La Rosa Del Pantano

¿Quién podrá decirme con certeza,
que un pútrido pantano gris,
preñado de lodo y suciedad,
no permite la esencia de la vida
a un rosal muy bello?
¿Quién podrá tener la certeza
de asegurar que entre la gente
cargada de pena y de despecho,
que se hunde en cantinas
y burdeles nauseabundos,
puede existir un hombre
que a pesar de estar cubierto
de un cuerpo desgraciado,
deshecho y sin destino,
tiene en su alma un poeta
locamente enamorado,
como la mísera existencia
de su derrumbado anhelo?
¿Quién podrá querer
con intensos desvaríos
a una mujer sin meta,
con un presente cruel
y un pasado oscuro?
Uno de esos seres rechazados
por severas sociedades,
saturadas de moral y de decencia,
sin saber que los errores
y pecados cometidos
por gente que desprecian,
son el fruto de su negra
hipocresía?

Porque, por bueno que sea
un hombre, honrado, sincero,
trabajador, respetuoso,
no pasa de un miserable
para los ojos certeros
del influyente, del rico,
que se repugnan al verle,
sólo porque carece
de la opulencia y fortuna.
Mas, tratándose de mujeres,
las palabras van demás.
Quién no sabrá de perversos
que en muchachas se envilecen,
mancillando su decencia,
ensañándose en su pudor,
abusando de su inocencia,
de su pobreza, orfandad,
quitándoles el honor,
lo más preciado en su vida.
Una muchacha de aquellas
se cruzó por mi camino,
y sabiendo su pasado,
su presente y no el futuro,
le brindé mis ilusiones,
mis sueños, mi corazón,
compartiendo íntimamente,
su gran amor y mi dicha,
porque la quiero, la adoro
y ella me ama y me sueña,
siendo en mi alma, tan pura
como el reír de un infante.
¿No creen que el lodo dio vida,
a una rosa muy bella?