La vela encendida

dulcinista · 21 de Junio de 2011

juana rivera medina dijo: ↑

Maravilloso relato amigo , una vez más me sorprende lo rápido que captas mi atención y como la sostienes hasta la última linea .Me encanta tu prosa, independientemente de la moraleja , me atrapa tu narrativa. Abrazos cariñosos.
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Gracias por tu amable comentario mi estimada Juana. Un beso.

Rosario de Cuenca Esteban · 21 de Junio de 2011

No me dejan darte Reputación pero te la merecessssssssssss
¡Bravo! y mil estrellas
un abrazo y no dejaré que se apague mi vela...
Rosario

Razanobu · 21 de Junio de 2011

Buenas noches dulcinista. Me ha parecido muy interesante e instructiva tu historia. Tienes el don de crear universos en breves líneas, de ofrecer al lector la posibilidad de abrir y expandir su imaginación. La moraleja de la historia me parece genial y sin lugar a dudas esta historia que aquí nos presentas es increíble. Me has dejado sin palabras. ¡Muchas gracias por compartir con nosotros tu don! ¡Gracias por hacerme pensar!

Osa · 21 de Junio de 2011

dulcinista dijo: ↑

El monte Emei está situado en la provincia de Sichuan. En su cumbre, en el borde de un acantilado situado entre dos arroyos, se encuentra un monasterio rodeado de sombríos pinares, davidias y azaleas. Allí parece eterna la niebla. Desde las ventanas del monasterio, se puede ver en los días claros, las distintas cordilleras montañosas de su alrrededor. En este monasterio, algunos maestros y discípulos dedicaban sus días a la meditación y al estudio de los sutras.
An-Yi, uno de estos maestros, tenía un discípulo llamado Kang-Xi. Una noche que Kang-Xi se encontraba estudiando el sutra del loto, se le acercó su maestro An-Yi llevando en la mano derecha una vela encendida. Recuerda, Kang-Xi, que los atentos no mueren, pero los descuidados son como si ya hubieran muerto. Debes velar esta noche junto a esta vela, y por nada del mundo permitas que su llama se apague, le dijo el maestro. Permaneceré despierto toda la noche para que la vela permanezca encendida, contestó Kang-Xi. Pero ya avanzada la noche, fue vencido por el sueño, y al despertar vio que la llama de la vela se había apagado.
Comenzaba a clarear. An-Yi se presentó ante él y le dijo: has de saber, Kang-Xi, que esta noche he viajado al subterráneo mundo de los muertos y que allí he visto el libro en el que están escritos los nombres de los que están a punto de morir pero todavía no han abandonado la vida. Si alguien es capaz de borrar uno de los nombres escritos en el libro, esa persona no morirá. Vi escrito en el libro el nombre de tu padre, y cuando me disponía a borrarlo, se apagó la vela con la que me alumbraba y me quedé a oscuras, por lo que me fue imposible distinguir lo escrito y no pude borrarlo, dijo el maestro. Ese mismo día Kang- Xi recibió la noticia de la muerte de su padre.
Por la noche, mientras Kang- Xi estudiaba el sutra del loto, se presentó nuevamente ante él An-Yi llevando en la mano derecha una vela encendida. Recuerda, Kang-Xi, que aunque estudies y recites todos los días los sutras, si no obras según las enseñanzas de estos, de nada te servirá, pues será como sembrar semillas entre peñascos. Debes velar esta noche juto a esta vela, y por nada del mundo permitas que su llama se apague, le dijo el maestro. Permaneceré despierto toda la noche para que la vela permanezca encendida, contestó Kang-Xi. Pero ya avanzada la noche, fue vencido por el sueño, y al despertar vio que la llama de la vela se había apagado.
Comenzaba a clarear. An-yi se presentó ante él y le dijo: has de saber, Kang-Xi, que esta noche he viajado al subterráneo mundo de los muertos, y que allí he visto el libro en el que están escritos los nombres de los que están a punto de morir pero todavía no han abandonado la vida. Si alguien es capaz de borrar uno de los nombres escritos en el libro, esa persona no morirá. Vi escrito en el libro el nombre de tu madre, y cuando me disponía a borrarlo, se apagó la vela con la que me alumbraba, y me quedé a oscuras, por lo que me fue imposible distinguir lo escrito y no pude borrarlo, dijo el maestro. Ese mismo día, Kang-Xi, recibió la noticia de la muerte de su madre.
Por la noche, mientras Kang-Xi estudiaba el sutra del loto, se presentó nuevamente ante él An-Yi, llevando una vela encendida en su mano derecha. Recuerda, Kang-Xi, que el que sólo atiende a los placeres sensoriales y distrae su mente con vanales deseos es vencido por la muerte antes de que esta llegue. Debes velar esta noche junto a esta vela, y por nada del mundo permitas que su llama se apague, le dijo el maestro. Permaneceré despierto toda la noche para que la vela permanezca encendida, contestó Kang-Xi. Pero ya avanzada la noche, fue vencido por el sueño, y al despertar vio que la llama de la vela se había apagado.
Comenzaba a clarear. An-Yi se presentó ante él y le dijo: has de saber, Kang-Xi, que esta noche he viajado al subterráneo mundo de los muertos, y que allí he visto el libro en el que están escritos los nombres de los que están a punto de morir pero todavía no han abandonado la vida. Si alguien es capaz de borrar uno de los nombres escritos en el libro, esa persona no morirá. Esta noche he visto escrito tu nombre en el libro, y cuando me disponía a borrarlo, se apagó la vela con la que me alumbraba y me quedé a oscuras, por lo que me fue imposible distinguir lo escrito y no pude borrarlo, dijo el maestro.
Por la noche, An-Yi se presentó ante Kang-Xi, pero esta vez no llevaba la vela. Kang-Xi había muerto mientras estudiaba el sutra del loto.
An-Yi se encontró varias noches con Kang-Xi en el subterráneo mundo de los muertos. El discípulo llevaba siempre con él una vela encendida, una vela a la que no dejaba que ningún muerto se acercase por temor a que la apagasen. No reconoció a su antiguo maestro.

Eladio Parreño Elías

21-Junio-2011

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El Reverendo · 21 de Junio de 2011

dulcinista no dejas de sorprenderme , tu mente astuta como la del viejo maestro, es como vulgarmente diriamos en España "una droga" ¡Tu enganchas amigo mío! es tan sutíl , tan perfectamente en cronologia escrito que no es fácil escribir esta maravilla,para hacerlo hay que tener una mente ¡Privilegiada! y tu la tienes , no sé que musa Artemisa te inspirará estos relatos pero te aseguro que son buenos,te mantienen hilado hasta el fin y te dire más quedas con ganas de otro,a mí en particular me ha cautivado esta maravilla ,y tu sabes como las "gasto yo" ante "algo" que me gusta...Reputación, estrellas y para tí un abrazo fráterno desde mí Toledo (España) -GRACIAS POR ESTE REGALO ARTISTA ELADIO-

ALBUJA BRAVO GUILLERMO · 21 de Junio de 2011

dulcinista dijo: ↑

El monte Emei está situado en la provincia de Sichuan. En su cumbre, en el borde de un acantilado situado entre dos arroyos, se encuentra un monasterio rodeado de sombríos pinares, davidias y azaleas. Allí parece eterna la niebla. Desde las ventanas del monasterio, se puede ver en los días claros, las distintas cordilleras montañosas de su alrrededor. En este monasterio, algunos maestros y discípulos dedicaban sus días a la meditación y al estudio de los sutras.
An-Yi, uno de estos maestros, tenía un discípulo llamado Kang-Xi. Una noche que Kang-Xi se encontraba estudiando el sutra del loto, se le acercó su maestro An-Yi llevando en la mano derecha una vela encendida. Recuerda, Kang-Xi, que los atentos no mueren, pero los descuidados son como si ya hubieran muerto. Debes velar esta noche junto a esta vela, y por nada del mundo permitas que su llama se apague, le dijo el maestro. Permaneceré despierto toda la noche para que la vela permanezca encendida, contestó Kang-Xi. Pero ya avanzada la noche, fue vencido por el sueño, y al despertar vio que la llama de la vela se había apagado.
Comenzaba a clarear. An-Yi se presentó ante él y le dijo: has de saber, Kang-Xi, que esta noche he viajado al subterráneo mundo de los muertos y que allí he visto el libro en el que están escritos los nombres de los que están a punto de morir pero todavía no han abandonado la vida. Si alguien es capaz de borrar uno de los nombres escritos en el libro, esa persona no morirá. Vi escrito en el libro el nombre de tu padre, y cuando me disponía a borrarlo, se apagó la vela con la que me alumbraba y me quedé a oscuras, por lo que me fue imposible distinguir lo escrito y no pude borrarlo, dijo el maestro. Ese mismo día Kang- Xi recibió la noticia de la muerte de su padre.
Por la noche, mientras Kang- Xi estudiaba el sutra del loto, se presentó nuevamente ante él An-Yi llevando en la mano derecha una vela encendida. Recuerda, Kang-Xi, que aunque estudies y recites todos los días los sutras, si no obras según las enseñanzas de estos, de nada te servirá, pues será como sembrar semillas entre peñascos. Debes velar esta noche juto a esta vela, y por nada del mundo permitas que su llama se apague, le dijo el maestro. Permaneceré despierto toda la noche para que la vela permanezca encendida, contestó Kang-Xi. Pero ya avanzada la noche, fue vencido por el sueño, y al despertar vio que la llama de la vela se había apagado.
Comenzaba a clarear. An-yi se presentó ante él y le dijo: has de saber, Kang-Xi, que esta noche he viajado al subterráneo mundo de los muertos, y que allí he visto el libro en el que están escritos los nombres de los que están a punto de morir pero todavía no han abandonado la vida. Si alguien es capaz de borrar uno de los nombres escritos en el libro, esa persona no morirá. Vi escrito en el libro el nombre de tu madre, y cuando me disponía a borrarlo, se apagó la vela con la que me alumbraba, y me quedé a oscuras, por lo que me fue imposible distinguir lo escrito y no pude borrarlo, dijo el maestro. Ese mismo día, Kang-Xi, recibió la noticia de la muerte de su madre.
Por la noche, mientras Kang-Xi estudiaba el sutra del loto, se presentó nuevamente ante él An-Yi, llevando una vela encendida en su mano derecha. Recuerda, Kang-Xi, que el que sólo atiende a los placeres sensoriales y distrae su mente con vanales deseos es vencido por la muerte antes de que esta llegue. Debes velar esta noche junto a esta vela, y por nada del mundo permitas que su llama se apague, le dijo el maestro. Permaneceré despierto toda la noche para que la vela permanezca encendida, contestó Kang-Xi. Pero ya avanzada la noche, fue vencido por el sueño, y al despertar vio que la llama de la vela se había apagado.
Comenzaba a clarear. An-Yi se presentó ante él y le dijo: has de saber, Kang-Xi, que esta noche he viajado al subterráneo mundo de los muertos, y que allí he visto el libro en el que están escritos los nombres de los que están a punto de morir pero todavía no han abandonado la vida. Si alguien es capaz de borrar uno de los nombres escritos en el libro, esa persona no morirá. Esta noche he visto escrito tu nombre en el libro, y cuando me disponía a borrarlo, se apagó la vela con la que me alumbraba y me quedé a oscuras, por lo que me fue imposible distinguir lo escrito y no pude borrarlo, dijo el maestro.
Por la noche, An-Yi se presentó ante Kang-Xi, pero esta vez no llevaba la vela. Kang-Xi había muerto mientras estudiaba el sutra del loto.
An-Yi se encontró varias noches con Kang-Xi en el subterráneo mundo de los muertos. El discípulo llevaba siempre con él una vela encendida, una vela a la que no dejaba que ningún muerto se acercase por temor a que la apagasen. No reconoció a su antiguo maestro.

Eladio Parreño Elías

21-Junio-2011

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ELADIO

Los principios que rigen a las leyes de la naturaleza
[I]son las velas que debemos tenerlas encendidas [/I]
[COLOR=blue][I]para que orienten objetivamente los pasos [/I][/COLOR]
[SIZE=4][COLOR=blue][I]de nuestro pensamiento, en procura de la [/I][/COLOR][/SIZE]
[FONT=Times New Roman][SIZE=4][COLOR=blue][I]transformación de la sociedad.[/I][/COLOR][/SIZE]
[FONT=Times New Roman][SIZE=4][COLOR=blue][/COLOR][/SIZE]
[FONT=Times New Roman][SIZE=4][COLOR=blue][I]Escribes con sabiduría.[/I][/COLOR][/SIZE]
[FONT=Times New Roman][SIZE=4][COLOR=blue][/COLOR][/SIZE]
[FONT=Times New Roman][SIZE=4][COLOR=blue][/COLOR][/SIZE]
[FONT=Times New Roman][SIZE=4][COLOR=blue][I]Un fuerte abrazo.[/I][/COLOR][/SIZE][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT]
[FONT=Times New Roman][FONT=Times New Roman][FONT=Times New Roman][FONT=Times New Roman][FONT=Times New Roman]
[FONT=Calibri][SIZE=3] [/SIZE][/FONT][/font][/font][/font][/font][/font]

dulcinista · 21 de Junio de 2011

fiores dijo: ↑

Gracias Dulcinista, un bello relato, Muchas Gracias... aunque a veces, en medio de una tempestad es complicado mantener una pequeña vela encendida.
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Gracias por tu comentario mi estimada poetisa. Un beso.

dulcinista · 21 de Junio de 2011

Merry dijo: ↑

Magnifico relato amigo,linda historia que da que
reflexionar,muy bien narrada.
Besos y estrellas para ti querido poeta.
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Muchas gracias amiga por tu amabilidad. Un beso.

dilia.calderas · 21 de Junio de 2011

dulcinista dijo: ↑

El monte Emei está situado en la provincia de Sichuan. En su cumbre, en el borde de un acantilado situado entre dos arroyos, se encuentra un monasterio rodeado de sombríos pinares, davidias y azaleas. Allí parece eterna la niebla. Desde las ventanas del monasterio, se puede ver en los días claros, las distintas cordilleras montañosas de su alrrededor. En este monasterio, algunos maestros y discípulos dedicaban sus días a la meditación y al estudio de los sutras.
An-Yi, uno de estos maestros, tenía un discípulo llamado Kang-Xi. Una noche que Kang-Xi se encontraba estudiando el sutra del loto, se le acercó su maestro An-Yi llevando en la mano derecha una vela encendida. Recuerda, Kang-Xi, que los atentos no mueren, pero los descuidados son como si ya hubieran muerto. Debes velar esta noche junto a esta vela, y por nada del mundo permitas que su llama se apague, le dijo el maestro. Permaneceré despierto toda la noche para que la vela permanezca encendida, contestó Kang-Xi. Pero ya avanzada la noche, fue vencido por el sueño, y al despertar vio que la llama de la vela se había apagado.
Comenzaba a clarear. An-Yi se presentó ante él y le dijo: has de saber, Kang-Xi, que esta noche he viajado al subterráneo mundo de los muertos y que allí he visto el libro en el que están escritos los nombres de los que están a punto de morir pero todavía no han abandonado la vida. Si alguien es capaz de borrar uno de los nombres escritos en el libro, esa persona no morirá. Vi escrito en el libro el nombre de tu padre, y cuando me disponía a borrarlo, se apagó la vela con la que me alumbraba y me quedé a oscuras, por lo que me fue imposible distinguir lo escrito y no pude borrarlo, dijo el maestro. Ese mismo día Kang- Xi recibió la noticia de la muerte de su padre.
Por la noche, mientras Kang- Xi estudiaba el sutra del loto, se presentó nuevamente ante él An-Yi llevando en la mano derecha una vela encendida. Recuerda, Kang-Xi, que aunque estudies y recites todos los días los sutras, si no obras según las enseñanzas de estos, de nada te servirá, pues será como sembrar semillas entre peñascos. Debes velar esta noche juto a esta vela, y por nada del mundo permitas que su llama se apague, le dijo el maestro. Permaneceré despierto toda la noche para que la vela permanezca encendida, contestó Kang-Xi. Pero ya avanzada la noche, fue vencido por el sueño, y al despertar vio que la llama de la vela se había apagado.
Comenzaba a clarear. An-yi se presentó ante él y le dijo: has de saber, Kang-Xi, que esta noche he viajado al subterráneo mundo de los muertos, y que allí he visto el libro en el que están escritos los nombres de los que están a punto de morir pero todavía no han abandonado la vida. Si alguien es capaz de borrar uno de los nombres escritos en el libro, esa persona no morirá. Vi escrito en el libro el nombre de tu madre, y cuando me disponía a borrarlo, se apagó la vela con la que me alumbraba, y me quedé a oscuras, por lo que me fue imposible distinguir lo escrito y no pude borrarlo, dijo el maestro. Ese mismo día, Kang-Xi, recibió la noticia de la muerte de su madre.
Por la noche, mientras Kang-Xi estudiaba el sutra del loto, se presentó nuevamente ante él An-Yi, llevando una vela encendida en su mano derecha. Recuerda, Kang-Xi, que el que sólo atiende a los placeres sensoriales y distrae su mente con vanales deseos es vencido por la muerte antes de que esta llegue. Debes velar esta noche junto a esta vela, y por nada del mundo permitas que su llama se apague, le dijo el maestro. Permaneceré despierto toda la noche para que la vela permanezca encendida, contestó Kang-Xi. Pero ya avanzada la noche, fue vencido por el sueño, y al despertar vio que la llama de la vela se había apagado.
Comenzaba a clarear. An-Yi se presentó ante él y le dijo: has de saber, Kang-Xi, que esta noche he viajado al subterráneo mundo de los muertos, y que allí he visto el libro en el que están escritos los nombres de los que están a punto de morir pero todavía no han abandonado la vida. Si alguien es capaz de borrar uno de los nombres escritos en el libro, esa persona no morirá. Esta noche he visto escrito tu nombre en el libro, y cuando me disponía a borrarlo, se apagó la vela con la que me alumbraba y me quedé a oscuras, por lo que me fue imposible distinguir lo escrito y no pude borrarlo, dijo el maestro.
Por la noche, An-Yi se presentó ante Kang-Xi, pero esta vez no llevaba la vela. Kang-Xi había muerto mientras estudiaba el sutra del loto.
An-Yi se encontró varias noches con Kang-Xi en el subterráneo mundo de los muertos. El discípulo llevaba siempre con él una vela encendida, una vela a la que no dejaba que ningún muerto se acercase por temor a que la apagasen. No reconoció a su antiguo maestro.

Eladio Parreño Elías

21-Junio-2011

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Hermoso, como todo lo que escribes, porque siempre llevas la vela encendida; por ello eres tan genial Dulcinista. Recibe aplausos, estrellas, besos y abrazos de Dilia.

Rosa Reeder · 21 de Junio de 2011

Estimado amigo dulcinista su prosa es un arte educativo
y su esencia sabia un don y privilegio.

Mis saludos y estrellas de reputación
espero se me permita por si las dudas
****************************

sunset · 21 de Junio de 2011

Profunda e intimista moraleja amigo poeta

que siempre brille tu luz.

Aplausos, besos y estrellas

JC Ventura · 21 de Junio de 2011

Un muy buen relato, amigo. Genial y estremecedor. Muy buena la forma en que lo has relatado y, sobre todo el final. Ha sido un verdadero placer leerte. Un abrazo, Eladio.

JOP PIOBB · 21 de Junio de 2011

Buen escrito. Te felicito y te estrello.

mujerbonita · 22 de Junio de 2011

dulcinista dijo: ↑

El monte Emei está situado en la provincia de Sichuan. En su cumbre, en el borde de un acantilado situado entre dos arroyos, se encuentra un monasterio rodeado de sombríos pinares, davidias y azaleas. Allí parece eterna la niebla. Desde las ventanas del monasterio, se puede ver en los días claros, las distintas cordilleras montañosas de su alrrededor. En este monasterio, algunos maestros y discípulos dedicaban sus días a la meditación y al estudio de los sutras.
An-Yi, uno de estos maestros, tenía un discípulo llamado Kang-Xi. Una noche que Kang-Xi se encontraba estudiando el sutra del loto, se le acercó su maestro An-Yi llevando en la mano derecha una vela encendida. Recuerda, Kang-Xi, que los atentos no mueren, pero los descuidados son como si ya hubieran muerto. Debes velar esta noche junto a esta vela, y por nada del mundo permitas que su llama se apague, le dijo el maestro. Permaneceré despierto toda la noche para que la vela permanezca encendida, contestó Kang-Xi. Pero ya avanzada la noche, fue vencido por el sueño, y al despertar vio que la llama de la vela se había apagado.
Comenzaba a clarear. An-Yi se presentó ante él y le dijo: has de saber, Kang-Xi, que esta noche he viajado al subterráneo mundo de los muertos y que allí he visto el libro en el que están escritos los nombres de los que están a punto de morir pero todavía no han abandonado la vida. Si alguien es capaz de borrar uno de los nombres escritos en el libro, esa persona no morirá. Vi escrito en el libro el nombre de tu padre, y cuando me disponía a borrarlo, se apagó la vela con la que me alumbraba y me quedé a oscuras, por lo que me fue imposible distinguir lo escrito y no pude borrarlo, dijo el maestro. Ese mismo día Kang- Xi recibió la noticia de la muerte de su padre.
Por la noche, mientras Kang- Xi estudiaba el sutra del loto, se presentó nuevamente ante él An-Yi llevando en la mano derecha una vela encendida. Recuerda, Kang-Xi, que aunque estudies y recites todos los días los sutras, si no obras según las enseñanzas de estos, de nada te servirá, pues será como sembrar semillas entre peñascos. Debes velar esta noche juto a esta vela, y por nada del mundo permitas que su llama se apague, le dijo el maestro. Permaneceré despierto toda la noche para que la vela permanezca encendida, contestó Kang-Xi. Pero ya avanzada la noche, fue vencido por el sueño, y al despertar vio que la llama de la vela se había apagado.
Comenzaba a clarear. An-yi se presentó ante él y le dijo: has de saber, Kang-Xi, que esta noche he viajado al subterráneo mundo de los muertos, y que allí he visto el libro en el que están escritos los nombres de los que están a punto de morir pero todavía no han abandonado la vida. Si alguien es capaz de borrar uno de los nombres escritos en el libro, esa persona no morirá. Vi escrito en el libro el nombre de tu madre, y cuando me disponía a borrarlo, se apagó la vela con la que me alumbraba, y me quedé a oscuras, por lo que me fue imposible distinguir lo escrito y no pude borrarlo, dijo el maestro. Ese mismo día, Kang-Xi, recibió la noticia de la muerte de su madre.
Por la noche, mientras Kang-Xi estudiaba el sutra del loto, se presentó nuevamente ante él An-Yi, llevando una vela encendida en su mano derecha. Recuerda, Kang-Xi, que el que sólo atiende a los placeres sensoriales y distrae su mente con vanales deseos es vencido por la muerte antes de que esta llegue. Debes velar esta noche junto a esta vela, y por nada del mundo permitas que su llama se apague, le dijo el maestro. Permaneceré despierto toda la noche para que la vela permanezca encendida, contestó Kang-Xi. Pero ya avanzada la noche, fue vencido por el sueño, y al despertar vio que la llama de la vela se había apagado.
Comenzaba a clarear. An-Yi se presentó ante él y le dijo: has de saber, Kang-Xi, que esta noche he viajado al subterráneo mundo de los muertos, y que allí he visto el libro en el que están escritos los nombres de los que están a punto de morir pero todavía no han abandonado la vida. Si alguien es capaz de borrar uno de los nombres escritos en el libro, esa persona no morirá. Esta noche he visto escrito tu nombre en el libro, y cuando me disponía a borrarlo, se apagó la vela con la que me alumbraba y me quedé a oscuras, por lo que me fue imposible distinguir lo escrito y no pude borrarlo, dijo el maestro.
Por la noche, An-Yi se presentó ante Kang-Xi, pero esta vez no llevaba la vela. Kang-Xi había muerto mientras estudiaba el sutra del loto.
An-Yi se encontró varias noches con Kang-Xi en el subterráneo mundo de los muertos. El discípulo llevaba siempre con él una vela encendida, una vela a la que no dejaba que ningún muerto se acercase por temor a que la apagasen. No reconoció a su antiguo maestro.

Eladio Parreño Elías

21-Junio-2011

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Hola, estuve sin energía eléctrica por varias horas,
para leer recurrí a la luminosidad de una vela.
Un gusto pasar por tu prosa,
Saludos y estrellas
¡SONRIE

30-09-13 · 22 de Junio de 2011

¡Es increíble, amigo Dulcinistas, tu proverbial facilidad para escribir este tipo de relatos! Tu prosa es descriptiva en extremo, y consigues dar al contenido un aire de misterio que "engancha" al lector hasta el final.

Mi más sincera enhorabuena y todas mis estrellas.

Un abrazo.

José Luis

Hector Alberto Villarruel · 22 de Junio de 2011

dulcinista dijo: ↑

El monte Emei está situado en la provincia de Sichuan. En su cumbre, en el borde de un acantilado situado entre dos arroyos, se encuentra un monasterio rodeado de sombríos pinares, davidias y azaleas. Allí parece eterna la niebla. Desde las ventanas del monasterio, se puede ver en los días claros, las distintas cordilleras montañosas de su alrrededor. En este monasterio, algunos maestros y discípulos dedicaban sus días a la meditación y al estudio de los sutras.
An-Yi, uno de estos maestros, tenía un discípulo llamado Kang-Xi. Una noche que Kang-Xi se encontraba estudiando el sutra del loto, se le acercó su maestro An-Yi llevando en la mano derecha una vela encendida. Recuerda, Kang-Xi, que los atentos no mueren, pero los descuidados son como si ya hubieran muerto. Debes velar esta noche junto a esta vela, y por nada del mundo permitas que su llama se apague, le dijo el maestro. Permaneceré despierto toda la noche para que la vela permanezca encendida, contestó Kang-Xi. Pero ya avanzada la noche, fue vencido por el sueño, y al despertar vio que la llama de la vela se había apagado.
Comenzaba a clarear. An-Yi se presentó ante él y le dijo: has de saber, Kang-Xi, que esta noche he viajado al subterráneo mundo de los muertos y que allí he visto el libro en el que están escritos los nombres de los que están a punto de morir pero todavía no han abandonado la vida. Si alguien es capaz de borrar uno de los nombres escritos en el libro, esa persona no morirá. Vi escrito en el libro el nombre de tu padre, y cuando me disponía a borrarlo, se apagó la vela con la que me alumbraba y me quedé a oscuras, por lo que me fue imposible distinguir lo escrito y no pude borrarlo, dijo el maestro. Ese mismo día Kang- Xi recibió la noticia de la muerte de su padre.
Por la noche, mientras Kang- Xi estudiaba el sutra del loto, se presentó nuevamente ante él An-Yi llevando en la mano derecha una vela encendida. Recuerda, Kang-Xi, que aunque estudies y recites todos los días los sutras, si no obras según las enseñanzas de estos, de nada te servirá, pues será como sembrar semillas entre peñascos. Debes velar esta noche juto a esta vela, y por nada del mundo permitas que su llama se apague, le dijo el maestro. Permaneceré despierto toda la noche para que la vela permanezca encendida, contestó Kang-Xi. Pero ya avanzada la noche, fue vencido por el sueño, y al despertar vio que la llama de la vela se había apagado.
Comenzaba a clarear. An-yi se presentó ante él y le dijo: has de saber, Kang-Xi, que esta noche he viajado al subterráneo mundo de los muertos, y que allí he visto el libro en el que están escritos los nombres de los que están a punto de morir pero todavía no han abandonado la vida. Si alguien es capaz de borrar uno de los nombres escritos en el libro, esa persona no morirá. Vi escrito en el libro el nombre de tu madre, y cuando me disponía a borrarlo, se apagó la vela con la que me alumbraba, y me quedé a oscuras, por lo que me fue imposible distinguir lo escrito y no pude borrarlo, dijo el maestro. Ese mismo día, Kang-Xi, recibió la noticia de la muerte de su madre.
Por la noche, mientras Kang-Xi estudiaba el sutra del loto, se presentó nuevamente ante él An-Yi, llevando una vela encendida en su mano derecha. Recuerda, Kang-Xi, que el que sólo atiende a los placeres sensoriales y distrae su mente con vanales deseos es vencido por la muerte antes de que esta llegue. Debes velar esta noche junto a esta vela, y por nada del mundo permitas que su llama se apague, le dijo el maestro. Permaneceré despierto toda la noche para que la vela permanezca encendida, contestó Kang-Xi. Pero ya avanzada la noche, fue vencido por el sueño, y al despertar vio que la llama de la vela se había apagado.
Comenzaba a clarear. An-Yi se presentó ante él y le dijo: has de saber, Kang-Xi, que esta noche he viajado al subterráneo mundo de los muertos, y que allí he visto el libro en el que están escritos los nombres de los que están a punto de morir pero todavía no han abandonado la vida. Si alguien es capaz de borrar uno de los nombres escritos en el libro, esa persona no morirá. Esta noche he visto escrito tu nombre en el libro, y cuando me disponía a borrarlo, se apagó la vela con la que me alumbraba y me quedé a oscuras, por lo que me fue imposible distinguir lo escrito y no pude borrarlo, dijo el maestro.
Por la noche, An-Yi se presentó ante Kang-Xi, pero esta vez no llevaba la vela. Kang-Xi había muerto mientras estudiaba el sutra del loto.
An-Yi se encontró varias noches con Kang-Xi en el subterráneo mundo de los muertos. El discípulo llevaba siempre con él una vela encendida, una vela a la que no dejaba que ningún muerto se acercase por temor a que la apagasen. No reconoció a su antiguo maestro.

Eladio Parreño Elías

21-Junio-2011

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Estimado Eladio, has escrito una prosa, muy hermosa, he estado como una horaleyendo, me imagino a tí, el trabajo magnifico que has hecho, muy buena desde el comienzo hasta el final, solo me queda felicitarte y debo decirte que escribes muy bien en casi todos los foros, eso me alegra, ya que sabes que tea precio mucho.
Un fuerte abrazo y nos estamos leyendo.

Hector Alberto Villarruel.

Sigifredo Silva · 22 de Junio de 2011

¡Hola Dulcinista!

Me parece un buen relato, aunque la introducción es como para un escrito periodístico; claro está que con tu gran habilidad lo combiaste rápidamente y comenzaste con detalles descriptivos del lugar, haciendo que el lector se meta en el cuento.

La palabra "alrrededor", es con una sola "R", es importante si lo vas a mandar al concurso; además veo que te han faltado todos los guiones de los diálogos, lo que te restaría puntos en el concurso.

En general buen relato, aunque repetitivo, sin mucha fuerza y sobre todo que el final se deduce antes de acabar su lectura.

Ojalá y no se nos apague la vela antes de tiempo.

Suerte.

Sigifredo Silva

Marah · 22 de Junio de 2011

Una buena narrativa basada en esos ejercicios yogas que hacen los chinos, los cuales encierran muchos misterios-

Está interesante todo lo que nos cuenta. Yo siempre digo que hay algo oculto en el más allá

Te dejo estrellitas y mi saludo

dulcinista · 22 de Junio de 2011

lomafresquita dijo: ↑

Magnífica narración y excelente mensaje el que se desprende. La vela la tenemos todos encendida hasta el mismo momento de la muerte. La sabiduría es una habilidad que vamos desarrollando conforme reflexionamos nuestra experiencia. La vida es nuestra maestra y ella nos enseña todo lo que hay que aprender si observamos y reflexionamos. Esa es nuestra vela la observación y la reflexión de lo observado. Cuando se acaba la vida se nos apaga la vela y a veces sin haber aprendido nada. Me encantó enormemente tu relato, eres un prosista magnífico. Besos, estrellas y repu si me dejan.
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Mi estimada Lomafresquita, es asombroso cómo has diseccionado mi relato. Lo has comprendido perfectamente. Gracias por tu comentatio. Un beso.

dulcinista · 22 de Junio de 2011

Samuel17993 dijo: ↑

Y al final no pudo borrar su propio nombre. Encantado de leerte Dulcinista. Un saludo de Samuel.
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Gracias amigo Samuel, un abrazo.

dulcinista · 22 de Junio de 2011

Myriam Riveros Navarro dijo: ↑

Este relato hiso que un hielo corriera por mi espalda porque me vino a la memoria una situación lejana de mi vida en la cual debía realizarme un exámen médico con privación de sueño sin em bargo el cansancio a última hora me venció y me quede dormida y posteriormente durante el exámen también me dormí, gracias a Dios no requería de una vela encendida sino no estaría contando el cuento.
Amigo me encantan tus relatos siempre misteriosos y con una cuota de enseñanza.
Mil estrellas y mis cariños.
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Muchas gracias mi estimada Myriam por tu fidelidad con mis escritos. Un beso.

dulcinista · 22 de Junio de 2011

Bet dijo: ↑

Excelente amigo mio........... siempre es un placer caer por tus relatos que me hacen disfrutar enormemente...

Besitos llenos de cariño para ti................ Bet
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El placer es para mí, amiga, me encanta encontrarte entre la senda de mis escritos. Gracias y un beso.

dulcinista · 22 de Junio de 2011

alicia Pérez Hernández;3480210 dijo:

ya que te digo ELADIO!!!!, SI me quedo con la boca abierta cada vez que te leo, lo bueno es que no dejo que se apegue la vela y tu mi querido saltamontes tampoco??? un abrazo cordial y me encanta leerte!!!! un beso
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Gracias mi estimada Alicia por tu fidelidad con mis escritos. un beso.

dulcinista · 22 de Junio de 2011

Rosaela dijo: ↑

... mientras se sea recordado... solo el cuerpo se ha apagado... Las buenas obras están para confirmarlo...Muy buenas letras Dulcinista. Muchas gracias por la invitación a tan agradable lectura. Te felicito.

Un abrazo
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Gracias a ti, mi estimada poetisa por tu amabilidad. Un abrazo.

dulcinista · 22 de Junio de 2011

Rosario de Cuenca Esteban dijo: ↑

No me dejan darte Reputación pero te la merecessssssssssss
¡Bravo! y mil estrellas
un abrazo y no dejaré que se apague mi vela...
Rosario
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Muchas gracias por tu comentario mi estimada Rosario. Un abrazo.

dulcinista · 22 de Junio de 2011

Razanobu dijo: ↑

Buenas noches dulcinista. Me ha parecido muy interesante e instructiva tu historia. Tienes el don de crear universos en breves líneas, de ofrecer al lector la posibilidad de abrir y expandir su imaginación. La moraleja de la historia me parece genial y sin lugar a dudas esta historia que aquí nos presentas es increíble. Me has dejado sin palabras. ¡Muchas gracias por compartir con nosotros tu don! ¡Gracias por hacerme pensar!
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Gracias amigo Razanobu por tu fidelidad y amabilidad con mis escritos. Un abrazo.

dulcinista · 22 de Junio de 2011

Osa dijo: ↑

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Gracias querida amiga, que todo eso que deseas ocurra. La amistad es de las mejores cosas de la vida. Un beso.

lore1 · 22 de Junio de 2011

Aleccionador relato. En esta vida hay que estar siempre vigilante. Un abrazo.

Elba Nery García · 22 de Junio de 2011

Excelente prosa que tiene todos los ingredientes para mantener la atención y motivación del lector de principio a fin !Me encantó. Estrellitas y un abrazo.

dulcinista dijo: ↑

El monte Emei está situado en la provincia de Sichuan. En su cumbre, en el borde de un acantilado situado entre dos arroyos, se encuentra un monasterio rodeado de sombríos pinares, davidias y azaleas. Allí parece eterna la niebla. Desde las ventanas del monasterio, se puede ver en los días claros, las distintas cordilleras montañosas de su alrededor. En este monasterio, algunos maestros y discípulos dedicaban sus días a la meditación y al estudio de los sutras.
An-Yi, uno de estos maestros, tenía un discípulo llamado Kang-Xi. Una noche que Kang-Xi se encontraba estudiando el sutra del loto, se le acercó su maestro An-Yi llevando en la mano derecha una vela encendida. Recuerda, Kang-Xi, que los atentos no mueren, pero los descuidados son como si ya hubieran muerto. Debes velar esta noche junto a esta vela, y por nada del mundo permitas que su llama se apague, le dijo el maestro. Permaneceré despierto toda la noche para que la vela permanezca encendida, contestó Kang-Xi. Pero ya avanzada la noche, fue vencido por el sueño, y al despertar vio que la llama de la vela se había apagado.
Comenzaba a clarear. An-Yi se presentó ante él y le dijo: has de saber, Kang-Xi, que esta noche he viajado al subterráneo mundo de los muertos y que allí he visto el libro en el que están escritos los nombres de los que están a punto de morir pero todavía no han abandonado la vida. Si alguien es capaz de borrar uno de los nombres escritos en el libro, esa persona no morirá. Vi escrito en el libro el nombre de tu padre, y cuando me disponía a borrarlo, se apagó la vela con la que me alumbraba y me quedé a oscuras, por lo que me fue imposible distinguir lo escrito y no pude borrarlo, dijo el maestro. Ese mismo día Kang- Xi recibió la noticia de la muerte de su padre.
Por la noche, mientras Kang- Xi estudiaba el sutra del loto, se presentó nuevamente ante él An-Yi llevando en la mano derecha una vela encendida. Recuerda, Kang-Xi, que aunque estudies y recites todos los días los sutras, si no obras según las enseñanzas de estos, de nada te servirá, pues será como sembrar semillas entre peñascos. Debes velar esta noche juto a esta vela, y por nada del mundo permitas que su llama se apague, le dijo el maestro. Permaneceré despierto toda la noche para que la vela permanezca encendida, contestó Kang-Xi. Pero ya avanzada la noche, fue vencido por el sueño, y al despertar vio que la llama de la vela se había apagado.
Comenzaba a clarear. An-yi se presentó ante él y le dijo: has de saber, Kang-Xi, que esta noche he viajado al subterráneo mundo de los muertos, y que allí he visto el libro en el que están escritos los nombres de los que están a punto de morir pero todavía no han abandonado la vida. Si alguien es capaz de borrar uno de los nombres escritos en el libro, esa persona no morirá. Vi escrito en el libro el nombre de tu madre, y cuando me disponía a borrarlo, se apagó la vela con la que me alumbraba, y me quedé a oscuras, por lo que me fue imposible distinguir lo escrito y no pude borrarlo, dijo el maestro. Ese mismo día, Kang-Xi, recibió la noticia de la muerte de su madre.
Por la noche, mientras Kang-Xi estudiaba el sutra del loto, se presentó nuevamente ante él An-Yi, llevando una vela encendida en su mano derecha. Recuerda, Kang-Xi, que el que sólo atiende a los placeres sensoriales y distrae su mente con vanales deseos es vencido por la muerte antes de que esta llegue. Debes velar esta noche junto a esta vela, y por nada del mundo permitas que su llama se apague, le dijo el maestro. Permaneceré despierto toda la noche para que la vela permanezca encendida, contestó Kang-Xi. Pero ya avanzada la noche, fue vencido por el sueño, y al despertar vio que la llama de la vela se había apagado.
Comenzaba a clarear. An-Yi se presentó ante él y le dijo: has de saber, Kang-Xi, que esta noche he viajado al subterráneo mundo de los muertos, y que allí he visto el libro en el que están escritos los nombres de los que están a punto de morir pero todavía no han abandonado la vida. Si alguien es capaz de borrar uno de los nombres escritos en el libro, esa persona no morirá. Esta noche he visto escrito tu nombre en el libro, y cuando me disponía a borrarlo, se apagó la vela con la que me alumbraba y me quedé a oscuras, por lo que me fue imposible distinguir lo escrito y no pude borrarlo, dijo el maestro.
Por la noche, An-Yi se presentó ante Kang-Xi, pero esta vez no llevaba la vela. Kang-Xi había muerto mientras estudiaba el sutra del loto.
An-Yi se encontró varias noches con Kang-Xi en el subterráneo mundo de los muertos. El discípulo llevaba siempre con él una vela encendida, una vela a la que no dejaba que ningún muerto se acercase por temor a que la apagasen. No reconoció a su antiguo maestro.

Eladio Parreño Elías

21-Junio-2011

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Mamen · 22 de Junio de 2011

dulcinista dijo: ↑

El monte Emei está situado en la provincia de Sichuan. En su cumbre, en el borde de un acantilado situado entre dos arroyos, se encuentra un monasterio rodeado de sombríos pinares, davidias y azaleas. Allí parece eterna la niebla. Desde las ventanas del monasterio, se puede ver en los días claros, las distintas cordilleras montañosas de su alrededor. En este monasterio, algunos maestros y discípulos dedicaban sus días a la meditación y al estudio de los sutras.
An-Yi, uno de estos maestros, tenía un discípulo llamado Kang-Xi. Una noche que Kang-Xi se encontraba estudiando el sutra del loto, se le acercó su maestro An-Yi llevando en la mano derecha una vela encendida. Recuerda, Kang-Xi, que los atentos no mueren, pero los descuidados son como si ya hubieran muerto. Debes velar esta noche junto a esta vela, y por nada del mundo permitas que su llama se apague, le dijo el maestro. Permaneceré despierto toda la noche para que la vela permanezca encendida, contestó Kang-Xi. Pero ya avanzada la noche, fue vencido por el sueño, y al despertar vio que la llama de la vela se había apagado.
Comenzaba a clarear. An-Yi se presentó ante él y le dijo: has de saber, Kang-Xi, que esta noche he viajado al subterráneo mundo de los muertos y que allí he visto el libro en el que están escritos los nombres de los que están a punto de morir pero todavía no han abandonado la vida. Si alguien es capaz de borrar uno de los nombres escritos en el libro, esa persona no morirá. Vi escrito en el libro el nombre de tu padre, y cuando me disponía a borrarlo, se apagó la vela con la que me alumbraba y me quedé a oscuras, por lo que me fue imposible distinguir lo escrito y no pude borrarlo, dijo el maestro. Ese mismo día Kang- Xi recibió la noticia de la muerte de su padre.
Por la noche, mientras Kang- Xi estudiaba el sutra del loto, se presentó nuevamente ante él An-Yi llevando en la mano derecha una vela encendida. Recuerda, Kang-Xi, que aunque estudies y recites todos los días los sutras, si no obras según las enseñanzas de estos, de nada te servirá, pues será como sembrar semillas entre peñascos. Debes velar esta noche juto a esta vela, y por nada del mundo permitas que su llama se apague, le dijo el maestro. Permaneceré despierto toda la noche para que la vela permanezca encendida, contestó Kang-Xi. Pero ya avanzada la noche, fue vencido por el sueño, y al despertar vio que la llama de la vela se había apagado.
Comenzaba a clarear. An-yi se presentó ante él y le dijo: has de saber, Kang-Xi, que esta noche he viajado al subterráneo mundo de los muertos, y que allí he visto el libro en el que están escritos los nombres de los que están a punto de morir pero todavía no han abandonado la vida. Si alguien es capaz de borrar uno de los nombres escritos en el libro, esa persona no morirá. Vi escrito en el libro el nombre de tu madre, y cuando me disponía a borrarlo, se apagó la vela con la que me alumbraba, y me quedé a oscuras, por lo que me fue imposible distinguir lo escrito y no pude borrarlo, dijo el maestro. Ese mismo día, Kang-Xi, recibió la noticia de la muerte de su madre.
Por la noche, mientras Kang-Xi estudiaba el sutra del loto, se presentó nuevamente ante él An-Yi, llevando una vela encendida en su mano derecha. Recuerda, Kang-Xi, que el que sólo atiende a los placeres sensoriales y distrae su mente con vanales deseos es vencido por la muerte antes de que esta llegue. Debes velar esta noche junto a esta vela, y por nada del mundo permitas que su llama se apague, le dijo el maestro. Permaneceré despierto toda la noche para que la vela permanezca encendida, contestó Kang-Xi. Pero ya avanzada la noche, fue vencido por el sueño, y al despertar vio que la llama de la vela se había apagado.
Comenzaba a clarear. An-Yi se presentó ante él y le dijo: has de saber, Kang-Xi, que esta noche he viajado al subterráneo mundo de los muertos, y que allí he visto el libro en el que están escritos los nombres de los que están a punto de morir pero todavía no han abandonado la vida. Si alguien es capaz de borrar uno de los nombres escritos en el libro, esa persona no morirá. Esta noche he visto escrito tu nombre en el libro, y cuando me disponía a borrarlo, se apagó la vela con la que me alumbraba y me quedé a oscuras, por lo que me fue imposible distinguir lo escrito y no pude borrarlo, dijo el maestro.
Por la noche, An-Yi se presentó ante Kang-Xi, pero esta vez no llevaba la vela. Kang-Xi había muerto mientras estudiaba el sutra del loto.
An-Yi se encontró varias noches con Kang-Xi en el subterráneo mundo de los muertos. El discípulo llevaba siempre con él una vela encendida, una vela a la que no dejaba que ningún muerto se acercase por temor a que la apagasen. No reconoció a su antiguo maestro.

Eladio Parreño Elías

21-Junio-2011

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Muy entrañable tu relato, me gustó el tema que usaste para escribirlo,
muy agradable y asiduo de leer.
Un placer haber pasado, un beso:::hug:::

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