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La soupe (en redacción)

Tema en 'Relatos extensos (novelas...)' comenzado por Sergio D'Baires, 30 de Septiembre de 2021. Respuestas: 12 | Visitas: 1938

  1. Sergio D'Baires

    Sergio D'Baires Exp..

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    I: La Ecole
    La noria manual de las cucharas encubría la tensión del alumno que atisbaba cada gesto de los ocho comensales cuando, en el momento de trasegar el potage, levantaban la vista dejando entrever en sus máscaras el reconocimiento sensorial de la receta.
    Así: una ligera dureza en los párpados le confirmaba el rictus papilar del cilantro; la dilatación asimétrica de los orificios nasales: la caricia áspera del laurel en los cálices gustatorios; y los labios anhelantes: las cosquillas del comino en los surcos laterales de las lenguas. Saboreaba con la mirada las mejillas, que en la risa imperceptible de las mucosas, se bañaban en el picante gozo del jengibre; y a las ojeras de ocultos orgasmos y secretos sufrimientos que mezclaban su tristeza azul con el rubor viril de la pimienta.
    Podía percibir el aroma en la inflexión esférica de sus exclamaciones. De la misma manera que el experto goza en la paleta del pintor, "ellos" reconocían al igual en el producto de su arte culinario.
    Cada uno de los profesores de la mesa examinadora de la "Ecole Cordon Bleu et Rouge", había viajado desde el plato lleno y humeante hasta el fondo tibio y revelador, parando en todas las estaciones gustativas a "levantar" los sabores y olores que calificarían al producto.
    El ajo y la cebolla, como trashumantes malabaristas, despertaron sus sensibilidades dormidas; la temperatura justa de la mezcla acunó los paladares y la justeza de la salazón provocó la avaricia de las úvulas; lo que se tradujo en un entrecerrar de ojos enfocando memorias de mares y salinas milenarias.
    El pedestal de la soupe(le chair) inundó sus cavidades, subió desde las papilas sublinguales bañando el foramen y salpicando las amígdalas con el sabor del puchero de las cavernas.
    En las mujeres provocó una crispación en las nalgas y una erección de sus pezones cuando sus piernas se apretaron ante el violador virtual que las acechaba desde el cuaternario.
    En los hombres sólo se advertía la tensión mandibular que provoca la expectación de la caza y el olor del yantar en la estepa nevada.
    Por un instante se distrajeron pensativos, reconstruyendo la excursión con sus lenguas, tensando sus mejillas de preguntas apicales, reconociendo los vericuetos bucales en los gustos atrapados, atrasándose en los interrogantes papilares ante las sensaciones olvidadas..
    Casi al unísono prosiguieron el viaje estremeciéndose con el frío virtual de los ajos machacados en oliva, gozando el tacto de los pitagóricos cubos de papas y los prismas de zanahoria mientras jugaban con las esféricas arvejas algébricamente distribuidas en los platos.
    La insistente cosquilla de las setas revolucionó las papilas filiformes; en los bordes de sus lenguas las fungiformes detectaron el suave gusto de la hojarasca del bosque descompuesto mientras las calciformes recogían en sus cálices el nectar insurgente.
    Cuando las cucharas descansaron en los platos hondos, en el fondo tibio, una salsa marrón escondía el prodigio de la síntesis: el mc² del potage.
    Como polichinelas sincronizados por una música inaudible levantaron las jarritas de porcelana azul del aceite de oliva y vertieron veinte gotas del icor verdoso; que expandió; en el centro de los platos una isla dorada; a continuación, como si se tratara de un ballet de las pimientas, tres vigorosas vueltas a las cabezas de los molinillos sincronizaron la lluvia multicolor con la distribución uniforme del cálculo azaroso.
    Una hogaza fresca; prolijamente rebanada; servida en una fuente rigurosamente blanca, parecía esperarlos..
    Fue un pulpo de manos exquisitamente atendidas el que retiró las ocho rodajas y las colocó sobre el fondo de los platos. Camaleónicas esponjas; desvistieron la porcelana mientras absorbían el caldo y cambiaban de color.
    La ligera inclinación del cuello en los comensales, esperando, mientras la saliva vestía de impaciencia las mucosas, finalizó bruscamente.
    Un Pa de deux de tenedores y cuchillos cortó las rebanadas henchidas en tres partes. Después: los ocho llevaron el manjar hacia las bocas.
     
    #1
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  2. Sergio D'Baires

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    II: El Candidato

    El dolor en el bajo vientre habíase vuelto urgente.Lo envolvía una sensación de desgano casi sexual provocada por el olor del pan y la oliva transportando la esencia sincrética de "la soupe".
    Mientras se entremetía en las conversaciones sensoriales de la mesa examinadora la génesis del examen volvió en un chekín tardío a su memoria.
    En un pulsante tiovivo revivió la compra de las verduras.. el olor del humus arenoso en las papas negras y la mirada de sus ojos misteriosos; Bugs Bunny cruzó su memoria cuando sus palmas frías y transpiradas recordaron la cosquilla de la barbada hortaliza, olió nuevamente la dulce acidez que oculta el recato múltiple de las cebollas y en su oído fluyó el arroyo cuando acercó a su rostro los berros frescos, antes de sumar las siluetas de alta costura de las cibouletes, a la compra.
    La elección del ajo requirió de un repaso árduo de sus propiedades.
    De Portugal, intenso pero escaso, el Bretón; voluptuoso pero amargo, Morado Español: sin carácter. El Alemán muy suave; y ..caro... Al final se decidió por el de la mítica Argentina. Blanco, acuoso, vulvar: femenino.
    Escogió las setas secas de Gascogne y un vino tinto especial que prometía las torturas deliciosas del oximorónico sol frío de Chile.
    Mientras una extraña lasitud lo invadía y el dolor de la ingle se convertía en relámpagos revivió la angustia de la elección de la carne.
    El rumor satisfecho de los comensales sonaba lejano cuando reinició el recuerdo.
    ¿Cuantas veces había escuchado la importancia de "le chair"? ..de vacuno: fuerte, dispendiosa, sangrienta; la de aves, austera y suave. Si de gallina: democrática y tímida; si de codorniz o faisán: aristocrática; fina pero histérica ¿Le convendría acaso elegir la de pichón o pavo: calmante, desértica, espesa? ¿O tal vez se decidiría por la de tortuga, exótica, sensual; con esa languidez que da el aceite sobre la piel en playas de arena blanquecina? Quizá le conviniese la de gallo ..severa, cínica, varonil, con el sabor madrugador de las tres veces.
    Deshechó el pescado, pero no pudo evitar mezclar el toque marino del langostino y los mejillones frescos en su recuento.
    Recorrió con la memoria los veinte minutos de ómnibus para llegar a "La ecole" repasando la receta y los ingredientes que cargaba; con la minuciosidad de un comandante aeronáutico en el despegue; y lamentó el tono, ahora admonitorio, de la muda campanilla que lo había prevenido. LLegó temprano; guardó los ingredientes en la heladera para conservar sus sabores naturales y comenzó a prepararse.
     
    #2
    Última modificación: 9 de Octubre de 2021
  3. Sergio D'Baires

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    III: Prefacio


    La ceremonia de la cual saldría ungido con el título de "Cheff bleu et rouge" comenzaba por la purificación personal.
    Como un samurai se desnudó lenta y concentradamente. La ducha se convertía en niebla cuando dejó que el agua lo envolviera en un insoportable abrazo. El vapor despejó su nariz, aventó los rumores de la transpiración y escandalizó su piel; el austero jabón blanco afilaba alcalinamente su olfato y enjuagaba en su volcánico sabor la boca cada vez que la lengua se asomaba entre sus labios.
    La manos de un cirujano no hubieran sido restregadas con tanta conciencia y enjuagadas en tantas y vigorosas caricias como lo fué su cuerpo. Un áspero toallón blanqueado en el "resol" mediterráneo absorbió la humedad y despertó la piel, enrojeciéndola.
    La ropa interior de algodón "Pima" abrazó su piel tostada, con la génesis egipcia y la pureza incaica de la fibra milenaria.
    Estrenó su pantalón de lino "de Livonia"; blanco, con ribetes rojos y azules, cerrado en la bragueta con botones grandes, la cintura ceñida por una cuerda de algodón con sus extremos repitiendo el motivo quedó oculta por la chaqueta; también de hilo blanco; que revelaba su cuerpo atlético y flexible.
    La cocina brillaba con el marco que le daba al cometido, el examen individual que develaría si el aspirante se haría acreedor al cordón bicolor o simplemente al bleu.
    Pasó revista a la hilera de ollas y sartenes como un mariscal lo haría con su tropa. El aroma de los tilos lo confundió por un instante; se obligó presuroso a cerrar las ventanas entreabiertas para evitar las corrientes que derivaran a su olfato.
    Descolgó las tablas de picar; de madera de cerezo; a las cuales encorchetó entre los relámpagos de los cuchillos y los charcos cristalinos de los recipientes.
     
    #3
  4. Sergio D'Baires

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    IV Napoleón "Napo"
    Napoleón, el gato blanco de Monsieur Pettit, director y dueño de "La Ecole"; se convirtió en su propio ujier anunciándose con un maullido.
    Con la seguridad que da la posesión indiscutida del territorio se inmovilizó hieráticamente esperando las "delicias" que le ofrendaban los estudiantes.
    Era una costumbre; y una cábala segura; que el "porte_bonheur" probara los platos que los alumnos confeccionaban; como era seguro esperar el "bochazo" si el felino ignoraba los bocados.
    Tal vez fuera una leyenda urbana la historia, que se repetía en voz baja: de un tal Monsieur Zidanne, una vez un cheff cotizado de París. Un "Cordon Blue" extraordinario que presentaba "Su" Strogonoff ante la mesa examinadora de la ecole buscando el cordón rojo de la excelencia.
    Era aquel maestro quién: ante las mandibularias exclamaciones de satisfacción de los gourmets, encendía su rostro carmesí con las usinas de la arrogancia y la egolatría.
    Fue aquel mismo el que explotó de ira y frustración cuando Pettit depositó en la escudilla de la mascota la exquisitez que había batido todos los paladares; y el felino con la desfachatez y el desprecio que caracteriza a su especie, giró;después de oler el tributo; con parsimonioso desdén, emitiendo un desaprobador maullido que endureció las miradas de "la mesa", anticipando el veredicto inapelable.
    Era el Zidanne a quien la tradición le adjudicó la persecución de la bestia capada; y aun de la mutilación sexual; revoleando un hacha para carne; mientras convertía a la cocina en un concierto de abolladas cacerolas y sonoros platos rotos que armonizaban la celesta de la hachuela ejecutando las tablas de madera; mientras su voz de tenor asesinaba la conciencia.
    El mismo mito escolar afirmaba, que el derrotado "maese de la cuisine parisienne" fue retirado del bunker; en que había convertido la despensa; por diez gendarmes, abrazado a su cuerpo por la inmovilidad de una camisa de fuerza y la espuma de la locura festoneando sus aullidos.
    Había sido aquel que mientras lo introducían en la camioneta del "asile d'aliénés" gritaba amenazas contra "Napoleón" mientras el gato lamía de su pelaje, con desapasionado interés, las huellas sangrientas del altercado. Sangre; se supo después; del perpetrador que luego de la furia persecutoria que le permitió arrinconar a la "Bestia" se pegó un hachazo equivocado en la mano que lo ahorcaba.
    Una sonrisa afiló su boca cuando la imagen de Zidane topando a Materazzi se superpuso con la de un Zinèdine virtual que blandía un hachuela de cocina mientras un minino con la cara del zaguero italiano esquivaba sus intentos homicidas.
     
    #4
  5. Sergio D'Baires

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    V Cocinando el Recuerdo

    El cigüeñal de la cuchilla sobre la tabla de picar ejecutaba finamente las verduras. Al quejido acidular de la cebolla en la galopante guillotina, siguió el parloteo del ajo con el perejil sobre la madera; y el tacatac que convertía la elegancia de las ciboulettes en minúsculos dados verdes.
    La química natural de los bencenos aromáticos se expandió por sus conductos nasales; en el puente de la nariz los cilios del epitelio sensible despertaron a los bulbos olfatorios en la profundidad del etmoides. EL mensaje que recibió el area particular de su corteza cerebral excitó el hipotálamo y como con la "magdalena" de Proust el cocinero inició una vívida ensoñación levantando el telón de su memoria infantil a los sucesos que allí se abroquelaban.
    Del aroma fosforado de los vegetales surgió un alfalfar; el rasguido relampagueante del acero amplificó el chaca-chaca de las segadoras lejanas; mientras el oloroso recuerdo de la leguminosa recién cortada convertía a la cocina en un potrero de la chacra familiar.
    ¿Cuánto había pasado desde aquel beso furtivo y polar que la frescura de la parva había escondido; hasta el reencuentro adulto y el amor asaltante y prohibido que los había unido?
    El dolor punzante en su bajo vientre retrotrajo su atención al murmullo de la mesa examinadora; sabía sin saberlo; por instinto; que el sabor que se expandía desde la cavidad bucal y la garganta hacia el sistema del olfato; desataba en el hipotálamo la génesis del deseo sexual y los recuerdos maternales.
    La estrategia inconsciente de su plato era la sugerencia sobre el golpe; la pregunta sensorial y la reminiscencia asociada, sobre la impresión; el propósito: la rendición incondicional a su arte sobre la saciedad.
    La evocación; descongelada por el murmullo placentero de los examinadores; lo devolvió a la puntada en su ingle y como el hilván que galopa tras la aguja, olvidó la distracción mientras reconstruía la memoria...
    Los minúsculas novas que aparecieron en el borde de la sartén mientras el chorro de la oliva se estiraba en el fondo de la misma; vistieron el aire de la cocina con el envero de aquellos viejos olivares; y el siseo de los ajos aplastados despertó al termómetro de su olfato que le indicó el momento de sofreír los montoncitos de verdura que agonizaban sobre la "tabla" de cerezo.
    Mientras el concierto de aromas se expandía con tonos vegetales se dirigió hacia la heladera con la vacilación imperceptible del equivocado.
     
    #5
  6. Sergio D'Baires

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    VI Otra vez NAPO

    La mirada de "Napoleón" debería haberlo puesto sobre aviso; la intuición del animal había advertido lo que su subconciente retenía; algo no andaba bien.
    Mientras la puerta del "frigo" le revelaba la verdad; la amnesia liberaba el error...
    ¡La carne! ¡Le Chair! Qué olvido ¡Dios santo! ¿Qué haría ahora? Como si fuera el veneno de una cascabel el temor lo cercaba; lo invadía.
    A los espasmos involuntarios le seguía la parálisis progresiva y el aturdimiento; el corazón se disparaba y su garganta se secaba dolorosamente mientras la implacabilidad del fracaso lo estrangulaba.
    Mas.. la esperanza no lo abandonaba mientras sacaba los restantes ingredientes: los dos langostinos, los hongos, la crema de leche, el queso, la mantequilla ¡..nada!
    Durante un minuto se quedó inmovil; después, su olfato; nuevamente; lo puso en movimiento y como un autómata sacó la sartén del fuego.
    Colocó las verduras apenas rehogadas en una fuente y procedió a cortar en trozos menudos los hongos.
    La mantequilla crujió acuosamente. Después aquellos se bañaron en el aroma lácteo que convertía su negra podredumbre en un apetitoso brillo.
    Creen, inventen, ¡Cambien!Las palabras del dueño de "La Ecole" resonaron en su mente mientras imaginaba alternativas.
    La memoria que había evaluado los contenido de las alacenas y la heladera deslizó los cubitos Knorr en el mar de su desesperación ..su necesidad.
    Se aferró a la alfajía de sabores concentrados con la misma y humana esperanza en el sacrificio con que abraza el naúfrago la astilla.
    Enderezó su espalda; no estaba vencido. Cuando la mirada enfrentaba su reflejo en la ventana le parecío ver sobre el fondo de los tilos en movimiento que un sombra le guiñaba.
    Los langostinos frescos se unieron al sonido graso de las setas que se africanizaban diluyendo aquella obscuridad en el rosado voluptuoso de su carne.
    Seguidamente otra fuente de cristal se perfumó con esa porción de la receta.
    Entretanto su cerebro no había cesado de buscar la solución al toque inconfundible que da la carne fresca; a medida que sus movimientos se hacían más seguros se podía advertir que la misma lo cercaba aunque el todavía lo ignorara.
    El maullido le sugirió la ecuación que le faltaba; coincidió con el ¡Eureka! de su comprensión; ..su mirada; interrogante ahora; se centró en la albura agazapada del animal que anticipaba al destino.
     
    #6
  7. DESIRE SOLE

    DESIRE SOLE Invitado

    Obviamente "la meilleure école culinaire", es interesantísimo el detalle de las 20 gotas de el licor desprovisto de su casta ancestral, pero bueno, :eek::eek::eek::eek::eek::eek::eek::eek:, por el tiempo continúo mañana la lectura. No hay crutones con mantequilla de ajo, pero ésta novela tiene 5 tenedores por lo que he de volver, dónde se hacen las reservaciones.¡?¡?¡?¡
     
    #7
  8. Sergio D'Baires

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    VII "Le Chair"


    Separó un bol de inoxidable mientras las recomendaciones del veterinario de la infancia, lo alcanzaban a la velocidad del recuerdo.
    "El frío y la compresión suavizan el dolor y la hemorragia, el tenue filo convierte la impresión en refucilo y la prolijidad junto a la limpieza transforman al carnicero en cirujano".
    Se desnudó; como un oficiante de Cíbeles; para evitar mancharse.
    El gallo, grabado en la hoja de la cuchilla "Chalimex", lo paralizó un instante; mas el silbido de la chaira asentando el filo quirúrgico lo hurtó al marasmo.
    La bolsa de hielo sobre su falda adormecía sus muslos cuando Napoleón se acercó confiado al filo deslumbrante de su imágen; la curiosidad del felino se mezcló con el maullido salvaje cuando el espejo de acero se convirtíó en una cortina sanguinolienta y el bol recibío "la chair"; mientras la bolsa de hielo se estrellaba contra el piso y los cubos se desparramaban patinando suavemente sobre las baldosas, acompañando el salto de quién se encaramaba; ensangrentado; sobre el banco donde hacía un instante él estaba sentado.
    El vómito que crecía desde su vientre fue instantaneamente conjurado por su disciplina. La herida convertida en un hojal limpio e indoloro: apenas sangraba. Aplicó una mezcla de azucar y harina al corte convirtiéndolo en una costra rosada mientras Napoleón lamía vigorosamente su pelaje ensangrentado.
    El olor a pelo chamuscado y el aceite de oliva calentándose se conjuraron en la cocina mientras "aquello" siseaba sobre una hornalla como si estuviera "descanutando" un ave...
    El aroma salvaje y varonil de "la chair" salteándose en la oliva engulló los olores previos. Cuando el crujido de la sartén pasó del tono grave al agudo le agregó un vaso de "Perrier"; y dejó que el contenido se enfriara a un costado; antes de convertir; en la "moulinex"; la forma arrugada; pero aún reconocible; en una salsa anónima: obscura y olorosa.
    Cuando los dados de pan fresco;que se doraban en aceite de girasol; adquirían una consistencia de croutons; volvió a vestir el pantalón y la chaqueta.El "michifuz", entretanto, seguía limpiando su pelaje como si quisiera demostrar; a la vez; el aprecio que los felinos sienten por la limpieza monacal y la sangre fresca coagulada.
     
    #8
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  9. DESIRE SOLE

    DESIRE SOLE Invitado

    O,K. veamos, la dueña de pink kitty
    va a empezar su diario y necesita conservar su peso, no le importa nada más, cree que está sola en eso y por eso su tema es:
    los hombres creen que son el centro del universo y lo son del alterno, del alternativo, lo que sea, son más prácticos si y por lo visto sentimentales. Un chef es oro puro. Tu novela también. Buen finde.
     
    #9
  10. Sergio D'Baires

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    VIII La hechura

    El aplauso satisfecho de los comensales lo enervó volviéndolo a la realidad inmediata; Comenzaba la evaluación cuantitativa de la receta y la calificación que los examinadores volcarían en el cuestionario ad hoc.
    Consistía este de tres columnas: la de los ingredientes y especias; que él había completado con los nombres de aquellos; la columna de las calificaciónes y la tercera para las observaciones; la completaban un renglón para la presentación y tres renglones en blanco para los examinadores... El último era para "Le Chair" el penúltimo para el queso; y el antepenúltimo para el vino "recomendado".
    Había aprendido; y experimentado; que los primeros items en llenar eran los de las especias locales de cada uno de los examinadores: Así como para el Argentino sería la sal y la pimienta; para el inglés lo sería el curry(con exceso de jengibre), para el alemán el vinagre de manzana y el cilantro; y para el francés las setas y la ajedrea; mientras el español calificaría primero el pimentón y el azafrán, el italiano el ajo y la albahaca, el holandés el jengibre y el cardamomo; y el ruso: el comino, la nuez moscada y la pimienta.
    La angustia agravada por la debilidad que lo invadía lo llevaron al pasado próximo y a la recreación del momento antes de servir la soupe. ..aunque la preparación individual de cada plato no era recomendada; se permitía: "La elección adecuada no agrega nada y la equivocada es un perjuicio absoluto"; recordó, cuando acometió la preparación de las 8 porciones en forma individual. Colocó 2 bandejas grandes con 3 cm de agua sobre las planchas calientes;retiró 16 platos y cuando el agua estuvo a 40 grados los colocó en cuatro pilas por bandeja; así el plato superior se mantendría seco y temperado. Se concentró en la preparación... En una pequeña marmita colocó la porción de verduras y de salsa; al burbujear le agregó la medida de caldo y cuando este levantó el hervor convirtió una cucharada sopera de clara de huevo; pasada por un colador de alambre; en finos cabellos. Le agregó las especias de último momento, dos granos de sal gruesa "de cosecha" proveniente de las Salinas Grandes de La Pampa y una pizca extra de pimienta verde. Después de dejarla hervir un minuto vertió la mezcla en el plato hondo e hizo girar la bandeja hacia la segunda posición; la que correspondería a la examinadora inglesa. Dudó al agregarle una pizca de curry de Madrás hasta que la parte analítica de su cerebro le recordó que la ley de Fechner o de la respuesta logarítmica a la excitación sensorial no se aplicaba directamente al sentido del gusto; que el modelo matemático del mismo correspondía a una exponencial con histéresis lo que hacía del manejo del gusto y el olfato un arte como el del perfumista... Cuando terminó de llenar el último plato; el de la examinadora rusa; el termómetro en las bandejas marcaba 78 ºC...apagó las hornallas y terminó de distribuir los cubos de pan frito en los recipientes en el preciso momento que Pierre y Gastón entraban a la cocina en busca del servicio...
     
    #10
  11. Sergio D'Baires

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    IX La Prueba

    El director de la Ecole, estaba exultante. Había disfrutado de un plato aparentemente sencillo y que sin embargo, observaba, fascinó a sus colegas después de batir sus paladares. Maestros de la Cuissine que dudaban de que un simple pottage pudiera servir de exámen para acceder a la excelencia.
    Mientras los observaba a hurtadillas llenar la planilla de calificación; el hacía lo propio con la suya. Se felicitó por la elección del alumno y del plato mientras los superlativos llenaban las casillas de cada uno de los items de la receta. Le resultó placentero confirmar el equilibrio y la exactitud de los ingredientes. Marcó una observación menor en la elección del aceite de oliva; el hubiera usado el griego; y enfrentado a las tres últimas casillas marcó inmediatamente la segunda.. "el queso en la soupe hubiera significado la descalificación de la receta.."; pensó; mientras los ojos satisfechos tiraban de las comisuras de sus labios cuando observaba a Pierre y Gastón distribuir las copas con vino en el momento de clasificar "le Chair". El vino fresco calmó la histéresis papilar; mientras el alcohol evaporado en la cavidad bucal elevaba el perfume de los sabores a los bulbos olfativos.
    El gesto concentrado en el ceño interrogando su oficio y su olfato espejaba a los demás comensales obstinados en desentrañar "Le chair".. Salvaje pero delicado; fuerte pero suave; mas: demasiado espeso, masculino, erótico: para ser ave o pescado.. aunque se advertía el aura marina de la preparación debido posiblemente a cangrejo o con certeza: langostino...
    ¿Jabalí acaso; Ciervo quizá, toro tal vez? ¿..los vestigios de olor a bucán; tal vez serían por pelos o plumas arrasados a la llama? ¿..diluído a propósito en el sabor mecánico y analítico de un Knorr? No era la primera, ni sería la última vez que dudaba cuando de determinar un factor de la suma gustativa se trataba...Mas: nunca había tardado tanto en decidirse.
    Cuando Gastón le acercaba las tarjetas de los examinadores; colocó la máximas calificaciónes dubitativamente primero; con decisión al final luego de observar la palidez nerviosa del aspirante; consignó, en la marca aclaratoria correspondiente de "Le chair", las supuestas cualidades encontradas. En tanto que Pierre; mientras llamaba al gato; acomodaba frente a los examinadores la escudilla del juicio inapelable.
     
    #11
  12. Sergio D'Baires

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    X El Diploma

    Hojeando distraidamente las calificaciones; Monsieur Pettit observaba, de rabillo, al joven Pierre llamando a Napoleón. Su mirada blanda y satisfecha se endureció y tornose extraviada cuando leyó las observaciones de Maese Kim, el chef coreano, sobre "Le Chair": (masculino, salvaje...¡Felino!).
    Cuando el dueño de la Ecole se irguió con las tarjetas en la mano llamando al mishifuz: se convirtió en blanco de la curiosidad de los presentes.
    El reclamo, de tono melifluo al principio, escaló prontamente a histérico; y en el arsis adquirió un dramatismo acorde a la velocidad con que miraba alternativamente la calificación del "maestro" coreano y al chef examinado; quién adquiría la blancura de la muerte mientras trataba de ocultar, con la servilleta que retorcía entre sus manos, una mancha del pantalón que al dueño de Napoleón le pareció ¡SANGRE!" De su.......¡Naaapoooo!" El grito coincidió con la aparición del animal que, con la cola parada de estandarte, se dirigió imperturbable a la escudilla ignorando a los presentes.
    El intempestivo y extraño grito del dueño de la ecole, al coincidir con la entrada del minino, fue visualizado como una exagerada bienvenida; a tono con el veloz acercamiento a la mascota; y una mirada revisora que pretendía ser casual y era quirúrgica...
    El chasquido apical de Napoleón vaciando la escudilla precedió al miagido pedigüeño; miagido que provocó una exclamación unánime de aprobación; confirmando el mito que sostenía: que nunca había ocurrido. Exclamación que ahogó el sonido que produjo el cuerpo desmadejado implacablemente blanco; sobre el piso de mosaicos negros del nuevo chef "blue an Rouge"; desmayado ante la mirada boquiabierta de los examinadores que aún seguían aplaudiendo.
    La mano izquierda aferrando la servilleta azul permaneció un instante sobre la bragadura; hasta que laxa resbaló hacia el costado descubriendo la mancha de sangre que Pettit había adivinado.
    Las puntas del cordon rojo y azul que ejercía de cinturón, volcadas sobre el mosaico negro junto a la silueta blanca, componían una extraña metáfora visual.
    Mientras Gastón arrodillado a su lado llamaba por teléfono y llevaba a sus labios la mano manchada de sangre con una unción no precisamente religiosa; Monsieur Pettit se abría paso entre los examinadores que rodeaban al caído; cargando a "Napoleón"; y en el brazo derecho extendido el diploma y los distintivos que había ganado el examinado.
    Por un instante permaneció agachado junto al alumno que había superado al maestro: "inventen, creen, arriesguen ..." El estribillo con que comenzaba sus lecciones lo alcanzó a la velocidad del pensamiento mientras constataba lo obvio.
    Después mientras una expresión de satisfacción redondeaba su gesto se apresuró a alcanzar al Maese Kim y mientras se ajustaba al paso del oriental que lo observaba asombrado exclamó, sabiendo que no lo entendería: "¡Nous sommes tous des ingrédients ...!"¡Todos somos ingrediente...!
     
    #12
    Última modificación: 19 de Diciembre de 2021
  13. Sergio D'Baires

    Sergio D'Baires Exp..

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    XI El Camino De Santiago
    Habían salido de Toulose en el periplo programado por el Midi-Pyrénées. Sentado languidamente en el asiento trasero del citroën; Monsieur Pettit; porque era él; se mesmerizaba con el paisaje; saboreando en una sinestesia luminosa la visita a Moissac y a la abadía construida por Clodoveo; cuando el refrigerio en el puerto y la visita al canal des Deux Mers, que había fascinado a "su chofer", se convertían en los aromas con que el chef de la naturaleza salpimenta sus tesoros.
    Mientras el olor de las verduras frescas que todos los sábados perfuman Place des Cornières en el pueblito medieval enmarcaba el recuerdo de la pequeña vidriera firmada por Marc Chagall en la abadía de Saint-Pierre; y los esplendidos paisajes que hacían obligatorio el paseo hasta el Barbicam; su vista se perdía en los paisajes cambiantes del Tarn.
    Como si un misterio ancestral los hubiera poseído; se habían perseguido como amantes niños en los laberintos del Jardín del Peregrino de la "Cité Médiévale"; hasta que la tos espamódica; que lo cercaba en sus esfuerzos; desde hacía casi dos años: los había obligado a serenarse.
    El Camino de Santiago... el camino de los peregrinos, de los promesantes, de la ruta que los llevaría a Auvillar; se estaba convirtiendo en una suerte de expiación sensorial a medida que se acercaban a Albi.
    Los 140 kilómetros que lo aproximaban a esta habían sido interrumpidos por un corto refrigerio en Mountalban y una parada para estirar las piernas; que Pettit y su "querido" Pierre, que fungía de "chofer", hicieron en Gaillac antes de acometer el último tramo de su viaje.
    Un camino que lo enancaba en la memoria, la curiosidad y la certeza.... que el boca a boca de los gourmets divulgó; sobre la excelencia que un exclusivo "bleu at rouge" prodigaba en Albi.
    Había sido sorpresivo e inesperado ese rumor; que buscó desde aquel día en que él, muy a su pesar, había perdido la conexión secreta con su "mejor" alumno; algo que había entrevisto como un signo de admiración en su sino; y que ahora; con el sello levantado en el puño del destino, presto a marcar su carta de porte hacia la nada, lo acercaba con su tranco inexorable al final de su jornada.
    El camino del peregrino.... pensó; mientras su garganta lo traicionaba en una queja casi contenida.
    Cuando giró la vista se encontró con los ojos del espejo retrovisor clavados en los suyos" ...il manque peu mon amour*; estamos cerca".


    * en el original : falta poco querido
     
    #13
    Última modificación: 30 de Enero de 2022

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