La timidez de don Julián

LA TIMIDEZ DE DON JULIAN


Quejábase la mujer
de tener la espalda fría
mientras yo le prometía
que se la iba a proteger.
Le intrigó mi proceder
y preguntó cautelosa:
"¿No querrá usted otra cosa?"
A lo que yo respondí
"¿Desconfía usted de mí?"
regalándole una rosa.
Agradeció el agasajo
y me miró sin enojo
aunque un poco de reojo
de cintura para abajo.
Yo buscaba desparpajo
y encontraba timidez,
demostrando estupidez
al retrasar la faena.
Indigna de ver la escena,
me asaltó con avidez.
Anímese Don Julián,
que ya no tengo más frío
y este cuerpo, que es el mío,
necesita un buen diván.
Yo, que nunca fui galán,
me quedé muy sorprendido
del piropo recibido
y aproveché la ocasión
con un grato revolcón...
¡Pero llegó su marido!

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Gracias, amigo mío (nunca hay que bajarla -la guardia, por supuesto-). Abrazos. Chu.

 

Simpático y ritmico poema que alegra la noche, ademas de la mano de un maestro; tiene razón Epimeteo ¡que intriga! y... ¿hubo refriega, o pies para que os quiero?...
Un abrazo

 

Jajaja... mujer, la refriega fue antes, luego ya no sé. Besos. Chu.