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La vaquita de San Antonio

Tema en 'Relatos extensos (novelas...)' comenzado por Azulzurita, 27 de Agosto de 2023. Respuestas: 3 | Visitas: 419

  1. Azulzurita

    Azulzurita Volar soñando..Crear amando

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    Doña Rosa vivía en la gran ciudad desde ya hace más de 40 años y, con sus 85 años de edad, era viuda y no tenía hijos, se había trasladado desde el campo donde fue muy feliz y luego quedó sola, a un pequeño departamento, el cuál había elegido, por tener un vistoso balcón que daba el sol y donde podía tener hermosas plantas, que le hicieran rememorar de aquellos tiempos felices de su juventud y en compañía de su gran amor.
    Pero no resultó como ella lo había imaginado. Recordó cuando había conseguido en su juventud, un trabajo como secretaria en una empresa que demandaba mucho de su tiempo, y llegaba extenuada a su hogar, queriendo solo recostarse y dormir, ella sabía que necesitaba ese dinero, porque con la pensión de su marido no le alcanzaba para solventar sus gastos, aunque estos fueran los básicos e indispensables para vivir sin tanta preocupación.
    En el balcón de Rosa, en aquellos tiempos, no había plantas, solo un tender, donde colgaba la ropa recién lavada, por suerte tenía de amiga a Luciana 15 años menor qué ella, alegre y divertida vecina, recuerda como se habían invitado a tomar el té, en uno de esos encuentros en el balcón, cuando Rosa se sentaba en esas tardes libres, que tocaba franco, a mirar desde él, a las pocas arboledas que se veían a lo lejos, con ese aroma fresco a savia que emanaban de ellas, mezclado y contrastando, con el aroma a humedad de la solitaria pero a la vez ruidosa ciudad.
    Esos tiempos de sacrificio, de ardua labor, habían concluido. Eran vagos recuerdos de una vida que había transcurrido fugazmente, y con monotonía, pero mucho aprendizaje.
    - No hay quién escape a las lecciones que nos somete la vida- pensó Rosa- porque si, ella las sintió como un sometimiento y no como un deseo bienvenido y aceptado, se reprochó haber dejado que su juventud se le escurriera de las manos y no haber dado un giro nuevo a su vida, pensando que por arte de magia, esta podía mejorar a futuro, poniendo su felicidad en manos de otros y no en sus propias acciones y decisiones, sintió el no haberse jugado la seguridad que tenía, arriesgando todo por una vida mejor, cambiando de rumbo, siendo diferente, pero ya era demasiado tarde, la vida se había llevado sus sueños, había dejado arrugas en su rostro y dolores en sus huesos.
    Rosa a pesar de todo, tenía todavía en su vida a Luciana, y agradecía a Dios todos los días por el regalo que le había dejado, pero ella últimamente ya no la iba a visitar tan frecuentemente, ya hace algunos meses, o tal vez años, es que Rosa ya había perdido un poco la noción del tiempo y no sabía si, en realidad eso era algo bueno o malo.
    Un día, luego de intercambiar algunas palabras con el cadete, que le traía las compras del supermercado, Rosa se entera que era primavera, no miraba televisión, pero escuchaba la radio para informarse, pero últimamente no lo hacía, y solo se dedicaba a tejer, y escribir sus memorias si la vista se lo permitía, en un diario íntimo, que solía tener en su mesa de luz.
    -¿La primavera?, ¡llegó la primavera y no tengo flores en mi balcón!- dijo Rosa- la última planta que tuve, se congeló en el invierno pasado, ¿no sabía que era para interiores?- continuó-no recuerdo haber preguntado cuando la compré, es hora de comprar unas nuevas, el cadete las puede elegir por mi y traer.

    Así fue presurosa, ese mismo día a llamar a Carlos el cadete, uno de los pocos contactos que tenía agendados además de una hermana que vivía en otro país, junto con sus dos sobrinos, a los que conoció y vio solo de pequeños.
    Rosa compró esa misma tarde unas bellas plantas que habían florecido, esta vez se cercioró de que no fueran para interior. Rosa estaba feliz con sus plantas, por fin se había decidido y estaban en su balcón.
    Las cuidaba, regaba y hasta conversaba con ellas, que no juzgaban, no exigían y solo escuchaban.
    Un día no tan bueno, con los dolores de siempre, la soledad de siempre, el cansancio de siempre, Rosa se dirige a sus plantas,porque,-no podía abandonarlas, no podía dejarlas morir- se decía- Es ahí que se acerca para regárlas como no lo había hecho el día anterior según pensaba, entonces al
    acercarse a una de ellas, en el verde tallo, ve algo pequeño de color rojo, sin saber que cosa era, se acomoda los lentes y se acerca aún más, para saber de que se trataba y, efectivamente era lo que ella suponía, ¡Catarina! o que bella ¡Catarina!- exclama Rosa en voz alta, pero el pequeño insecto no se
    espanta, solo se mueve un poco y Rosa feliz quiere contar sus manchas negras, pensando que podrían ser 7, el número de la buena suerte, -pero bueno Catarina tú me traes suerte igual, y te agradezco que vengas a quitarme esta soledad- se dice.
    Rosa se sintió afortunada, se vistió de colores y salió a la calle a dar un par de vueltas
    recordando a su joven amiga Luciana, que aunque mas joven que ella, hacía poco había abandonado este mundo, se enteró por la hija de Luciana que había ido a visitarla por última vez para contarle lo sucedido. Pero ahí estaba su fiel amiga, ahí estaba y tenía un cuerpo rojo con manchas negras, para desearle buena suerte, decirle que siga adelante, que mientras hay vida, hay sueños. Se había transformado en una vaquita de San Antonio, que vino a mostrarle que ella no está sola y ahora Rosa con más tranquilidad y paz en su alma, sale a la calle con su vestido de colores y su amplia sonrisa, para decirle a la vida, que ella sigue allí, para encontrar esos colores que rara vez se encuentran, pero que calman el sufrimiento y la desesperanza, los colores del perdón, del agradecimiento y del amor.
     
    #1
    Última modificación: 30 de Agosto de 2023
  2. goodlookingteenagevampire

    goodlookingteenagevampire Miembro del Jurado_____ Átomo somos o mota Miembro del Equipo Miembro del JURADO DE LA MUSA

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    #2
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  3. Damari

    Damari Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Preciosa historia.Un placer recorrer tus letras.Saludos desde Canarias.
     
    #3
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  4. Azulzurita

    Azulzurita Volar soñando..Crear amando

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    ¡Gracias Damari!. Un afectuoso saludo
     
    #4

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