La vida 5

Camino por la orilla de la mar
con la muerte fluyendo entre mis dedos,
hoy no dejo que entierren entre miedos
pujanzas que me llevan a estallar.

A la vida en su tumba le hago altar
dejando en las arenas sucios credos,
cansado como estoy de mis denuedos
llegaré respirando hasta lo impar.

Efímera enriquece las arenas
la vida descartada por sus olas
sin vestigios de llantos ni de penas.

Son los recuerdos tristes caracolas
que no cabe sufrir como cadenas,
ved del cieno crecer las amapolas.

 

Bella poesía...todo en una misma línea argumental y a la vez plena de imágenes frescas...hasta cuando mencionas la idea de la finitud de la vida suena bien. Al hablar de altar y arena en tus versos se me vino a la mente las ofrendas a la diosa del mar Iemansjá en Montevideo. Es algo muy particular e interesante de ver. La poesía es así... las imágenes que proyecta en los otros son muy variadas.
Saludos:
Malena

 

La vida es, querida Malena, tanto más que nuestra vida. Me gustaría llamarme un observador de la vida, desde sus más pequeñas, humildes expresiones, hasta las más complejas y brillantes. Esas algas que mueren en la playa siguen dando testimonio de cómo empezó todo, el plancton sigue nutriendo nuestra atmósfera con el vital oxígeno. Nuestra vida se alimenta, en cierto sentido, de una infinitud de últimos suspiros. Y sí, es el mar, «toujours la mer», el que alberga buena parte de lo efímero, eso que es la vida.

abrazo
Jorge

L'homme et la mer
Homme libre, toujours tu chériras la mer !
La mer est ton miroir ; tu contemples ton âme
Dans le déroulement infini de sa lame,
Et ton esprit n'est pas un gouffre moins amer.

Tu te plais à plonger au sein de ton image ;
Tu l'embrasses des yeux et des bras, et ton coeur
Se distrait quelquefois de sa propre rumeur
Au bruit de cette plainte indomptable et sauvage.

Vous êtes tous les deux ténébreux et discrets :
Homme, nul n'a sondé le fond de tes abîmes ;
Ô mer, nul ne connaît tes richesses intimes,
Tant vous êtes jaloux de garder vos secrets !

Et cependant voilà des siècles innombrables
Que vous vous combattez sans pitié ni remord,
Tellement vous aimez le carnage et la mort,
Ô lutteurs éternels, ô frères implacables !

(Ch. Baudelaire)

 

Qué belleza esta poesía que me compartes...la traduje porque no la conocía, me queda mucho por leer como verás. Me gusta tu reflexión también, agradezco tu tiempo y tus palabras.
Un abrazo:
Malena.

 

Gran poema Amigo, el último terceto está genial, y para qué sufrir si al final todo terminará de la misma manera. Saludos.