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La Torsión De La Nada

Tema en 'Relatos extensos (novelas...)' comenzado por VicenteMoret, 8 de Septiembre de 2013. Respuestas: 4 | Visitas: 1696

  1. VicenteMoret

    VicenteMoret Moder. Biblioteca P. Clásica.Cronista del Tamboura Miembro del Equipo Moderadores

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    La Torsión De La Nada
    VICENTE MORET BONILLO

    PRIMERA

    La noticia había saltado a las primeras páginas de todos los periódicos. Los experimentos realizados en el acelerador de partículas del CERN (Centro Europeo de Investigación Nuclear), parecían desmontar la teoría de la relatividad especial formulada a principios del siglo XX por el controvertido y genial Albert Einstein. Una lástima después de lo que había costado aceptarla, a pesar de todo. Y es que, según todas las evidencias, los neutrinos podían viajar a velocidades mayores que la de la luz. No mucho, pero sí lo suficiente como para dar al traste con la famosa teoría.
    Los científicos recomendaban cautela. ¿Eran los neutrinos detectados los mismos que habían sido lanzados? ¿No estaríamos captando neutrinos procedentes del universo exterior...? Esta prudente cautela quizás fuese necesaria para preservar el hasta ahora sólido esqueleto matemático de la relatividad especial, pero daba la impresión de estar basada en argumentos, si no falaces, al menos poco probables. Y sobre todo difíciles de comprobar si se refieren a unas partículas sin masa aparente, que además interaccionan débil. La postura de los científicos sonaba un poco a defensa a la desesperada.
    En todo caso siempre cabía la posibilidad de que hubiese algún error en los experimentos; lo que también parecía difícil, porque no habían sido los resultados de un único experimento, sino de varios. Todos ellos realizados con la exquisita precisión científica y económica que se exige en el CERN. Así las cosas, el margen de error parecía pequeño... Pero había precedentes.
    Ante la imposibilidad de resolver la ecuación de Schrödinger para sistemas moleculares complejos (en realidad esta ecuación sólo puede resolverse analíticamente para el átomo de hidrógeno), los teóricos propusieron diversos métodos de cálculo para tratar aspectos energéticos y estructurales. Uno de tales métodos, el de variaciones, consistía en introducir en las ecuaciones fundamentales diversos parámetros y, tras un proceso iterativo de cómputo, calcular la energía del sistema. El objetivo era minimizar la energía (espontáneamente la naturaleza evoluciona hacia mínimos de energía y máximos de entropía), por lo que si la introducción de un nuevo parámetro se traducía en una solución energética más estable, dicho parámetro se incorporaba a la descripción del sistema estudiado.
    Inicialmente, los parámetros introducidos en las ecuaciones seguían algún criterio físico, como la vibración de los enlaces, o su torsión, por ejemplo. Pero con el tiempo se comprobó que cuanto mayor era el número de parámetros empleado, más se acercaban los resultados teóricos a las medidas energéticas experimentales. Los parámetros individuales perdieron su sentido físico y el único criterio válido pasó a ser el de mayor estabilidad energética del sistema considerado como un todo.
    El método fue evolucionando, y las ecuaciones empezaron a incorporar cada vez más parámetros variacionales. Se pasó de decenas a centenas, luego a millares y a decenas de millar... Y los resultados teóricos, siempre menos estables energéticamente que los valores reales, se acercaban cada vez más a los resultados experimentales.
    ¡Hasta que llegó el desastre...! Después de ensayar con cientos de miles de parámetros, la teoría empezó a predecir energías menores que las energías medidas experimentalmente. Este hecho, conocido por la comunidad científica como «el escándalo de los N centímetros», aniquilaba a los métodos variacionales. No era posible que un sistema fuera teóricamente más estable de lo que realmente era.
    Se buscaron fallos en la teoría pero no se encontraron. Finalmente un grupo de teóricos reconvertidos reprodujeron los experimentos, y demostraron rotundamente que los ensayos previos estaban mal hechos, y por lo tanto las medidas eran erróneas. Los métodos variacionales no sólo eran válidos. También lograban predecir, casi clavar, los valores energéticos reales. La teoría se había salvado.
    *** Efectivamente... había precedentes y, por lo tanto, esperanzas sobre la continuidad y vigencia de la relatividad especial. Inquietaba no obstante la agresiva hipótesis de Feynman, según la cual podrían existir partículas que «fueran hacia atrás» en el tiempo. Pero Feynman siempre había sido un tipo algo extravagante.
    De todas formas había sido el neutrino, precisamente el neutrino, el origen de todo este embrollo. Pero ¿qué podía esperarse de una partícula misteriosa de cuya masa dependía la curvatura del universo?
    Si se acepta como cierta la teoría de la gran explosión, que era lo mejor que se tenía para tratar de explicar el origen del universo, la masa del neutrino podría hacer que las fuerzas gravitatorias le ganaran la partida a las fuerzas expansivas del «big bang», y poco a poco el universo se iría cerrando sobre sí mismo. Este proceso sería lento al principio, pero se aceleraría constantemente a medida que la curvatura del universo fuese aumentando. El final sería inevitable: se produciría un desplome gravitacional que llevaría irremediablemente a una gran implosión o «big crunch»... y vuelta a empezar (algo parecido a lo que pasa con las supernovas, estrellas supermasivas que, tras agotar su combustible nuclear, se contraen hasta el límite por efecto de su propia gravedad, parecido a un «big crunch», alcanzan una densidad crítica en la que las fuerzas repulsivas superan ahora a las fuerzas gravitacionales, y se produce una formidable explosión, parecido a un «big bang», que hace que la materia estelar salga despedida en todas direcciones.)
    Lo que pasa es que esto no es evidente en el universo global, que parece que está en expansión ya que todo se aleja de todo (a lo mejor es que todavía no le hemos dado tiempo a la gravedad para que tome las riendas) Y por esta razón los neutrinos no deben tener masa... aunque sin embargo la tienen.

    SEGUNDA
    La lectura de aquellas noticias de principios del siglo XXI habían empezado a fatigarle un poco. Cortésmente le sugirió a su ordenador cuántico (a quien llamaba familiarmente OC), que se quedase en «stand-by» hasta nueva conexión, y se limitara al gobierno de la Feynman, la nave hiperespacial que le había sido asignada, y de la que era responsable. La pantalla de OC se oscureció ligeramente, como con pena, y se fue escondiendo con exagerada parsimonia en la ranura del escritorio.
    Enzo se levantó y se dirigió hacia la nevera. Se sirvió un zumo de naranja y se acomodó en su sofá preferido de la sala de los tragaluces. Mientras sorbía su zumo se puso a meditar sobre el asunto de los neutrinos. No es que le preocupara demasiado, pero tampoco tenía nada mucho mejor que hacer... Asumiendo la relatividad especial como dogma ¿cómo podía ser que los neutrinos viajasen por el espacio más rápidamente que la luz? Y poco a poco fue quedándose dormido.
    Y soñó. Y lo primero que vio en sus sueños fue la fórmula C6H6, para la cual no había explicación estructural alguna dadas las valencias del carbono y del hidrógeno. Hasta que Kekulé imaginó al benceno como a una serpiente que se mordía la cola. Así todo encajaba, y por fin los dobles enlaces estaban en su sitio. Luego la química cuántica modificaría algo este modelo, pero lo esencial estaba ya hecho.
    Después se vio a sí mismo en el interior de un pasillo tubular, largo, estrecho, y sinuoso, que inmediatamente le recordó a la manzana de Gamow. En uno de sus interesantes libros, Gamow describía una manzana comida en su interior por dos tipos diferentes de gusanos, que además se llevaban muy mal entre ellos, por lo que sus respectivas galerías nunca se comunicaban. Además, estos gusanos eran muy voraces, y se habían comido toda la «manzana interior». El sistema imaginado por Gamow consistía pues en una superficie exterior (la piel de la manzana), y dos «universos» interpenetrados, pero no conectados entre sí, que ocupaban todo el interior de la manzana. En su sueño, Enzo trataba de pasar de un universo al otro, pero por más que caminaba no lo conseguía, y siempre acababa volviendo al mismo sitio, o tenía que darse la vuelta al tropezarse de bruces con la piel exterior. Cansado de dar tumbos de acá para allá, de repente se encontró con que al final de uno de los pasillos la piel de la manzana tenía un pequeño orificio. Por allí salió a la superficie y estuvo paseando un rato, hasta que se cansó y decidió volverse. Encontró un nuevo agujero en la piel de la manzana y se metió por él... pero no le sonaba nada de lo que veía. ¡Enzo había encontrado el camino para pasar al universo de los otros gusanos!

    ...
    TERCERA

    Telepáticamente OC hizo sonar un suave zumbido en su cabeza para despertarle. También ajustó los niveles de serotonina de su cerebro, y Enzo se levantó del sofá sintiéndose muy bien, casi eufórico.
    Mientras volvía a su escritorio echó un vistazo por uno de los tragaluces laterales. Estrellas y más estrellas salpicaban de puntos blancos, amarillos, rojizos, o azulados, el universo oscuro hasta donde podía ver. No había una distribución exactamente uniforme de tales antorchas celestes, pero casi. Estaba en el interior de una galaxia, a unos trece mil millones de años-luz de la Tierra. No muy lejos en el tiempo de lo que se creía que era el origen del universo. Había llegado hasta allí a través del hiperespacio, un recurso muy práctico para viajes largos, que supone un cambio de condición de la materia. En el hiperespacio la materia se desplaza como una onda taquiónica, y al reaparecer en el espacio real la onda colapsa restaurando la materia a su composición de mesones.
    OC había ajustado los parámetros del salto a la perfección, como no podía ser de otra forma para un ordenador cuántico de última generación. Precisamente para minimizar posibles, aunque insignificantes, efectos colaterales indeseables (algún pequeño mareo, por ejemplo), el ordenador había inducido en Enzo el sueño hipnótico del que acababa de despertarle una vez concluido el viaje por el hiperespacio.
    Ahora, una vez llegado a la región del espacio asignada, tocaba abrir el sobre lacrado que le habían confiado en el Instituto, descifrar el mensaje –que estaría en clave o encriptado-, identificar el objetivo, y arbitrar los medios necesarios para conseguirlo. Tendría que hacerlo solo. Ni siquiera OC podía saber de qué se trataba (de hecho ni él mismo lo sabría hasta haber leído y comprendido las instrucciones del sobre). Enzo tendría que ser especialmente hábil cuando requiriese la ayuda de su ordenador para resolver cuestiones puntuales o de cálculo intensivo y, prudente como siempre había sido, lo primero que hizo fue conectar el inhibidor telepático de OC. Por supuesto ello no afectaría para nada al comportamiento general del ordenador, simplemente le aseguraba la necesaria impermeabilidad mental que la misión exigía, a costa –eso sí- de la privación de algunas pequeñas comodidades que la comunicación telepática con OC le podían suponer.
    Del primer cajón de su escritorio sacó el abrecartas de iridio que le había regalado su esposa en su décimo aniversario de boda –hacía ya casi quince años de aquello-, y con algo de ansiedad empezó a rasgar el sobre lacrado...

    CUARTA
    «La tierra se quebró bajo mis pies y comencé a caer en el vacío. Conforme iba adentrándome en las profundidades la caída era más lenta, y la oscuridad que me había ido acompañando se disipaba poco a poco. Al rato, una luz mortecina me dejaba intuir los contornos. Quería gritar, pero no podía. Quería agarrarme a algo, pero no encontraba a qué...
    La luz era ahora cegadora, y había dejado de caer. Desorientado, giré la cabeza lentamente tratando de averiguar en dónde estaba, pero la luz que provenía de todas partes me lo impedía. El calor era sofocante. Una mano se posó sobre mi hombro. Incapaz de reaccionar, empecé a sudar frío. Cuando me repuse del miedo que me había invadido apenas unos minutos antes, me di cuenta de que en realidad no había nadie.
    Un olor pestilente llenaba la estancia, y sentí unas fuertes arcadas que me hicieron vomitar. Empezaban a formarse como nubes de vapor helado que paulatinamente lo fueron llenando todo. Sorprendido, comprobé que podía ver a través de la densa niebla. El calor de antaño se trocó en intenso frío, y pronto mi poblada barba se solidificó con mi propia respiración. Miré hacia arriba y vi el estrecho agujero por el que había caído. Estaba lejos, muy lejos.
    Trataba de razonar, pero estaba confuso. Mis recuerdos más vivos se desvanecían en cuanto los evocaba; pero seguía intentando recordar, lo intentaba con todas mis fuerzas. Presa de una serena desesperación me tumbé en el suelo y me fui quedando inmóvil...
    No sabía cuánto rato había dormido, pero cuando desperté observé extrañado que la niebla había desaparecido y que la temperatura era normal, agradable incluso. Mi barba ya no estaba helada, y aquel olor nauseabundo que me había hecho vomitar había desaparecido completamente, en su lugar se percibía una suave fragancia difícil de identificar. Jazmines, quizás.
    Me incorporé despacio y estudié minuciosamente el lugar en el que estaba. Era una sala grande de paredes rocosas con una amplia bóveda, y el suelo crujía suavemente cuando caminaba. A mi derecha había dos pasadizos, cada uno de un color -¿diferente mineralización?-: rojo y verde. A mi izquierda la pared bajaba recta desde la bóveda. La examiné con detalle, pero no logré encontrar nada especial en ella de lo que pudiera valerme. Desgraciadamente el cielo de la bóveda, y por lo tanto el orificio por el que había caído, estaba demasiado alto como para poder alcanzarlo. Al final, sin motivo alguno, me decidí a avanzar por el pasadizo verde.
    Cuando me hube adentrado no más de diez metros el pasadizo se empezó a cerrar sigilosamente detrás de mí, y comencé a oír una música dulce y sensual cuya cadencia era seguida por ligeras oscilaciones en la ya tenue luz que apenas iluminaba.
    Pronto llegué a una nueva sala... también grande. En su interior, dándome la espalda, había un grupo de hombres y mujeres, todos vestidos con algo parecido a blusas de color verde, calzado verde, y una especie gorro del mismo color verde. La escena me resultaba vagamente familiar. Uno de los personajes se volvió hacia mí y me miró fijamente a los ojos, como escrutándome. Estaba aturdido. El sujeto que me observaba tenía la cara tapada. Una máscara de tela de color verde le ocultaba el rostro.» Y así concluía el mensaje del sobre lacrado.
    QUINTA
    Enzo sabía, era lo único que le habían dicho en el Instituto, que habían enviado más naves como la suya de paseo por el espacio. A buscar respuestas... ¿pero a qué preguntas? Estaba en la galaxia UDFy-38135539, descubierta en el verano del año 2009 por el telescopio espacial Hubble de la NASA, prácticamente en los confines del universo. ¿Qué pretendía el Instituto encontrar allí? ¿Por qué a él, y no a otro, le habían asignado una región del espacio tan distante de cualquier sitio razonable? ¿O era que a todos los demás les habían asignado sectores en la misma galaxia...?
    OC lo sacó de sus pensamientos con una pregunta que sonaba casi como prolegómeno de algo más.
    -Enzo, perdona que te moleste, pero me ha parecido que tenías algún interés sobre esa historia de los neutrinos y la relatividad especial que estabas leyendo hace un rato. Y, antes de que activaras el inhibidor, pude captar telepáticamente que relacionabas el asunto con la curvatura y expansión del universo. Así que me he tomado la libertad de buscar en mis archivos de hemeroteca, y he encontrado algo –más o menos de la misma época- que puede que te guste. ¿Quieres verlo?
    Consideraba a OC más como a un amigo que como a un ordenador cuántico de última generación, y así lo trataba, y así permitía que OC le tratase a él. Muchas veces la soledad del espacio te obligaba a mantener extrañas relaciones con tus compañeros de viaje, aunque fueran ordenadores. No era éste el caso. OC era realmente el único amigo que Enzo tenía en la nave, aunque en ella también viajasen Droz y Vauc, dos robots humanoides encargados de labores de mantenimiento bajo la supervisión directa de OC y, por supuesto, de Enzo.
    Sin embargo no se dio cuenta de que la pregunta estaba casi fuera de lugar, y además OC casi nunca tomaba la iniciativa. Sólo lo hacía en caso de conflicto inferencial ambiguo o irresoluble, o en el caso de alguna situación de emergencia que él mismo, OC, no pudiese encarar con éxito (aunque esto último todavía no había ocurrido.)
    -Vamos con ello OC. A lo mejor sirve para despejar un poco mi CPU. Necesito «resetear» mis circuitos antes de volver a ocuparme en lo que debía estar haciendo ahora mismo- bromeó Enzo.
    -Adelante entonces-, contestó desenfadado OC mientras atenuaba las luces de la estancia y hacía bajar del techo una pantalla holográfica sobre la que se compuso la siguiente noticia:
    «DIARIO LA OPINIÓN. 5 de octubre de 2011. Redacción. La Real Academia de las Ciencias sueca distinguió ayer con el Nobel de Física a tres astrónomos que revolucionaron las ideas sobre el Universo al descubrir que éste se expande de forma acelerada al contrario de lo que se pensaba.
    Partiendo de la teoría de la relatividad de Einstein, distintos astrónomos demostraron mediante observaciones realizadas en la década de 1920 que el Universo estaba en expansión, lo que más tarde se concretó en la teoría del Big Bang, que explica el origen del cosmos a partir de una gran explosión [...]
    La aparición de telescopios más sofisticados a principios de la década de 1990, así como de ordenadores más potentes, y de nuevos sensores digitales de imagen, abrieron la posibilidad de desvelar más detalles sobre el enigma del Universo. [Los científicos] emprendieron entonces una carrera para tratar de demostrar lo que los astrónomos creían entonces, que la expansión del Universo se estaba ralentizando. Para ello decidieron localizar las más distantes supernovas -estrellas en explosión-, y en concreto, usaron las del Tipo –Ia-, resultado de la explosión de una enana blanca, una estrella que ya ha completado su ciclo de vida y que es tan pesada como el Sol pero tan pequeña como la Tierra.
    Los astrónomos [...] comenzaron a peinar el Universo en busca de supernovas distantes, usando como táctica la comparación de dos imágenes de un mismo trozo del espacio, tomadas en un plazo de tres semanas, ya que las explosiones de estas estrellas, aunque violentas, son breves. Luego comparaban las dos imágenes en busca de algún punto de luz que pudiera ser un signo de una supernova en una galaxia lejana.
    La falta de fiabilidad de las supernovas –Ia-, las interferencias en la luz provocadas por el polvo cósmico, y el arduo trabajo de encontrar el tipo adecuado de estrellas, medir su brillo, y analizar su curva de luz, exigió una ingente labor e involucró a un gran número de científicos.
    Pero al final [...] lograron encontrar medio centenar de supernovas válidas para la investigación, aunque el resultado fue distinto al esperado: su luz era más débil, signo de que estaban siendo transportadas más y más lejos; es decir, la expansión del Universo no se estaba ralentizando, sino acelerando. Y esa aceleración se cree que es provocada por la energía oscura, que en el origen del Universo representaba apenas una pequeña parte y que ahora constituye más del 70 por ciento del mismo, si bien continúa siendo un enigma para la ciencia.»
    -Muy interesante- reflexionó en voz alta Enzo -¿No hubo reacciones al respecto?
    -Espera un momento, te mostraré algo más publicado en la misma fuente ese mismo día-. Y el holograma mostraba ahora una nueva noticia.
    «DIARIO LA OPINIÓN. 5 de octubre de 2011. El descubrimiento de que el Universo se está expandiendo a un ritmo cada vez mayor supuso para la comunidad astrofísica mundial un punto y aparte en sus investigaciones. "Significa un cambio radical en los estudios de cosmología, en nuestra forma de entender la concepción del Universo y su futuro", explica el astrónomo G. P.
    "A nivel de cosmología, una ciencia con unos 100 años de vida, es uno de los grandes descubrimientos", añade G.P. "Ahora sabemos que el Universo lo tiene complicado para volver a su origen y es además una lección de humildad para nosotros que, con la actual tecnología, sólo somos capaces de conocer el cuatro por ciento de todo lo que hay en el Universo".
    Por su parte, el astrofísico M. A. P., que trabaja en el Instituto Holandés para la Investigación Espacial, concede especial importancia a esta «energía oscura». "...Para explicar esta aceleración, los cosmólogos han sugerido la existencia de la llamada «energía oscura», que causaría la aceleración. Aunque de propiedades todavía no conocidas, se cree que tres cuartas partes del Universo están hechas de «energía oscura»...", describe M.A.P.
    El científico explica que una supernova es el final explosivo que ciertos tipos de estrella pueden sufrir al final de su vida. "Estas explosiones estelares son extremadamente brillantes, tan luminosas que el brillo de una supernova puede ser comparable o mayor que el brillo de la galaxia que las contiene. El que las supernovas sean tan brillantes permite detectarlas en galaxias a enormes distancias de nosotros, a distancias cosmológicas. Los grupos premiados estudian una clase de supernovas llamadas supernovas Tipo –Ia- que son consecuencia de la explosión de un tipo de estrellas más pesadas que el Sol pero tan pequeñas como el planeta Tierra y que son llamadas enanas blancas". Este hallazgo, apunta, "es importante para estudiar la expansión del universo ya que uno debe intentar observar "todo" el universo y estas supernovas permiten observar una gran fracción del universo actual".
    El profesor de astrofísica [...] W. T. destaca que la esencia del descubrimiento premiado es "la muerte termodinámica del Universo dentro de miles de millones de años, cuando se congelará todo por completo". Sin embargo, advierte, "no debemos ser optimistas y pensar que ya sabemos todo del futuro del Universo, ya que aún hay muchos flecos que hay que comprobar en estos estudios".»
    Enzo no pudo evitar esbozar una sonrisa. ¡Adiós al universo pulsante de Tolman!

    SEXTA
    Después de relajarse un rato Enzo pensó que ya era hora de empezar con el mensaje presuntamente cifrado (aunque más bien parecía que el Instituto le había gastado una broma pesada)
    -¿Por qué has activado el inhibidor telepático?
    -Simples deseos de algo de intimidad, OC. Algunas veces los humanos tenemos la necesidad de sentirnos solos, a salvo de miradas ajenas. Yo lo necesito para poder concentrarme bien. No creo que puedas entenderlo, pero deberías creerme.
    -¿Y no has tenido que concentrarte en todo lo que llevamos de viaje?
    -¡No! Ahora, si no te importa, dile a Vauc que me prepare un café bien cargado. Me gustaría trabajar un poco.
    -Enseguida Enzo- breve silencio -¿Vas a ocuparte del mensaje?
    Enzo dio un respingo. -¿El mensaje? Pues sí, ésa era mi intención- sabía que era inútil tratar de engañar a OC.
    –De todas formas ¿a qué viene tanta curiosidad? ¿y por qué sabías que iba a trabajar sobre el mensaje?
    OC ignoró la primera pregunta. –Desde luego, no fue por telepatía, pero mis capacidades intelectuales siguen al cien por cien. Además mostrabas algo entre preocupación, extrañeza, y algo de ansiedad, mientras lo leías. Era fácil concluir que te interesa ese mensaje. Por cierto, ya sabes que siempre puedes contar conmigo.
    -Ya lo sé OC. Gracias, pero insisto, déjame trabajar de una vez- contestó brusco Enzo.
    -Por supuesto- y OC se sumió en un silencio vigilante, atento siempre al gobierno de la nave.
    Enzo sacó el papel del sobre y se dispuso a meterle el diente. Lo leyó varias veces, pero no sabía por dónde empezar... y cometió su primera indiscreción.
    -¿Qué te sugiere un grupo de personas todas vestidas de verde, con gorro y máscara?- Había decidido empezar por el final.
    La pantalla de plasma se iluminó ligeramente con unas leves irisaciones fosforescentes, y su voz absolutamente humana replicó: -¿Los zapatos también son de color verde?
    La repuesta le sorprendió un poco, pero enseguida recordó que OC no había leído la carta. Se dio cuenta de que había cometido un error, pero ya no había vuelta atrás.
    -No sé si llevaban zapatos o chanclas, pero sí, el calzado también era de color verde- respondió con ironía nerviosa Enzo.
    -¿Están alrededor de una mesa?
    -No lo sé... No creo.
    -¿Están en círculo o mirando hacia algún punto fijo?
    -Tampoco me parece. Podrían estar de espaldas.
    -¿De espaldas a qué?
    -Imagino que a un eventual observador.
    -El observador los contempla desde atrás, y ellos están de espaldas. ¿Hay al fondo una pizarra o una pantalla, o algo similar?
    -Pues la verdad, no tengo ni idea pero... ¿adónde pretendes llegar?
    -En mi opinión hay varias posibilidades, pero la más plausible es...- OC pareció meditar unos instantes.
    -Sigue, por favor- le instó Enzo.
    -Un quirófano- fue la respuesta de OC.
    Enzo dudó unos segundos antes de decidir si perseveraba en el error de su indiscreción, o si por el contrario asumía las eventuales consecuencias de su, hasta ahora, inquebrantable y absoluta confianza en OC. Se decidió por lo segundo.
    -No me vale. Parece más bien un delirio.
    -Perdona, pero no te sigo.
    -Toma, lee- contestó Enzo mientras ponía el escrito dentro del radio de acción de los sensores visuales de OC.

    SÉPTIMA
    Enzo, impaciente, daba breves sorbos a su café mientras OC asimilaba la lectura del escrito. Aquello duraba ya más de cinco minutos, lo cual era absolutamente excepcional para las capacidades de un ordenador cuántico de serie. Inaudito para un ordenador como OC.
    Unos cuantos minutos más, hasta que...
    -Lo siento, no puedo hacerlo solo.
    -Me defraudas, OC, creía que habías sido diseñado para...
    -Espera un momento Enzo- interrumpió OC –No he dicho que no pudiera, sino que no podía hacerlo solo- recalcó el ordenador –Tal y como está planteado, el problema tiene muchas, incluso infinitas, interpretaciones. Necesito información contextual para tratar de acotar el espacio de soluciones, y esa información sólo me la puedes proporcionar tú.
    -Venga, dispara- le concedió Enzo.
    -Aparte del relato delirante que parece, sospecho que tú crees que hay algo en este escrito que debe ser desentrañado. ¿Puedo preguntar por qué? ¿Hay algún mensaje oculto? En definitiva ¿qué estamos buscando?
    Enzo tomó la decisión de olvidar completamente las instrucciones del Instituto. No podría hacer nada sin OC, estaba seguro de ello.
    -Mira OC, lo que voy a contarte es estrictamente confidencial, y así quiero que lo consideres. ¿Me das tu palabra?
    -Sabes que no puedo contravenir las Leyes de Minsky.
    -Pero tú no eres un robot.
    -Por eso he aludido a las Leyes de Minsky, y no a las de la robótica.
    -¿Debo entonces considerar tu respuesta como un «Sí» rotundo?
    -Naturalmente, Enzo.
    -¿Aunque eventualmente puedas recibir órdenes futuras de alguien de mayor rango que yo?
    -Tú eres mi amigo, Enzo. Y ese rango no está al alcance de todo el mundo.
    -Pero podrías vulnerar las Leyes de Minsky.
    -No lo creo, son lo suficientemente sutiles como para permitir acciones que podríamos llamar... ambiguas.
    -¿Sin causar daño?
    -Sin causar daño, y lo que es casi tan importante para mí, sin desobedecer.- Y le recitó la definición del Diccionario Universal de Términos. «Desobedecer: Dicho de una persona: No hacer lo que ordenan las leyes o quienes tienen autoridad.»
    Enzo soltó una carcajada mientras pensaba que el diccionario debía ser revisado y actualizado. Enseguida, pero sin estar convencido del todo, se dispuso a contarle a OC lo que sabía.
    -Escucha entonces. Como sabes, ocupo un cargo relativamente importante en el ICTUS (Instituto de Ciencias Y Técnicas del Universo Sideral). Concretamente soy el responsable de la extraña sección de astrofísica, cosmología, y computación cuántica. En cualquier caso, no es más que una sección estrictamente académica. Con ello quiero decir que hay esferas mucho más altas que la mía. Defensa Estratégica, por ejemplo. Pues bien, hace cosa de un par de meses pareció que el Instituto se había vuelto loco. Algo de suma importancia debió ocurrir. Sea lo que sea, el asunto se mantuvo en el más estricto de los secretos. Un día el rector del Instituto, el Profesor Salazar, me llamó a su despacho para notificarme oficialmente que debía prepararme para un viaje interestelar de duración indefinida. -¿Objetivo?- le pregunté. –Eso tendrá que descubrirlo usted mismo cuando esté ya muy lejos de la Tierra, después del salto- Y me dio dos sobres. Uno de ellos debía ser abierto el cinco de abril. El mensaje daba instrucciones concretas sobre el lugar, la fecha, y la hora de mi partida. También figuraban las coordenadas del salto. El segundo sobre debía ser abierto después de alcanzar el sector del espacio especificado en las coordenadas. En este segundo mensaje debería ser capaz de encontrar la información suficiente para definir mi objetivo. De lo contrario habría fracasado antes de empezar. -¿Quién me acompañará?- inquirí. –En su nave, la Feynman, irá usted solo. La única compañía que tendrá será el ordenador de a bordo (un exclusivo y casi único ejemplar de ordenador cuántico de última generación) y dos robots humanoides (de gama alta, pero no de élite) En todo caso habrá otras naves por el espacio con misiones parecidas a la suya, pero no habrá contacto de ningún tipo entre ustedes.- Y me despidió deseándome suerte... Cuando ya estaba a punto de salir de su despacho, Salazar llamó mi atención con unas últimas palabras: -Doctor Borelli, no se preocupe usted por su familia. Tómese unos días y disfrute con su compañía. Luego nos ocuparemos nosotros de todo- Aquello me sonó a despedida definitiva- Y siguió... –No se olvide de que debe guardar un secreto absoluto sobre este asunto. Incluso una vez iniciado el viaje. -¿Incluso en la nave?- fue mi pregunta sin respuesta. -Buena suerte otra vez doctor Borelli.- Así concluía mi entrevista con el rector del ICTUS. Como ves, OC, yo tampoco sé gran cosa.

    OCTAVA
    -No parece que haya mucho en tu relato, Enzo. De todas formas voy a tratar de ordenar la poca información que contiene:
    «Suposición 1: Algo importante merece especial atención de las altas jerarquías del ICTUS.
    Evidencia 1: El ICTUS decide mantener en secreto cierto acontecimiento.
    Conjetura 1: Suposición 1 y Evidencia 1 están causalmente relacionadas.
    Evidencia 2: El ICTUS ordena al Dr. Enzo Borelli la realización de un viaje interestelar de duración indefinida.
    Conjetura 2: Suposición 1 y Evidencia 2 están causalmente relacionadas.
    Evidencia 3: El objetivo del viaje deberá ser descubierto por el Dr. Borelli cuando ya esté cerca del punto de destino.
    Suposición 2: El objetivo podrá ser establecido a partir de la información suministrada en un mensaje, que sólo deberá ser leído por el Dr. Borelli cuando esté cerca del punto de destino.
    Evidencia 4: El Dr. Borelli será el único humano de la nave.
    Evidencia 5: Con el Dr. Borelli viajarán un superordenador y dos robots humanoides.
    Evidencia 6: Habrá otras naves con misiones similares.
    Suposición 3: No habrá contacto entre naves.
    Suposición 4: Hay tripulantes humanos en las otras naves.
    Evidencia 7: La misión es secreta.»
    OC imprimió el resultado de su análisis para que Enzo pudiera estudiarlo con calma. Cuando lo tuvo en sus manos, el profesor (todavía algo joven para padecer presbicia) se puso las gafas y leyó detenidamente.
    -La verdad OC, creo que has malgastado tu tiempo y el mío. Esto no es más que un montón de trivialidades, con alguna que otra insensatez mezclada.
    -Si te refieres a las «evidencias» estoy completamente de acuerdo en que son trivialidades. En cuanto a las «conjeturas» podríamos discutir sobre la naturaleza de las relaciones causales... nada demasiado importante. Pero ¿no te han llamado la atención las «suposiciones»?
    -La verdad es que sí, y a eso me refería con lo de «insensateces». Esperaba que me lo explicaras tú.
    -La pasión te ciega, Enzo. Voy a considerar que tu relato es esencialmente cierto, y que has mantenido a raya tu natural tendencia a la fantasía... ¿De dónde se deduce que la (aparente) locura del ICTUS se deba a la ocurrencia de algo de suma importancia? Puede que nada de esto haya sucedido realmente. Puede también que sólo una de las circunstancias que mencionas sea verdad. Otra posibilidad es que ambas sean ciertas, pero que no exista entre ellas ninguna relación. Finalmente –dijo enfáticamente OC- puede ser como tú supones.
    -Cualquier persona sensata habría interpretado lo mismo que yo- replicó algo molesto Enzo.
    -Ahí está el quid. Yo no soy una persona. Ni siquiera pretendo ser sensato. Me limito a analizar información, y no hay nada en tu relato que me permita concluir con rotundidad que tu interpretación sea la correcta, aunque desde luego es posible, creíble, plausible, e incluso probable.- OC aplicaba la teoría evidencial de Dempster y Shafer.
    -Despeja la segunda incógnita, OC.
    -Si te refieres a lo que yo he llamado «Suposición 2», la cosa es mucho más sutil.
    -¿Lo entenderé si me lo explicas despacio?- Enzo respondía con un sarcasmo del que OC hizo caso omiso.
    -Mencionas que el segundo mensaje «debería» permitirte encontrar tu objetivo. Y añades luego que de no conseguirlo tu misión habría fracasado antes de empezar. ¿Te has parado a pensar que ésa podría ser, precisamente, la intención del ICTUS?
    -¿Qué quieres decir exactamente?
    -Que existe una probabilidad no nula de que lo que el ICTUS pretende es tu alejamiento, y tu posterior fracaso.
    -Divagas-
    -No creo. Simplemente he llegado a una cláusula vacía... Quizás por falta de información.- OC cambiaba de modelo de razonamiento.
    -Amigo, creo que el que está haciendo suposiciones ahora eres tú.
    -Te equivocas completamente. Estoy estableciendo una hipótesis de trabajo que, eventualmente, pueda servirnos de contexto para tratar de descifrar el mensaje. Hay alguna diferencia entre los términos «suposición» e «hipótesis de trabajo».
    -Si la hay, debe ser insignificante.
    -Puede, pero sin embargo tal diferencia semántica existe.
    -No te pongas estupendo y sigue, por favor.
    -Quedan las suposiciones 3 y 4. En primer lugar, el que no haya contacto entre las naves se parece más a un deseo que a otra cosa. En cualquier caso no puede confirmarse hasta que todas las naves menos una hayan regresado... o desaparecido. Por último, es claro que el egocentrismo natural de los de tu especie te ha llevado a suponer- volvió a recalcar «suponer» -que en el resto de las naves iría tripulación humana.
    Quizás OC tuviese razón en algo. Mecánicamente cogió el papel con el resumen del ordenador, y se lo guardó en el bolsillo izquierdo de la bata de navegación reglamentaria. Estaba cansado.
    -Gracias de todas formas OC. Pensaré en ello. Ahora me voy a cenar algo, y luego trataré de descansar un poco. Ajústame ocho horas de sueño.- dijo Enzo mientras se encaminaba hacia el comedor.
    -Buenas noches Enzo-... OC ya sabía lo que tenía que hacer.

    NOVENA
    Mientras cenaba su pechuga de pollo con legumbres, Enzo Borelli no paraba de darle vueltas a los extraños argumentos de OC. Dadas las características del ordenador, no podía desdeñarlos sin más, pero eran casi tan surrealistas como el propio texto que tenía que descifrar. Notó que las manipulaciones de OC comenzaban a hacer su efecto. Acabó de cenar, se fue al dormitorio y se metió en la cama. Cayó enseguida en un sueño profundo y reparador.
    Ocho horas después la «Toccata» de Emerson, Lake and Palmer hacía saltar a Enzo del lecho. Un despertar intenso y poco apacible, quizás precursor de lo que iba a suceder en la nave a partir de entonces.
    -Buenos días Enzo. ¿Has dormido bien?
    -¿Pretendías matarme con la música que has elegido para despertarme?- fue la seca respuesta del científico.
    -Hace rato que estoy esperando, pero tus instrucciones eran claras. Ocho horas. Acércate hasta la sala de tragaluces, creo que debes ver esto.
    -¿Sin desayunar primero?
    -Como quieras, pero no te cuesta nada echar un vistazo.
    De mala gana Enzo se vistió la bata de navegación y se fue al baño. En menos de cinco minutos estaba ya ante la enorme cristalera del tragaluz principal. El espectáculo era, al mismo tiempo, soberbio, impresionante, y poco tranquilizador.
    Lo que Enzo veía a través del tragaluz era un inmenso agregado de materia con forma de huso, y enormes nubes de gas que parecían ser expulsadas con gran violencia, y en todas direcciones, de un punto concreto del espacio. Alrededor de este punto podía distinguirse un disco giratorio de intenso brillo que se deshacía dibujando una serie de espirales. Sobre el agregado de materia parecía flotar una especie de corona, y OC confirmó que se trataba de una colosal masa de gas a una temperatura casi inimaginable.
    -¿Tú qué opinas OC? Parece que el agujero negro no va a tardar mucho en satisfacer su apetito.
    Todavía fascinado por lo que acababa de ver entró en la cocina, en donde le esperaban un zumo de naranja, dos huevos con panceta, una tostada con aceite de oliva y algo de sal, y un café con leche.
    Pensaba en que quizás lo que estaba ocurriendo allí fuera tendría algo que ver con el objetivo (todavía por esclarecer), de su extraño viaje.
    -¿Puedes indicarme por dónde estamos más o menos?
    -A unos doce mil trescientos años-luz del centro de la galaxia, y a unos diecinueve millones de kilómetros de distancia del agujero negro.
    -¿Estamos en peligro?
    -No estamos lejos del punto de no retorno, pero tenemos margen.
    -¿Ha terminado ya doctor Borelli?- preguntaba ahora Vauc, listo para recoger la cocina.
    -Sí, gracias.- y se dirigió a su despacho, en donde esperaba empezar a poner en orden sus ideas.
    Súbitamente las luces de la nave iniciaron un parpadeo caótico, irregular...
    -¿Sabes qué está pasando OC?
    -He detectado una fuerte emisión de rayos X, pero lo que percibimos ahora sin duda son los efectos de una explosión de rayos gamma de alta energía. He analizado el fenómeno en los espectros infrarrojo y visible, y la explosión tiene el resplandor de unos cien mil millones de soles.
    -Ambas emisiones seguramente han sido provocadas por un agujero negro supermasivo, después de tragarse una estrella que se acercó demasiado a su influjo gravitacional- continuó Enzo.
    -Sí, la estrella cayó en el agujero negro, pero en el proceso se fue calentando y produjo una explosión de energía en forma de chorro de radiación.
    -De todas formas hay algo que me llama la atención. Si recuerdas lo que acabamos de ver...- OC por supuesto que lo recordaba -... lo que convierte este evento en algo excepcional es que no sólo pudimos presenciar la explosión de emisiones de rayos X de una estrella engullida, sino que parte de ella fue escupida por el agujero negro en forma de chorro de rayos gamma, cuyas consecuencias estamos sufriendo ahora, justo cuando estábamos observando el fenómeno por el tragaluz. Además, las explosiones comunes de rayos gamma normalmente son observadas en posiciones alejadas del centro de las de las galaxias, lo que no concuerda exactamente con la información que me diste antes. ¿Te das cuenta de que estamos ante un agujero negro que ha decidido espontáneamente empezar a engullir todo lo que se encuentra a su alcance?

    DÉCIMA
    Hacía ya un rato que OC había puesto en marcha uno de los reactores de fusión nuclear. No porque hubiera auténtica necesidad de hacerlo, más bien para asegurar la estabilidad energética de la nave, y eliminar el molesto parpadeo de luces que sufrían desde que habían sido alcanzados por el chorro de radiación gamma. Además, la estabilidad energética aseguraba el funcionamiento óptimo de los sensores interiores y exteriores, y el de los sofisticados sistemas inteligentes de monitorización y control de los que OC se ayudaba en su papel de piloto sideral.
    Sin embargo algo debía ir mal... algo para lo cual el superordenador no tenía respuesta. Era la primera vez que le ocurría.
    -¿Enzo?-
    -Dime OC-
    -Si no fuera porque simplemente es imposible, yo diría que tenemos un problema con la instrumentación.
    -¿Qué ocurre?-
    -De los datos de que dispongo se deduce una temperatura exterior anormalmente alta.
    -Bueno, hablar de temperatura exterior, aquí, no tiene mucho sentido. Como sabemos los dos, el Universo no está en equilibrio térmico y, por lo tanto, el concepto de temperatura no está definido.
    -No obstante se especula con que la radiación cósmica de fondo, medida por espectrometría, está a una temperatura de unos 2.726 ± 0.010 grados Kelvin... sea cual sea el significado de esa «temperatura».
    -Una medida antigua para la cual todavía no hay una explicación satisfactoria. En otras palabras, que no tenemos ni idea de por qué se mide esa temperatura, y no otra.
    -Pues precisamente. Mis datos son concluyentes, y no soy capaz de detectar ninguna anomalía ni en los aparatos de medida ni en el procesado de los datos- OC intercaló una breve pausa.
    –Enzo ¡la temperatura en el exterior de la nave es de 298.24253 ± 0.00001 grados Kelvin!

    UNDÉCIMA
    Salazar había sido convocado por el Consejo del ICTUS (el comité de mayor rango de toda la organización), para dar explicaciones sobre la evolución del proyecto. Sabía que no iba a ser fácil. Tenía que convencer a las cabezas mejor amuebladas, y con más poder de todo el sistema solar, de que se estaba haciendo lo correcto, y de que los objetivos se estaban cumpliendo según lo previsto.
    La competencia de Salazar estaba fuera de toda duda, sin embargo estaba nervioso... La sesión informativa, como a él le gustaba decir, podía convertirse en un interrogatorio feroz de consecuencias poco previsibles. En absoluto se trataba de dar cifras. Era mucho peor: Iban a discutir de conceptos, de aspectos esenciales, de decisiones (algunas ya tomadas y en fase de ejecución), que supuestamente permitirían iniciar el tránsito desde una civilización tecnológica de Tipo II hacia una de Tipo III, según la escala de Kardashov.
    Hacía unos dieciseis mil años que la Humanidad aprovechaba al máximo todos los recursos energéticos de su sistema solar. Ahora se pretendía el aprovechamiento energético de toda una galaxia, en beneficio de una población que en la actualidad ya era de unos veintisiete mil millones de almas, y que estaba dispersa por todos los rincones habitables, desde Marte hasta Neptuno. Y tal como había predicho Malthus (mucho antes incluso de que la Humanidad fuese una civilización tecnológica de Tipo I), esta población crecía a un ritmo geométrico, mientras que los recursos energéticos, y los medios de subsistencia necesarios, lo hacían sólo según una progresión aritmética.
    La evolución tecnológica de los antaño habitantes de la Tierra había comenzado con la «terraformación» del entorno cercano. Primero fueron Venus y Marte que, después de haber sido estructural y funcionalmente manipulados, sufrieron un intenso bombardeo de algas azules cuya misión era la de generar una atmósfera rica en oxígeno, y exenta de gases letales, capaz de posibilitar una futura colonización humana... En ninguno de los dos casos el proceso había sido sencillo.
    La terraformación de Venus había requerido eliminar gran parte del dióxido de carbono de su atmósfera, reducir la presión del planeta, y templar la temperatura de la superficie, para tratar de conseguir unas condiciones mínimas de habitabilidad. Después de varios intentos fallidos, estos primeros objetivos se habían logrado gracias a un cometa, cuya trayectoria había sido estabilizada en una órbita estacionaria, y en un punto intermedio del sistema Venus-Sol, y que sumía en una tenue penumbra al planeta.
    El siguiente paso había sido convertir la atmósfera de Venus en compuestos sólidos haciéndola reaccionar con elementos añadidos externamente... Y bombardearon Venus con magnesio y calcio para convertir el anhídrido carbónico en carbonatos cálcico y magnésico que, inevitablemente, se precipitaron sobre la superficie del planeta.
    Tras estas relativamente largas manipulaciones, al final se consiguió una temperatura superficial razonable, y una concentración atmosférica de dióxido de carbono casi adecuada. A partir de entonces las algas azules habían hecho el resto.
    La terraformación de Marte había sido diferente. De hecho, cuando se planteó por primera vez esta posibilidad, se creía que el vecino planeta tuvo alguna vez un ambiente relativamente similar al que hubo en la Tierra a principios de su historia, con una densa atmósfera y abundante agua. Lamentablemente, en Marte, estas condiciones iniciales se habían ido perdiendo a lo largo de millones de años. El mecanismo exacto de esta evolución nunca estuvo claro, y se buscaron «culpables»: La falta de una magnetosfera envolvente, y la ausencia comprobada de placas tectónicas, fueron los que cargaron con el sambenito. Ambas circunstancias podían ser el resultado del menor tamaño de Marte; sin embargo el proceso podía ser reversible, y cabía dentro de lo posible que esta pérdida lenta de la atmósfera del planeta pudiera ser contrarrestada mediante actividades artificiales de terraformación.
    Terraformar Marte obligó a reconstruir la atmósfera perdida, y a calentarla. Para conseguirlo, el primer paso fue colocar en órbita, alrededor del planeta, finos espejos de material aluminizado destinados a incrementar la cantidad y los efectos de la radiación solar incidente, que luego habría de ser capturada por compuestos químicos halocarbonados, producidos por bacterias aerobias modificadas genéticamente y diseminadas sobre la superficie del planeta. Finalmente se logró estabilizar una atmósfera adecuada en el planeta rojo, y así pudo iniciarse la colonización biológica del planeta.
    Luego vinieron Mercurio y los satélites Titán, Calisto, Ganímedes, Europa, Tritón y –cómo no- la propia Luna (paradójicamente terraformada muy tarde, a pesar de su proximidad a la Tierra).
    Una vez culminada esta fase, la Humanidad se enfrentó al colosal reto de aprovechar al máximo los recursos energéticos de un astro rey ya maduro... y se construyó una superesfera de Dyson de 30 unidades astronómicas de radio. La Humanidad había alcanzado un nivel tecnológico de Tipo II, y empezaba a plantearse el gran salto que suponía el nivel III: El dominio de una galaxia completa.

    DUODÉCIMA
    El Consejo estaba constituido por diez miembros permanentes, uno por cada uno de los astros habitados, y lo presidía, también honoríficamente, el representante de la Tierra, el Profesor Yusev.
    Absorto en sus pensamientos, casi hipnotizado, Salazar abrió la puerta de la sala de conferencias en la que se iba a celebrar el Consejo. Un gran hemiciclo de corte antiguo contrastaba con una decoración minimalista que, sin embargo, no escatimaba en recursos técnicos. Cada asiento en las gradas estaba provisto de su correspondiente pantalla holográfica de plasma, y de su sistema de realidad virtual, con acceso directo al banco de datos del ICTUS, que es lo mismo que decir "acceso directo e instantáneo a toda la información del mundo civilizado conocido".
    El foro del hemiciclo estaba ocupado por una mesa anular que, para esta ocasión, había sido montada con once butacas, una para cada uno de los diez miembros permanentes del Consejo, y la undécima para Salazar. El interior del anillo podía ser utilizado para proyecciones tridimensionales que todos los presentes en el foro verían desde la misma perspectiva. Los asientos de los miembros del Consejo estaban ya ocupados cuando Salazar se sentó en el suyo.
    Aunque no había sitio señalado, todas las miradas se concentraban en el mismo punto, en la misma butaca, esperando a que el doctor Yusev, presidente del Consejo y representante de la Tierra, iniciase la sesión.
    -Gracias por su disponibilidad profesor Salazar, y por su tiempo, que sabemos escaso- fue la fórmula de cortesía elegida por Yusev para comenzar.
    DECIMOTERCERA
    Después de más de tres horas de reunión con el Consejo, Salazar recogía su material y se disponía a abandonar la sede del ICTUS para dirigirse a su casa, en donde le esperaba una buena ducha. Estaba cansado, pero relajado.
    Aquello había salido mejor de lo que se había temido en un principio, y el Consejo había avalado, no sin intensa discusión y espeso debate, el desarrollo de la misión y la estrategia propuesta por Salazar para marcar objetivos inmediatos. Otras metas serían responsabilidad de ulteriores generaciones, en un futuro lejano... pero así eran las cosas, y así las había heredado Salazar.
    -¿Tiene usted un minuto?- le preguntó en el pasillo Yusev.
    -Por supuesto- contestó ligeramente fastidiado Salazar.
    -Si no le importa, hablaremos más tranquilos en mi despacho.
    Situado en el último piso del edificio noble del complejo del ICTUS, el despacho de Yusev era sencillamente impresionante. Más de trescientos metros cuadrados daban cabida a varios ambientes, sin separaciones físicas que no fueran mobiliario.
    La zona de trabajo personal era una gran mesa de metacrilato en forma U, en cuyo segmento central, enfrentados a la butaca de Yusev, había dos enormes asientos de confidente. Detrás del escritorio, adosado a la pared, un arcaico encerado de tizas de dos pisos que se manejaba con poleas -y por el que Yusev sentía un cariño especial- provocaba la admiración y la sorpresa de aquellos raros afortunados que alguna vez había sido invitados a visitar la estancia.
    Flanqueaban los lados de la pizarra sendas bibliotecas con más de cuatro mil volúmenes de papel impreso cada una... El pequeño gran tesoro de Yusev, en una época en la que toda la información se trasmitía a través de pantallas de plasma, hologramas, proyecciones tridimensionales, o de forma directamente telepática.
    Las reuniones de las 10.30 se celebraban entorno a una mesa ovalada de madera maciza, con capacidad para 30 personas, en la que -esta vez sí- Yusev ocupaba una de las cabeceras, quedando la otra vacía.
    Luego estaba la zona de relax, con dos tresillos separados por una mesa baja, minibar, centro de ocio, cama abatible... Y, tras un enorme biombo de cinco cuerpos, un cuarto de aseo completo.
    Yusev condujo a Salazar directamente a la zona de relax y le indicó que se sentase frente al gran ventanal, que llenaba la pared de izquierda a derecha, y de suelo a techo. Salazar se estremeció, una vez más, ante el magnífico espectáculo que se presentaba ante sus ojos.
    -¿Una copa?- le ofreció Yusev.
    -Tomaré Brut Nature, gracias.
    Yusef sacó una botella de nevera, la abrió sin apenas ruido, sirvió dos copas, y se sentó frente a Salazar tras dejar la botella abierta en un enfriador con hielo salino.
    -Ha estado brillante en la reunión del Consejo.
    -No creo haber hecho nada especialmente relevante. Me he limitado a responder de la mejor manera posible a los representantes de los distintos territorios habitados del Sistema.
    -Con argumentos más que convincentes, mi querido amigo.
    -Tenía que defender mi propia gestión. Venía preparado para lo peor.
    -¿Temía que su gestión fuera puesta en entredicho?
    -Yo más bien diría que hay sectores más críticos que otros... Luna y Ganimedes, por ejemplo.
    -A los que usted dejó casi en evidencia, por cierto.
    -Créame que sin pretenderlo, pero no puedo, ni creo que deba, aceptar planteamientos semiciertos... o semifalsos, si lo prefiere. Y menos cuando no se apoyan en los hechos, ni se deducen de teorías aún no refutadas.
    -Basar una misión de este calado en deducciones conlleva riesgos que podrían no ser asumibles.
    -No estoy de acuerdo. En todo caso, no mayores que los que se corrieron cuando lo del primer paseo que el hombre se dio por el espacio... y mire donde estamos ahora.
    -Pero ¿por qué ese empecinamiento en mandar a Borelli tan lejos? ¿y por qué le hizo creer, o más bien suponer, que no estaría solo en el espacio?
    -Lo de no estar solo, ni es verdad ni es mentira. En ningún caso se habló de vuelos tripulados por humanos. De todas formas, a efectos prácticos, la cuestión es irrelevante. La posibilidad de intercomunicación sería siempre nula. Por otra parte, en este contexto, lejos o cerca son términos vacíos de significado. Desde que podemos viajar por el hiperespacio, simplemente, no importa la distancia... y el coste es el mismo.
    -¿Entonces?
    -¿Todavía no lo entiende? ¡Hemos mandado a Borelli al origen de los tiempos!

    DECIMOCUARTA
    Hay otros mundos, pero están en éste. Después de la revelación de OC, Enzo sugirió control manual de los monitores. Atónito, había decidido verificar por sí mismo que el superordenador cuántico no se había vuelto definitivamente loco. Pero no, los instrumentos funcionaban perfectamente, y las interpretaciones de OC habían sido rigurosamente exactas. Enzo le devolvió a OC el gobierno de la nave. Meditabundo y preocupado, se dirigió hacia la sala de videoproyecciones... Una idea le rondaba la cabeza, pero era tan inverosímil y desatinada que sólo podía ser cierta. Esa asombrosa temperatura exterior únicamente podía deberse al rozamiento de la nave en su vertiginoso desplazamiento. Algo similar al calentamiento que sufren los meteoritos cuando entran en la atmósfera -aunque varios órdenes de magnitud inferior-. De todas formas ¿rozamiento contra qué? Allí fuera no había nada... Bueno sí, sí que había algo: un inmenso vacío... un inmenso vacío colmado de materia oscura, un campo de Higgs cuyos bosones interaccionaban con la nave espacial haciendo que su temperatura superficial se incrementase anormalmente. Para que ello fuese posible o, mejor aún, para que tuviese el menor sentido, la nave -y todo lo que la nave contenía- tenía que haberse contraído hasta alcanzar dimensiones cuánticas.
    xxx

    A medida que eran absorbidos por el agujero negro sus dimensiones geométricas se iban haciendo cada vez más pequeñas, hasta casi -o sin casi- anularse, mientras que sus masas se incrementaban constantemente y sin límite aparente. Se estaban comportando exactamente como predecían las ecuaciones de Lorentz, pero desde dentro del embudo no tenían forma de saberlo. Tampoco sentían el efecto espagueti, supuestamente provocado por el gradiente gravitacional, puesto que ya se habían convertido en un punto de masa infinita.
    Así estuvieron durante un tiempo indefinido, en todos los sentidos del término "indefinido", mientras su velocidad de desplazamiento era la de la luz. Luego se produjo una fluctuación estadística que vino acompañada de una intensa onda de choque lumínica -que en esta ocasión sí fue percibida en la nave-, y comenzaron a viajar más rápido que la luz. Habían pasado al universo de los taquiones. Ellos mismos eran taquiones, y aunque las coordenadas espacio-temporales se habían intercambiado, todos los procesos físicos podían describirse con las mismas leyes. Incluso la velocidad de la luz seguía siendo inalcanzable, solo que ahora representaba el equivalente al reposo absoluto en la mecánica newtoniana, era el límite inferior de este universo alternativo que coexistía con el universo convencional, con el que no interaccionaba, pero con el que estaba entrelazado.
    ¿Cuántos mundos entrelazados o superpuestos, incluso interpenetrados, podrían existir? ¿Cuántos límites inalcanzables, superiores e inferiores, de velocidad eran posibles en el universo? ¿Era el universo algo parecido a una hoja de papel, rayado para no torcer la escritura, ilimitado en ambos sentidos, y en el cual el espacio entre dos rayas marca el rango de velocidades posibles de cada uno de los mundos que componen el Universo? Todos están aquí, pero sólo vivimos en uno de ellos, del mismo modo que sólo podemos ver un pequeño segmento del espectro de radiación electromagnética. Pero aquí hay discontinuidades. La Naturaleza sí da "saltos", y muy curiosos por cierto... decía Max Planck cuando explicaba la radiación del cuerpo negro, y postulaba la naturaleza cuántica de la energía.
    -¿Qué ha sido esa sacudida?- preguntó Enzo una vez repuesto del susto que le había ocasionado el tránsito, que él ignoraba, al mundo taquiónico.
    -Lo ignoro- respondía OC.
    -Es extraño que no hayas podido prever nada de lo que ha pasado, pero me resulta incomprensible que ni siquiera puedas explicarlo.
    -Si tuviera algún sentido, yo también podría decirte que estoy sorprendido. Primero por no prever, ni poder interpretar, la sacudida que dices que acabamos de sufrir. Pero hay más... según los registros temporales de los monitores, la sacudida -o lo que sea- simplemente no ha ocurrido.
    -Pero si no ha ocurrido ¿por qué la hemos notado?
    -Yo no he notado nada Enzo, pero no hay duda de que algo ha ocurrido.
    -Explícate por favor.
    -Según mis coordenadas, estamos bastante cerca del lugar en el que nos encontrábamos cuando detectamos la explosión de rayos gamma, sin embargo no reconozco absolutamente nada del espacio que nos rodea. Enzo, a pesar de lo que digan las coordenadas, no sé dónde estamos.
    -Bien- respondió con serenidad Enzo -esto quiere decir que no vamos a poder volver a casa ¿no es así?
    -Me temo que no voy a poder fijar el punto del salto de regreso.
    -¿Opciones?
    -Sólo una... un salto aleatorio por el hiperespacio, y confiar en salir en una región conocida desde la que podamos planificar un nuevo salto.
    -Parece muy arriesgado.
    -Lo es.
    -Me voy a descansar un rato OC. No me despiertes ni me ajustes, quiero un sueño natural.
    -¿Qué va a pasar ahora con la misión?
    -¿Qué misión? Ya no hay misión... si es que alguna vez la hubo. Ahora ni siquiera sabemos dónde estamos.
    -Que descanses Enzo.
    -Gracias OC.
    Enzo salía ya de la sala de videoproyecciones, y se dirigía hacia su dormitorio. Mientras tanto OC empezaba a buscar referencias.

    DECIMOQUINTA
    Nada en absoluto permitía siquiera conjeturar que habían cambiado de dimensión. El espacio exterior seguía siendo oscuro, pero había estrellas y galaxias que brillaban como siempre, con los mismos matices de siempre, con la misma intensidad de siempre. La inspección telescópica de gran alcance y alta resolución realizada por OC tampoco descubría ninguna diferencia, ni geométrica ni morfológica, con las estructuras siderales del mundo lumínico que acababan de dejar. El universo taquiónico era exactamente igual que el universo convencional... salvo que las cosas estaban en otras posiciones, aunque los lugares fueran los mismos.
    OC observaba estrellas individuales, galaxias globulares o espirales, analizaba sus espectros, comparaba sus resultados con los datos que almacenaba en su banco de memoria -permanentemente actualizado desde que iniciaron su extraño viaje-, pero no lograba identificar nada. El entorno era radicalmente nuevo para él, con lo que su base de datos se incrementaba siguiendo un patrón casi exponencial. Y OC repetía sus observaciones... y el hidrógeno seguía siendo hidrógeno, y el helio seguía siendo helio, y el espectro de radiación electromagnética seguía siendo infrarrojo, visible, ultravioleta... todo lo que tenía que estar estaba, pero era taquiónico.
    Enzo se despertó espontáneamente tras ocho horas de sueño reparador. La rutina de ajustes de los ciclos de vigilia y sueño durante el viaje se habían incorporado al metabolismo del científico.
    -¿Algo nuevo OC?- preguntó Enzo tras repasar los informes rutinarios del mantenimiento físico del interior de la nave, que diariamente realizaban Droz y Vauc.
    -Nada Enzo. Lo que nos rodea no se corresponde con lo que debería encontrar dadas las coordenadas.
    -Olvídate de las coordenadas y prepárame una presentación holográfica en la sala de tragaluces.
    -¿Qué quieres ver exactamente?
    Enzo desactivó el inhibidor telepático de OC... ya no tenía sentido, y de este modo podía ahorrarse explicaciones innecesarias. A pesar de ello, quizás por la costumbre adquirida durante los dos últimos días, Enzo respondió.
    -Quiero ver el aspecto de lo que nos rodea mientras escucho y examino un informe detallado de tus hallazgos.
    -Gracias Enzo, pero no hacían falta tantos detalles... ahora.
    -Lo sé, pero ¿qué quieres? Sigo siendo humano, y necesito algo de tiempo para recuperar nuestros canales habituales de comunicación.
    Escuchó los informes de OC con la mirada fija en el panorama que se le presentaba a través del tragaluz central. Repasó varias veces las reconstrucciones holográficas del universo circundante. Estudió varios registros espectrográficos identificando líneas y patrones característicos. Verificó cálculos que se había hecho imprimir (para ciertas cosas el papel seguía siendo insustituible)... Volvió a los registros espectrográficos, y en ellos aparecía lo que tenía que aparecer: materia, energía, materia y energía que estaban perfectamente diferenciadas -aunque fueran manifestaciones distintas de una misma cosa. Todo encajaba... todo menos las malditas coordenadas. Sin embargo...
    -Oye OC ¿Estaban bien calibrados los equipos cuando realizaste estas medidas?
    -Por supuesto Enzo.
    -¿Y no notas nada raro en los registros?
    -Nada que yo considere relevante... por ahora. He priorizado la búsqueda de referencias frente al análisis exhaustivo, podríamos decir científico, de la información que estoy permanentemente recopilando.
    -Ya veo, pero fíjate en el desplazamiento Doppler. Hay un corrimiento generalizado hacia el azul. No tiene sentido.
    -Técnicamente sí lo tiene. Los cuerpos celestes se están acercando unos a otros, por eso la radiación que emiten nos llega con una longitud de onda menor, lo que explica el corrimiento hacia el azul.
    -Sobran los cursillos de física OC. Lo cierto es que cuando partimos de la Tierra las cosas funcionaban al revés, y lo que había era un corrimiento generalizado hacia el rojo. Todo se alejaba de todo. Estábamos en un universo en expansión. Precisamente esta observación, y un proceso de razonamiento "hacia atrás", llevó a los científicos del lejano siglo XX a la teoría de la Gran Explosión, todavía vigente. Por otra parte las evidencias muestran que la cantidad de materia oscura del universo no es suficiente para que las fuerzas gravitacionales puedan nunca contrarrestar las fuerzas expansivas de la Gran Explosión. La curvatura del espacio-tiempo conduce a un universo en expansión continua, cuyo final será una lenta y agónica muerte térmica, en un estado de máxima entropía.
    -Por lo tanto, si aquí observamos un corrimiento generalizado hacia el azul, estamos en un universo curvado hacia adentro, un universo en implosión continua destinado a concentrarse progresivamente hasta llegar a constituirse en un nuevo ylem o "átomo primigenio", y podría repetirse un nuevo "Big Bang"...
    -También podría no repetirse. Por ahora la ciencia no puede ir más allá, y ya llevamos muchísimo tiempo intentándolo. Lo único cierto es que sí sabemos en dónde no estamos.
    -¿Qué quieres decir, Enzo?
    -No estamos en el universo del que partimos, OC... Ni siquiera cualitativamente, si te vale la expresión.

    DECIMOSEXTA
    Si las suposiciones del doctor Borelli eran ciertas, algo de naturaleza aún no determinada había hecho que la Feynman disminuyera su tamaño lo suficiente como para interaccionar de manera apreciable con la materia oscura del universo. Sin embargo ninguna de las facultades de Enzo, físicas o cognoscitivas, se había visto alterada. Parecía como si la materia mantuviese todas sus propiedades, incluso en el mundo de lo diminuto. Pero ello requería una conservación estructural que suponía la disminución a escala de los propios ladrillos de la materia, de los elementos constituyentes de la misma. Luego esa sacudida que sólo él había notado -¿quién más hubiera podido hacerlo, al menos de forma consciente?- pero cuyos efectos se habían evidenciado a través de la mutación del entorno circundante. Finalmente el descubrimiento de un universo azulado, distinto del universo enrojecido del que habían partido. Un universo que, en lugar de expandirse, se estaba contrayendo... ¿Dónde demonios estaban?
    xxx

    En su despacho del ICTUS, Salazar se formulaba más o menos la misma pregunta. ¿Por qué se había interrumpido súbitamente toda comunicación con la Feynman? Desde los mismos inicios de la misión, Salazar había estado permanentemente informado de lo que acontecía en la nave. Un dominio absoluto, pero estrictamente clasificado, sobre las rutas, geometría, topología, y comportamiento, de los agujeros de gusano, y un conocimiento razonable del hiperespacio convencional, posibilitaban la recepción de información de la nave hiperespacial, que era transmitida casi en tiempo real, y registrada en el sistema de Salazar tan solo unos cuantos segundos después después de haber sido emitida. Y de repente silencio absoluto.
    Desde su escritorio de grafeno accionó el rastreador hiperespacial de máxima resolución, lo que sumió a la estancia en una semipenumbra perforada por una maraña de hilos luminosos de distintos colores -verdes, amarillos, rojos, azules,...- que se superponían unos a otros, y que se enroscaban entre sí como si fueran fideos de soja, pero que nunca se intersecaban. Estaba examinando las rutas posibles del sector en el que se suponía que debía encontrarse la Feynman. Buscaba alguna singularidad, algo a través de lo cual la nave hubiera podido escaparse. Amplió la imagen holográfica, y las líneas multicolor se separaron, pero ahora no podía ver más que partes del sector completo. HOC, una versión ligeramente mejorada de OC, le ayudaba a interpretar lo mostrado en la proyección, pero no pudieron encontrar ninguna anomalía. Literalmente, la Feynman había desaparecido, y lo había hecho sin avisar.
    Y Salazar se preguntó, por primera vez desde que había lanzado su proyecto, si no había ido demasiado lejos, si no había alcanzado un punto de no retorno definitivo... Algo que, en cualquier caso, nunca podría justificar ante el Comité.
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    #1
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  2. Évano

    Évano ¿Esperanza? Quizá si la buscas.

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    Impresionante despliegue de conocimientos teórico-técnicos, señor churrete. A modo de queja por tan increíble relato, le preguntaría si no es demasiada cercana la distancia de 19 millones de kilómetros para no ser engullido por un agujero negro jajaja... Es broma. Algo que me ha encantado es el desayuno con huevos fritos y panceta, zumo de naranja y café con leche del astronauta, muy castizo, ¡sí señor! jajaja...
    Me ha encantado la narración (no hace falta que remarque la excelencia de ella), y ese final donde un agujero negro introduce al personaje en otra dimensión, en otro universo que en vez de expandirse se contrae. Algo aficionadillo a la física cuántica, y leído algo sobre ello, al igual que sobre cosmología y esas cosas, sé que algunos piensan hasta en once dimensiones (con sus teorías de las cuerdas y demás). Pero no quiero entrar en este tema del que soy analfabeto, sino haber disfrutado de un relato tan bueno y técnico.

     
    Creo (fantaseando), que el hombre contra más avanza con más incógnitas se encuentra y que, a lo mejor, cuando uno estudia un cuántica (por ejemplo), se empapa de las ideas y descubrimientos de otros; ¿Y si dichas ideas y descubrimientos lo que han hecho es alejar de la verdad? Creo (siguiendo fantaseando) que el que "avance" hasta el principio del conocimiento total del universo será alguien que "estruje los papeles hasta ahora dados por buenos" y los arroje a la papelera y empiece casi desde el principio, porque jamás se podrá viajar a otras galaxias, dadas las astronómicas distancias; estamos limitados en el exterior y, si alguna vez entramos a otras dimensiones pienso que será de una manera "mucho más terrenal": ¿pensamientos?, ¿cerebros?... Pero esto es divagar.

     
    Un placer haber pasado y saludarle afectuosamente. Y muchas gracias por compartir.

     
    (en la línea 19 del capítulo decimosexta repite la palabra "después"), y creo que en la décimo cuarta o décimo quinta debería ser "habían" en vez de Había", lamento no haber anotado el punto exacto y esto no lo hago por rabia ni envidia a su fantástico relato jajaja... Después borraré esta parte del mensaje.

     
    #2
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  3. VicenteMoret

    VicenteMoret Moder. Biblioteca P. Clásica.Cronista del Tamboura Miembro del Equipo Moderadores

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    Sinceramente, Évano: Son muy de agradecer tu entusiasta lectura, tus comentarios, y tu amabilidad. Estoy francamente soprendido por tu perspicacia, y te ruego que no borres nada de tu réplica a mi relato. Un fuerte abrazo. Chu.
     
    #3
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  4. Melquiades San Juan

    Melquiades San Juan Poeta veterano en MP

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    Voy en la Tercera, pero lamentablemente debo salir a mis actividades pero el relato ya me atrapó. Tu excelente narrativa y el dominio del tema lo hacen más interesante. Me encanta el tema. Estuve muy atento a ese experimento, vía medios de comunicación obviamente, pensaba yo que esta variante podría en el futuro aplicarse para la aventura de explorar el Universo. Abrazos, luego le sigo, felicidades.
     
    #4
    Última modificación: 9 de Septiembre de 2013
  5. VicenteMoret

    VicenteMoret Moder. Biblioteca P. Clásica.Cronista del Tamboura Miembro del Equipo Moderadores

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    Gracias, Melquiades... Abrazos. Churrete.
     
    #5

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