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La verdadera historia de la Bella Durmiente.

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Gabriel C., 24 de Diciembre de 2023. Respuestas: 0 | Visitas: 104

  1. Gabriel C.

    Gabriel C. Poeta recién llegado

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    4 de Junio de 2023
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    Hombre
    Todos conocemos la historia tal cual nos la contaron los hermanos Grimm, pero dicen que esa no es la verdadera historia…

    Corrían voces por el reino, corrían como corre el agua entre las piedras y se diseminaban las versiones por cada rincón: la princesa maldecida en su nacimiento, estaba encerrada en un castillo impenetrable, rodeado de un muro de ramas cargadas de espinas.

    Uno de esos tantos príncipes que siempre aparecen en estas historias destinados a salvar princesas, se propuso hacer lo propio, casarse con ella y, de paso, anexar el reino de ésta al de su padre, para convertirse a futuro en un poderoso Rey. Así fué como se dirigió hacia el castillo donde cumpliría su proeza.

    Una y mil veces intentó lo que parecía imposible, hasta que por fin, pudo franquear el muro de espinas y no sin mucho esfuerzo, llegar al salón principal de la fortaleza. Allí se encontró con una muchacha que irradiaba luz, de una belleza pocas veces vista, vestida con atuendos típicos de la realeza… eso sí para nada parecía estar bajo el poder de un hechizo.

    Mientras la princesa tocaba un piano blanco de cola, el príncipe se acercó lentamente, al tiempo que ella seguía tocando como si nunca se hubiera percatado de su existencia.

    Él no dudó un instante; acarició sus largos cabellos e inmediatamente ella le respondió girando su cabeza y hundiendo su mirada en sus ojos tan profundamente que parecía estar viéndole hasta la mismísima alma. Él la tomó en sus brazos y la condujo hasta una recámara dorada con una cama digna de reyes en su interior. La acostó y le habló de todas sus proezas, de todo lo que había pasado para llegar hasta allí para salvarla; ella parecía no entender…

    Suavemente el príncipe cerró sus ojos y se fue inclinando sobre ella que yacía boca arriba. Fue hasta entonces que depositó sus labios en los de ella pensando en el poderoso rey en el que a futuro se iba a convertir. Ella parecía no responder. Inmediatamente y antes de que sus labios se separaran la princesa cayó aletargada en un profundo sueño.

    Pasó el tiempo, horas, días, quizás meses y nunca despertó. El príncipe resignado quiso abandonar el castillo, pero el muro de espinas era tan grande y espeso que nunca pudo atravesarlo.

    Dicen que allí permanecen y permanecerán hasta los confines del tiempo… acostados uno al lado del otro. Uno sin sueño ni sueños, y la otra, encerrada en los sueños propios..
     
    #1

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