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La sexualidad en el Acuarius

Tema en 'Fantásticos, terror, ciencia ficción...' comenzado por carlos lopez dzur, 26 de Abril de 2008. Respuestas: 3 | Visitas: 1804

  1. carlos lopez dzur

    carlos lopez dzur Poeta que considera el portal su segunda casa

    Se incorporó:
    25 de Febrero de 2008
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    La espalda está desnuda.
    Los hombros, ya esparcidos,
    y hay abrazos y retornos y derrames.
    El fin no es la detención del movimiento.

    Todo entra y se va
    con itifálica forma al fondo del secreto
    y el enigma, dionisíaco;
    todo regresa eclosivamente,
    con espasmos y pelos mojados,
    la evidencia.
    Con salpicados glúteos,
    la hembra llora,
    al mismo tiempo canta.

    Los hombres terrenales comunican:
    «Somos nuestros. lo tuyo es mío.
    Eternidad, somos tuyos».

    Se van como rodines, se van
    hasta las nalgas, se endurecen
    como pernos, las perforan
    y como globos se hincharon los senos
    y los pezoncillos son tapachines
    de los besos, pirulíes, pilones rojos,
    tapaderas, mamilas...

    ... Y se van y se regresan a las manos
    y la boca y las costillas se erotizan
    y escuchan el corazón dando tumbos
    y a veces, cómo silva o se arritmia
    endemoniado porque olvidó
    la delicia de su danza
    y prefiere subir a los muslos
    y ponerlos en alto
    y señalar al tobillo
    de la niña a sus talones
    como si fuera
    una luna o un árbol.

    2.

    La sed de ser que eternamente se edifica
    cuando se arquea el espinazo,
    la verifica el hombre al quebrar la muchacha.

    Encima o abajo empuja
    con la polla, inflada o muerta a veces
    y ella que vuelve
    para ser la cima y, en el fondo, el zumo.

    El himen vulnerable, botín
    y campo de batalla, los dos
    y el amor un camastrón,
    un zorro pingo que cinga, aquí y ahora,
    y de la carne se desfleca el futuro,
    sin terminar su presente todavía.

    El eterno retorno de Dioniso
    es la presencia y el niño que apetece
    la charca del sustento
    y la identidad femenina y misteriosa
    de la diosa madre bajo tierra
    orgásmica, lujuriosa,
    que vuelve
    y se va
    y se viene.

    3.

    Quiere él, el baby boomer
    que salió de la cariátide,
    hallar una mujer y echarla al agua
    y con ella, ser pez otra vez, volver a serlo
    y secarse las mejillas con su volcán
    y lanzar piedras de amor
    a sus nalgas, porque el Acuarius
    la accede con retornos
    y el aquí es libro abierto
    y una toalla
    y el allá sigue vírgen, in situ,
    y ella llora, pero, ¿quién es
    sino él? ... quien tendrá que ver tus lágrimas,
    y ceder y esquivar y volver y entregar
    y recoger el misterio y las maravillas;
    y nacer para tí; ella, penosa, hostil, azorada,
    se va y luego vuelve,
    pero siempre juntos, buscándose.

    4.

    La guerra llama
    a ojos cargados de deseo.
    Vietnam que exista en otro lado;
    aquí se jugará al amor.
    «Make love, not war!»

    Se van a fornicar los instantes
    uno a uno y la fe será un brinco
    (casi un leptón, o un quark
    visible es por el éxtasis y el ser cabeciduro,
    acostado sobre el poema
    o una canción de silva)
    y a la mujer se verá
    directamente en su ombligo
    se irá a besarla.

    5.

    La eternización de lo inmóvil es una lápida,
    pero esta cama es sudor, olor a semen,
    entrega, dos cuerpos escondidos
    entre las ramas del hibisco,
    telares estambrados vulva adentro
    por lo infinito temporalizado.

    Vivir y pensar se han trenzado
    con el lenguaje de la orgía
    y con pasos de ménades, el dolor filosofa.

    Afirmar el gozo y el dolor es querer
    la eternidad con revolcones, se repudia
    la trunca linfa, éxtasis de promesa,
    la espera que es más fría que los polos
    y fraternales sermones o consejas paulinas.

    El acto de volver a comenzar está desnudo
    y el pene no es una idea, sino un córrele...
    y las piernas, aún no cansadas, se agitan
    y ese vientre abierto
    y sus caderas
    son la vida.

    6.

    Que con peplos abiertos,
    bragas en las rodillas,
    se abran las blusas
    las colegialas, las meseras,
    las libres y las esclavas,
    las dejadas, las viudas
    las casadas y solteras...

    Que el broche de una promesa
    nada oculte.
    Que el cierre de cremallera
    nada esconda porque hoy
    la eternidad presente como loba aúlla.

    La eternidad alborota como gata los tejados.
    Su movimiento inestable es uno de pezuñas.
    El movimiento del ser quiere su ausencia
    y bajo las cobijas se ha vuelto
    el coito más cachondo,
    la presencia del sexo más caliente:
    la afrodisia, la ausencia de nostalgia.

    7.

    ¡Qué rico que, por afirmación,
    revienten el sostén, a besos, los hijos terrenales
    de Semele, los guerrilleros de la Gran Madrugada!

    Que el escote se prohíba de los senos
    y que las manos democraticen sus tersuras
    y las repartan a las bocacalles
    bajo túneles y sobre las rampas
    de las perspectivas...

    8.

    El afirmador no cesa de llegar a ser él mismo.
    El beso que recién ha nacido
    el retorno del instante idéntico reclama
    y moverse como lengua, golosamente enloquecida.

    Y crecido, el beso quiere, yendo al plexo
    de los senos calientes, los pezones
    y aún más sudarse en el carmín,
    lamer en grande y si las manos del deseo
    lo permitieran, apretar debajo de las nalgas,
    jalar el clotis, salarse con chupetes
    y caricias, vivo julepe
    con dedos en lo incógnito.

    17-3-1990 *

    Del libro «Memorias de la contracultura»
    (originalmente llamado «Memorias del hippismo»)

    ---------

    * A partir de los '90, el autor que defendía la sexualidad contracultural como un terreno de afirmación de la libertad frente al estado y la guerra, se interesó en la sublime yoga del Conocimiento Tántrico.
     
    #1
    Última modificación: 16 de Diciembre de 2008
  2. Liz Barrio

    Liz Barrio Invitado

    Fiú, un tobogán en versos. Vértigo, olas de metáforas para que el subconciente las desdoble.
    Abrazos,:::gafas1:::
     
    #2
  3. carlos lopez dzur

    carlos lopez dzur Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Gracias por leer Baryshnikova,
    saludos, carlos
     
    #3
  4. carlos lopez dzur

    carlos lopez dzur Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Gracias, Hada, por el comentario.
    saludos,
    carlos
     
    #4

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