Laberinto (imagen 14 - mayo 2018)

MONDO GROSSO / Labyrinth

Sin atinar a que escribir, la imagen y la música se mezclan.
La sinestesia inunda el momento mientras las palabras surgen sin razón... o con demasiadas razones reprimidas.

El ritmo se descompone, un extraño vals asincopado de 5-7-5-7-7 que a ratos se burla en un 6-7-6-6-8... sin cordura medicada...

Los espejos con brazos de una vía se vuelven relojes, señalando las rutas sin cesar. Cambiando a cada segundo su dirección.
En una serie de caminos sin muros, solo paredes que nosotros mismos pusimos, por tratar de guiar nuestros pasos.

Cada recodo, cada esquina, es una vuelta de memoria perdida, un giro a un desconocido pasado, por un futuro que pretendemos conocido, sin tener ni idea de en qué baldosa se hallan nuestros pies... ni hacia donde huyeron nuestras pisadas.

Tu imagen pecosa, inunda el destino tras las cortinas de ladrillos, te busco ansioso, tus uñas llevan trozos de pieles que te añoran... y que mi espalda busca llenar sus vacíos...
Las piernas proyectadas al aire, son un viejo recuerdo de algo que ya no es... de un vacío que urgencia mis excesos... que retumba entre los empapelados del telo.

Y en una suma de sudores fríos, dejo de restar a la vida para multiplicar mis anhelos... por verte... por tenerte de nuevo... entre los paréntesis de felicidad que exponenciaban nuestras locuras... dividiendo nuestros tiempos por una constante de cero... para ser infinitos.

No soy el de nunca, por ser el de siempre, por simplemente ser... aunque contigo en la ausencia... ya no soy...
Solo una mancha verde, queda acompañada de violines taciturnos, entre aromas de jazmines....

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Simplemente son locuras inconexas de deseos afiebrados por la piel clara y el pelo castaño... por el sabor de las galletas de avena y miel, por la leche derramada en la almohada bajo la que tus ojos depositaron mis ruegos...

No soy más que lo que dejé de pretender llegar a ser... para ser una raya más en un viejo almanaque a punto de terminar su ultima hoja...

Como arrancado del árbol junto a otras hojas... rodeado de pétalos blancos, de setos con sarampión, de troncos de café con sabia verde y blanca... cobijado por sombras que se mecen bajo las telarañas del dosel... bajo miradas octópodas... bajo requisitos de medallas olímpicas en el deporte del amor estilo libre...

Y vuelvo a esta tierra de locos, entre teclas golpeando martinetes de felpa, en las cuerdas tensas por el dolor de una llave inquisidora y retorcida... para volverme melodía entre tus dedos... en el piano...

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Dormido al fin... mientras mis sueños despiertan...

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Laberinto de pieles y cemento... de asfalto, bismuto, bromato y esperanzas... por sentarme en la silla del dentista loco... aquel que sacó las muelas del juicio que nunca tuve... ¡ que no espero llegar a tener !...
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Los caminos siguen cruzando los caminos... entre puertas, ventanas y muros... con las aceleraciones del kokoro... tus pestañas me señalan cada día perdido.... entre las brumas del dormitorio... entre las mentiras para seguir recostados... para seguir amándonos...

Ai shiteru... pequeña geisha de piel pálida y ojos marrones... se inundan los acordes de un silencio que se avecina al final.

Los últimos momentos de una triste historia que fue alegre mientras era vivida... por unos caminos retorcidos que quisiera volver a recorrer... por un laberinto de extravíos entre tus pliegues de mujer... entre tus quejidos de lujuria... entre las sedas de tus brazos ansiosos... entre tus ojos y labios que invitaban a seguir... entre tus miradas de inocente asesina del tiempo...