La solución final de Netanyahu

Un aleteo carroñero se escucha detrás de la distancia.
Un enterado afirma que es la guerra en Oriente Próximo.
Escuchen bien, ¡miren!: La guerra nunca está demasiado lejos.
Estiramos el pescuezo hasta percibir el aura
de nuestras narices, pero nada de zopilotes o de buitres.
Somos gente de paz, civilizada,
que no cae de la Bestia ni naufraga en el Mediterráneo
de Serrat. Lo que sabemos de la guerra nos lo enseñó Gieco:
es un monstruo grande... Goya nos mostró que los monstruos
son criaturas del sueño de la razón, como el perro
de quién sabe cuántas cabezas en la entrada del inframundo.
Somos gente de bien, educada,
y sabemos que los monstruos no son posibles sino en los mitos,
que no puede existir una guerra en Gaza.
Sin duda hay un chacal con más garras que cabezas
que ronda las fosas comunes donde arden
los niños violentos que apuntaron con sus lápices rotos
a los aviones F-35 gringos; los niños mercenarios de Hamás
que llenaron sus cucharas de las frías condenas del parlamento
y se tragaron las balas israelís;
las niñas y los niños palestinos de la Franja condenados a ser arena
en la playa frente a otra Torre Trump
hasta que no quede piedra sobre piedra ni un niño detrás de otro niño
en la fila de ¿cuál escuela?, ¿cuál parque?, ¿cuál casa?, ¿cuál hospital?
¿cuál cielo?
No, eso no es guerra. Es exterminio, aniquilación, genocidio.
Esa es la Solución Final de Hitler, perdón, de Netanyahu.
Tiempos y nombres y asesinos se confunden: son los mismos.
Escucha bien, ¡mira!: Los monstruos nunca están demasiado lejos.

 

Fíjate, carnalito, que yo más que monstruos de muchas cabezas y garras, lo que veo son millones de monstruitos, más o menos acomodados, frustrados, idiotizados, hijos de la sociedad de consumo, profundamente incultos, desmemoriados y con un brutal déficit de valores humanos, que con sus votos dan el poder a auténticos tíos majaras como Trump, Netanyahu, etc.
Al menos los que en su día votaron a Hitler o a Mussolini, en su ignorancia no tenían dónde ni con quién comparar en sus libros de texto sobre precedentes históricos cercanos (aun habiendo vivido una terrible guerra poco tiempo atrás), pero estos nuevos monstruitos están jugando a la ruleta rusa con su propio futuro , o lo que es peor, con el futuro de sus hijos y/o nietos..

En un mundo donde se normaliza aplastar naciones más débiles y hacer genocidios, donde no se respeta ni al propio planeta que nos acoge, y donde el poder militar casi absoluto lo tienen una banda multinacional de chiflados-psicópatas-narcisistas, las expectativas no son buenas para nada ni para nadie.

Muy bueno leerte también en políticos, Pedro, Un abrazo grande.