La tierra vomita oscura.

La tierra vomita oscura
lo que ayer llevaba dentro
y un hedor a desencuentro
surge de sus sepulturas.
Pierde el aire su lisura
y el instante se hace eterno,
sale el mal de los infiernos
con humanas vestiduras.

La esperanza anda perdida
en un mar de amores muertos
y ha dejado al descubierto
lo mortal de sus heridas.
Se desangra empobrecida,
desahuciada y sin cabeza,
condenada a la certeza
de ser carne corrompida.

Los afectos se han vendido
por unas cuantas monedas
y cargados de cadenas
se hacen polvo carcomido.
Se pervierten los latidos
y hoy resuenan lastimeros,
ya el cariño no es sincero...
Todo tiene un sinsentido.

¡Cuánto sudor inservible!
¡cuánta simiente maldita!
¡cuánta luz se necesita
para alumbrar lo imposible!;
¡cuánta maldad predecible
vive rompiendo escaleras
para hacer de las fronteras
fronteras indestructibles!

La tierra vomita oscura
lo que Dios metió en su seno,
el peor de los venenos
que sin Dios no tiene cura.
No es Satán ni otra diablura,
no es abismo ni desierto…
Sólo son fantasmas muertos
con mi misma catadura.