Las cenas de Cabiria (Joda el hambre)

Las cenas de Cabiria
(Joda el hambre)​

A almorzar, a almorzar,
gorgoritos de vino en garganta
y atún pa cenar.

A comer, a comer,
jamoncito guijuelo,
jabugo de mar.

A morder, a morder,
a morder los manteles,
que pintan las frutas
que no comerás.

Merendar, merendar,
merendar a lo pobre
caramelos con pan,
y arroz de cosecha redoble
en salvado integral.

Pensar, y pensar,
que el comer y comer,
aunque nada se tenga
todo es comenzar.

Una espina, un dedal,
una aguja y un morral,
unos dientes que chirrían,
si los coses callarán.

Como el burro
que aprendió a no jalar,
jalarán sólo del muro,
todos muertos… ni un hablar.

Ya no hay carnes que se pidan,
ni pescados marinar,
ni hortalizas que salpican,
ni morcillas para asar;
sólo hambres que se piensan,
si está llena la despensa
tan vacía como está.

Hambre que me miras,
hambre que me das,
hambre... ¿qué suspiras?,
no te pires, sácialas,
que las ganas son tan buenas,
como bueno el pollo al as.

Hambrecita de mi vida,
cómeme te pido yo,
come el coco su saliva,
como el moco chupo yo.

Ya me trago, ya metrón,
ya me cago en la salida
si no hay un buen tapón.

El banquete es merendilla
que se ofrece de tampón,
chúpate esa mantequilla
en mantecas de telón.

Límpiate en la servilleta,
quédate pal resopón,
y al café que es chapoteca,
chapa el circo por león.


Estoy hueso, vida mía,
¡qué he hecho yo?,
no me mires por la guisa,
que de carnes pobre soy.

Mírame como a tu espejo,
bebe el fango del honor,
déjame por lo más tieso,
que aún a secas puntuó.

Cuando el hambre me atosigue,
cuando el sol se derrumbó,
haya lunas que me animen
en las cenas de pontón;
que las cenas de Cabiria
no son buenas, ni me alivian,
si el humano más hombruno,
por romano que me fumo
en hambruna se ocultó.​

 

dejas con mucho apetito poeta, felicidades

un abrazo fuerte

 

Muchas gracias por pasarte Francisco, un abrazo