Las azucenas marchitas.

Aunque la riegue Facundo
se marchita la azucena,
el jardinero del mundo
las riega con su gran pena.

Ya tres años han pasado
y su dolor sigue intacto,
poco tiempo son tres años
para olvidar lo sagrado.

Prometió su amor eterno
a su más preciada flor,
y él asistió a su suicidio...
¡¡su palabra no cumplió!!.

Desde entonces llora y llora,
las lágrimas derramadas
por la muerte de su amada,
han formado una laguna
con las que riega las plantas.

Todas lucen su belleza,
todas menos la azucena;
era la flor más preciada
a los ojos de su amada.

Y antes de florecer, mueren,
porque ya no están las manos
que les daba su cuidado
al cortarlas de sus tallos.

 

Muchísimas gracias por tu visita y comentario Maramín, un beso muy grande.

 

En el silencio empalidece un lirio
sin el rocío de tu beso,
siente del mundo su frio.
Temblando hasta tu regreso.


Un verdadero honor leerte en esta magna poesía, que nos habla de la grandeza de tus versos, de la conquista de la belleza poética en logradas imágenes. Mis sinceras felicitaciones poetisa.

 

El honor es para mí Victor, muchísimas gracias por tu precioso comentario, un abrazo desde Madrid deseándote unas felices fiestas, que ya las tenemos a la vuelta de la esquina.

 

Si que sabes transmitir pena y melancolía en tus buenos versos poetisa...

mis abrazos y besos australes a ti

Ramiro

 

Mi apreciado Ramiro, celebro verte y recibir tu bonito comentario amigo mío. Muchísimas gracias y un fuerte abrazo pre-navideño, que surca los mares hasta tí.