus hijos
buscando el pan entre lágrimas saladas,
en el vasto mundo de la insensibilidad.
He visto también las casas de los pobres
en los mundos grandes y pequeños,
donde la ignominia es su compañera y la escasez su única aliada,
mientras los conglomerados bombardean los medios insensibles
con fantasías de plástico, metal y a veces piedras preciosas
que costaron la fatiga de hombres y mujeres de mundos terceros
y la soledad de sus hijos inocentes.
Veo también a los mas afortunados llenos de alegría austera y mentirosa
invadiendo tiendas y supermercados
bajo la coincidía de dar lo mejor para sus hijos,
sin comprender que el amor, los valores humanos
y Dios, son las únicas armas reales para vencer
en este mundo donde el dinero y las cosas materiales
se han vuelto prioridad en los corazones, mentes, y almas
de seres pequeños y sin ojos.
la navidad debe de unir a hombres mujeres y niños en un abrazo
real y potente, capaz de destrozar los prejuicios de razas y colores,
y unir al hombre con el real creador del mundo, Dios,
para que este tierra cambie y la esperanza y el amor
caminen por las plazas de todo el mundo, y la sangre sea
pasado y las guerras mueran en la soledad que se merecen.
Eso es para mí el espíritu navideño, no el que nos trasmiten
las pantallas televisivas que solo entristecen al pobre,
envuelven al que tiene en un falso espíritu de amor
y engorda las chequeras sangrientas de los grandes
empresarios, que se enriquecen insensibles a costa
de las mentes confundidas y los corazones vacíos.


Leonardo V.​

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Bonito amigo tu publicacion espero alguna vez entres a los mios tambien.

 

Gracias amigo por tus palabras, espero pronto darme un salto por tu espacio, un abrazo.