Las botas del abuelo

Deberíamos calzarnos las botas del abuelo
que pisaban el barro sin miedos estúpidos.
Nada es más valioso que la zancada libre
a la que no le preocupa la muerte digna.
Vivir respirando el aire de las migajas
no deja de ser un ahogo en cuerpo dibujado.
Si les seguimos dejando creerse dignos
calentarán sus pies sobre nuestra espalda
mientras ríen anécdotas de nuestra especie
nacida para recolectarles el algodón.
Siendo superiores en número y capacidad
les dejamos comerse islas y mares
mientras les ponemos la mesa limpia
y les ofrecemos nuestros hijos vírgenes.
No tendremos perdón si no despertamos
ante una aguja tan afilada y profunda
que nos quiere recordar como las células
desde la que se inició la historia.

 

desafortunadamente nosotros, la SOCIEDAD SOMO UNA MIERDA, QUE NOS HEMOS ACOSTUMBRA A LA VIDA FACILISTA. hay mucha, pero mucha gente que no está preparada para una catástrofe mundial. excelente tema.
un abrazo

 

Apreciado Javier, es tanta la verdad que dices como lo es tan imposible que ocurra ese despertar del pueblo masivamente nos hemos acostumbrado a lo fácil a vivir por nosotros sin mirar al vecino y para mas inri en el bar y tertulias de amigos decimos pestes pero no sabemos hacerlo a la cara de quienes hablamos, quizás solo quizás nos hayamos convertido en un pueblo que teme la guerra y el enfrentamiento no por unos ideales políticos que cada vez valen menos y si por la supervivencia del que nació porque ellos lo quieren devil y seguro que así morira.
Buen tema paisano y muy bien llevado. Te felicito. Un abrazo de tu amigo José Manuel. Te dejo reputación.

 

Gracias ,Reltih, por compartir tus sensaciones y pensamientos.

Abrazos.

 

Gracias, Maese, por tu comentario tu extenso y acertado comentario.

Muchos abrazos.

 

Mientras una gota horade la piedra... todo es posible.

 

Interesante tema, me ha gustado, es imprecindible hacer el viaje en sus botas para sentir su huella en el camino...grandioso! Saludos cordiales.

 

Ojala, Tuti, tengas razón.

Gracias a tu presencia y besos

 

Nancisant, si la historia nos acompañara, otro gallo cantaría. Hay demasiada juventud que cree que todo nació ayer.

Mis besos