Las cerezas

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Se me ocurre algo , viejo de años,pues se desarrolla en mi niñez,donde para mi todo era más fácil,pero inaccesible,aunque a veces no tanto.
Vivía con mis abuelos paternos,pues mis padres emigrantes por aquellos años,trabajaban fuera de España para darnos una vida mejor,como lo hacían la mayoría de la gente por aquellos tiempos .
Yo era muy pícara de niña me gustaba hacer travesuras y sacaba de las casillas a todos.Pero adoraba a mis abuelitos .Vivíamos en una casa que hasta hoy sigue grabada en mi mente,eran de esas casas de la época con su cocina de carbón y su aseo reducido,donde no había más cabida que la pileta y la taza,la bañera era una tina,que la verdad sea dicha no recuerdo donde ,la guardaba mi abuelita.También teníamos tres perros, la madre que se llamaba Linda y los dos pequeños Palota y Paloto.La perrita era la mía,era blanca y negra y era muy buena,me dejaba vestirla con la ropita de mis muñecos.
Mi abuelito estaba enfermo,sufría de asma y requería cuidados y medicamentos para luchar contra su enfermedad.
Le gustaba llevarme a pasear al parque unas cuadras más abajo de casa,pero siempre con miedo de que no me escapara,pues me gustaba ir a mi aire y el pobre tenía que sacar fuerzas para correr detrás mio y que no me pasara nada malo.Pobre abuelito!ya sin hacer ningún esfuerzo , tenía dificultad para hacer llegar el aire a sus pulmones y yo aun le daba esos disgustos.Pero me adoraba y yo a él.Una vez...de esas tantas que se encontraba más enfermo que de costumbre,me mandaron a buscar cerezas a la tienda de Regina,;Cerezas!,con lo que a mi me gustaban.
Un kilo de ellas traía en el cartucho donde me las dieron.
Salí de la tienda y de camino a casa,que por cierto distaban muy poco una de la otra,sino, no me dejaban ir sola,ya se me antojó comerme una o dos cerezas.
Al llegar al portal,eran tantas las ganas que tenía de hincarles el diente! y pensar que al llegar a casa tendría que repartir con los demás,me senté en las escaleras y empecé a comérmelas todas,estaban deliciosas,ese momento era solo mío con las cerezas.Una vez terminadas no tube otra ocurrencia que de meter los huesos y los rabichuelos de nuevo en el cartucho.
Al llegar a casa ,le entregué a mi abuelita el paquete que cuando vio el contenido se echó a reír y corriendo fue a contárselo a mi abuelito y todos reímos como niños.​

María del Mar
Blanco Mallo...19.06.2011
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... que delicia... de cerezas, de ternura, de traviesa... de vida.... Muy buenas y agradables letras. Muchas gracias por la lectura Merry.

Un abrazo

 

Gracias por pasar y dejar tu linda huella Rosaela.
Contenta que te haya gustado.
Besos con cariño.

 

Precioso recuerdo!
Un placer visitarte, como siempre.
Un beso

 

Una historia tremendamente alucinante

 

Mi estimada María del Mar, la sensibilidad de tu relato me ha llegado al alma. La niñes es la mejor etapa de la vida y recordarla con agrado es siempre un placer. Gracias por tu maravilloso regalo. Un beso.

 

Ogul,gracias por pasar,leer y comentar.
Para mi también es grato tener tu huella en mis humildes escritos.
Besos con cariño.

 

Amigo Dulcinista,te agradezco tu paso por mi pequeño rincón.
Gracias por tu lindo comentario en mi humilde relato.
Besos con cariño amigo.

 

Jajaja, me encantan las cerezas tambien, me gustan tus letras, es un relato hermoso, q grato ha sido leerte, cuando somos niños todo parece tan descomplicado, recuerdo q mi tia gustaba de poner aceitunas a el relleno de pavo, en nochebuena, mis hermanas y yo en nuestra inocencia aventabamos todas las aceitunas abajo de la mesa no nos gustaban, jamas pensamos q mi tia las encontraria en cuanto aseara el piso del comedor jaja, ahora lo comentamos y es tan de risa. Un beso grande y hasta pronto.

 

Ay Merry qué relato más simpático el que nos describes de tu infancia. La verdad es que eras un poquito glotona y un pelín traviesa. Pero encantadora. Eres una narradora excelente y capturas la imaginación de los que te leemos. Besos, estrellas y repu si me dejan.

 

Gracias Lomafresquita por tu amable y lindo
comentario que me dejas.
Besos con cariño amiga.

 

Que belleza de prosa mi querida Merry, una ternura, te felicito. saludos y estrellas. Besos con cariño.

 

Nuestra vida se cimenta en los recuerdos...Me encata tu relato querida Merry, cuantra ternura puede lograr la travesura de un niño. Saludos y un gran abrazo.

 

Gracias

Gracias querida Yaneth pot tu lindo comentario.
Besos y cariños.

 

Te agradezco tu paso por mi pequeño rincón.
Besos con cariño.

 

¡Qué bonito nombre el de los cachorritos! Nunca lo había escuchado. Menos mal que no trituró los huesos de la cereza porque contienen ácido cianhídrico, precursor del cianuro, aunque no creo que sea letal de esa forma. Felicidades por su relato. Es muy bonito imaginarse esos tiempos y esos espacios, incluso la imaginación, al representarlos, nos evoca recuerdos propios acompañados de olores y sabores de antaño. Un saludo.

 

Gracias amigo por parar a leerme y que
te haya gustado.
Besos con cariño.