Labios

Labios

Escuché que besando labios extraños se olvidan conocidos,
que con el color de otros lápices labiales sobre mis labios
extinguiría el tuyo.
Empecé a buscar labios ese día,
los encontré en las noches,
en las tardes también,
los encontré a montones.
Carnosos de silicona unos,
de frutilla otros,
suaves y acaramelados de algodón dulce,
tiesos como tendones rojos también,
húmedos como lluvia de verano,
tibios como verano,
inasibles como recuerdos,
apasionados como metal derretido,
fríos como cumbres de montañas,
y muchos mas deliciosamente inevocables.
Ciertas mañanas sin labios miraba los míos al espejo,
besos nocheros de rojo carmín,
de rosa Monroe,
de naranja cítrico,
de azul tenue,
de rojo Ferrari,
se deslizaban veloces sobre los míos.
Pero debajo de ellos aun quedaba el rojo tuyo,
indeleble como la sangre de mis latidos,
el rojo sólo tuyo,
rojo ligero de rosas todavía por florecer,
tan fundamentalmente tuyo como tus mismos labios,
como tus rulos colorados.
Esta mañana frotándome los labios desconocidos de anoche
me acordé que nunca habías usado lápiz labial.
El rojo profundo teñido en mis labios no era cosmético,
ni pintura, ni química,
era tu rojo natural,
que se había templado con mis labios en un material inmutable.
Mi esencia,
la que creía esencialmente mía,
no era mas la misma de antes de conocerte,
mis labios fisiológicamente míos,
no eran mas los mismos de antes de besarte.
Después de amarte enardecidamente,
con el rojo de mil soles,
una pizca tuya forma parte de mi.
Como olvidarte, como olvidarme,
si sos parte de mí.
Cada mañana veo en el espejo mis labios,
pintados con el rojo profundamente tuyo,
los froté,
ya por un año,
el rojo inolvidable sigue ahí.
Esta noche saldré a buscar mas labios pintados,
para cubrir por una noche el rojo de tu ausencia.

 

un amor tan profundo por aquellos que atrapan la sencillez.