Las Balas Asesinas

Las balas asesinas te abatieron,
la metralla infamante te segó la vida
cuando ya florecías, cuando ya descollabas
y el mundo entre tus manos
era un ramo de rosas.

Estuviste en medio del camino
con los brazos abiertos de eperanzas.
Allí te encontró el odio y la violencia
y tú caíste, hijo de mi pueblo,
para que así se cumpla la consigna
de disparar primero
y averiguar después.

¿Hasta cuándo sufrir y ver morir
a los hijos de Juana o de Jacinta,
a los niños que van a sus escuelas,
a los niños que van por nuestros barrios
brincando, con sus voces cantarinas?

Hasta cuando la sangre es regadío
que baña nuestras calles y poblados.
Hasta cuando Señor el sufrimiento
debe ser el pan nuestro, y la agonía
la única oración para el consuelo?

No respondes Señor, yo te respondo:
los brazos de mi pueblo se levantan,
mil voces y mil voces se agigantan
y se alza el estandarte de la lucha.
Machemos aguerridos y pujantes,
unidas las mil voces y mil voces
derrotemos el odio y la violencia
con nuestra férrea mano de soldado
que lucha por la paz y por la vida,
contra la explotación y la miseria,
por amplias libertades para el pueblo,
por un mundo mejor y de futuro.

Es la la lucha el camino que nos queda
y no puede existir otro camino.
Se lucha con la paz o con la guerra,
pero se lucha por lograr la vida,
por salvar a los niños de la escuela,
del campo, y la ciudad, de todas partes.
Pero se lucha por un mundo nuevo,
por un mundo de paz y alegría,
donde no tenga vida la agonía,
donde no tenga paz el guerrerista,
donde todos vivamos como hemanos
cantando para hoy, para mañana,
cantando la canción de un nuevo día.

 

Un buen poema para anunciar un nuevo día. Un abrazo