La travesia

Se nos inundó la islita, empezó con cuatro gotas,
menos mal a mi chalupa que aunque vieja bien que flota.

Zarpé sólo con mi churri pero he ido recogiendo,
ahora somos veinticinco y la barca se está hundiendo.

¡Qué oleajes, qué vaivenes! vaya tormenta infernal,
con Marruecos aquí al lado vamos rumbo a Portugal.

Tendremos que soltar lastre, no paramos de achicar,
como nos mira el gordito, ya sabe a quien va a tocar.

Lo arrojamos por detrás, pero se enganchó la ropa,
ahora adorna nuestra barca como mascarón de popa.

De pronto una acometida, unos cuantos caen al mar,
una aleta les da vueltas, ¡qué manera de nadar!,
son como un banco de atunes, corren aún mas que la barca,
conseguimos rescatarlos aunque alguna pierna falta.

¡Por fin una patrullera! ya se huelen los olivos,
saludamos, aplaudimos y nos reciben a tiros.
Nos dicen que nos volvamos, que no quieren inmigrantes,
pero si somos canarios y mi novia es de Alicante.

Es verdad que con el sol estamos como el carbón
pero como no distinguen nuestro acento canarión.

Al menos nos dieron agua y unos panecillos secos
antes de ser remolcados hasta aguas de Marruecos.