La villa de los lobos

La noche esta sobrita con búhos sigilosos en las nubes,
el frío incrementa en el más desorbitarte cuerpo inerte,
el camino se hace pesado pero el alma carga más fuerte,
y la humedad huele a pesadez de tiempo desconcertado,
retirándome del entorno hacia un eje sideral ilimitado,
donde pueda ver la pena del hábitat triste deslumbrado.


Villa solitaria, infausta y olvidada, ¡Lobos aúllan los Lobos!
Césped ya no servís, no valéis, ¡Oda, canta y le da!


Peregrinare hoy más que nunca con dementes olvidados,
y singularmente viviremos en un orbe pulcro de refugio,
mi pasado idóneo lo atare en el diván de mis antologías,
placiéndome con arte humano de paz a todas esas sequías,
traficando banderas de hervores, blasones odas de alegrías,
caminante sin rumbo andando, orgullo de su ideología.


Villa solitaria, infausta y olvidada, ¡Lobos aúllan los Lobos!
Césped ya no servís, no valéis, ¡Oda, canta y le da!


Afligidos títeres, fantoches marionetas y apenados bufones,
ellos son estado psíquico externo de todas mis percepciones,
la inspiración del yo interno esta inútilmente neutralizada,
pero centralizada en vicios como si fuesen valiosas alhajas,
cual voluble giro el pobre afecto en cautiverio se encuentre,
éste se escapa, y sale a deleitarse con todos los indigentes.


Villa solitaria, infausta y olvidada, ¡Lobos aúllan los Lobos!
Césped ya no servís, no valéis, ¡Oda, canta y le da!


Poder oler con fogosidad el orgasmo del clérigo religioso,
y así lamer anémicamente la sangre saturada de la nada,
eructar tenazmente los patrones de la sociedad existente,
en pro a santificar los inocentes cleptómanos prisioneros,
¡Déjenme tranquilamente el invierno atado en mi rostro!,
¡Es gustoso, delirante sentir cenicitas en toda mi hoguera!


Villa solitaria, infausta y olvidada, ¡Lobos aúllan los Lobos!
Césped ya no servís, no valéis, ¡Oda, canta y le da!


La sombra no es mi aliada, pero si mi extensa morada,
mis ambiciones aleatorias que provenien de la nada,
mis sentidos completos sedantes no precisan fronteras,
esta cólera agonizante, la tengo enterrada en mis venas,
Buscadme una daga callada y mátenme en la primavera.
¡Errante, destino errante, inhúmenme con mis dilemas!
Pétalos de vidrio que aprisiono, y con voz ronca digo:

¡La villa de los Lobos está aullando,
y el césped da mi vida, aún triste y desolado!

 

original ,muy buen poema, placer leerle