Las minas de carbón a cielo abierto.

Las minas de carbón a cielo abierto.







La “muerte negra” de rudos tentáculos
corrompe cruda con mancha inclemente,
los pulmones de los mineros son tabernáculos
de ceniza y hollín con muerte silente.


Van unidos en yunta con el polvo del patrón
que al saltar de la sierra contamina todo a su paso
destruyendo sus aguas ácidas lo verde de un diapasón
la vegetación y los escombros dejan agrio trazo.


Los ricos y letrados bien se aprovechan
del sudor del obrero y sus ásperas manos,
planeando en sus oficinas todo lo asechan
sin valer el daño que causan a ríos cercanos.


Lo importante es producir y sacar regalías
y aumentar el confort y las cuentas del banco,
causando siniestros y desastres sus mil tropelías
así los trabajadores se lancen al barranco.


Gotas de sudor dejan su obscuro rastro
el dolor y la vida por una monedas,
las nubes de carbono ocultan el astro
y el sol a lo lejos queda tras las humaredas.


Luego el ambiente llorando crea lluvias ácidas
las cuencas de los ríos ardiendo se entrañan,
para que los señores tengan vidas placidas
sin importar el glauco huerto que dañan.


La madre tierra dejará sus helechos
donde descansa tranquila en su majestad,
y se alzará temblando ante esos deshechos
donde abunda la hiel y tanta maldad.


Acabando con tanta codicia y lujuria
que insta a destruir todo con rudeza,
al ornado progreso cromado de injuria
a que el campo retorne con su gentileza.






Autor: Silvino Gerardo Becerra Gamboa.
Viernes, 20 de marzo de 2015.

Composición Registrada.
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Ojalá el hombre se preocupe de verdad por el medio ambiente, y valore más la calidad de vida que el vil metal y sobre todo que se cuide de la salud laboral de todos los trabajadores. El buen empresario entre otras cosas debe ser muy diligente en esta materia.
Abrazos

 

Gracias Luis Adolfo por tu presencia y palabras en estas letras , que por l espinoso del tema son difíciles de sorber, un fuerte abrazo desde Venezuela.

 

A cielo abierto se está esquilmando nuestro futuro por un fugaz bienestar que sólo a algunos alcanza. El resto de los humanos y la madre tierra sufriremos las consecuencias, como siempre.
Buen poema, Gerardo, que deja claro lo que es la codicia humana y la irresponsabilidad civil y medioambiental de algunos, que por lo general viven en las altas esferas y dirigen los atropellos.
Un saludo y encantado de leerte.

 

Gracias Alonso Vicent por tu presencia al acompañar estas letras del todo ásperas, lo que te estimo mil. Un fuerte abrazo desde Venezuela.