La voz del mapuche

“Cuando los solares rayos
la línea del horizonte
transpongan con valentía
y desparezca la noche,

haremos vibrar sin tregua
nuestros robustos tambores
y lanzaremos a una
nuestras poderosas voces.

Ya por las humildes lomas,
ya por los profundos bosques,
correremos como el viento
por las etéreas regiones.

Si ahigadados y aguerridos
se muestran los españoles,
nosotros nos mostraremos
implacables y feroces.

¡Juro con tono solemne
que cada cual de sus hombres
más aún nos temerá
que a mil hambrientos leones;

que sus complacientes sueños
colmaremos de terrores
y bañaremos sus días
de una incertidumbre enorme!

Ante sus buidas hachas
seremos macizos robres,
y ante sus cortantes picas
rocas estrenuas y ocres.

De un rojo oscuro de sangre
teñiremos sus facciones,
dándoles a degustar
del tormento los sabores.

Nos rogarán compasión
con fervientes oraciones
tras rendir a nuestros pies
las insignias de sus torres,

mas sólo recibirán
lo que pravos y traidores:
una limpia cuchillada
en el corazón innoble.

¡Que sepa su rey Felipe
que todos los escuadrones
que conculquen el Arauco
para agostar sus verdores

y encerrar sus maravillas
tras de ominosos barrotes
se verán con prontitud
reducidos a jirones!

¡Que sepa el dios al que ofrecen
cuanto arrancan a los pobres
que no beberemos nunca
sus insalubres licores!

¡Que sepa cada rincón
del vasto y hermoso orbe
que fueron en esta tierra
cazados los cazadores!

¡Contra un muro infranqueable
chocarán sus ambiciones,
y en el caos absoluto
se sofocará su orden!

¡Por siempre recordará
la historia nuestras acciones,
más que los años transcurran
y las centurias galopen!”

Así rugió a sus iguales,
desnudo el pecho de bronce,
quien Caupolicán tenía
por sonoro y alto nombre.​

 

Hermoso tu homenaje a esta raza de coraje.

abrazo
j.