las oscuras golondrinas

desde el evaristo corumelo
por caminos neorrománticos

amo las golondrinas de la calle
las únicas sinceras
desoladas
ateridas por el frío de las amapolas

rotas
filosas
por la agresión de las olas salvajes
como ellas,
crecen en el asfalto del miedo
ese indecente
golpea el farallón de sus muslos

las miro borracho
desde la otra esquina
sin intentar comprender nada
sólo las miro
como urgan
entre los alientos
entre los dientes
buscando pan y saliva

levanto mi copa
por la eterna verdad
por la desnudez obscena
de sus ojos tristes


elPrior

 

Excelente, también levanto mi copa a la salud de las oscuras golondrinas

 

brindemos entonces don Cesar;
elPrior

 

buenisimo prior hay siempre olor a ron en sus letras como en las alas de estas golondrinas que solo de mirarlas ya ubriacan y son las culpables de tanta poesia a veces en la tarde emprenden el vuelo y se van sin dejar rastro, tambien hace daño el vacio de las eternas golondrinas

 

Me encanta esta poesía, ya la había leído alguna vez, pero en un día especialmente sensible como el de hoy, por lo ocurrido en ese tren, y por otras cosas , apetece leer cosas bonitas. por eso he venido aquí. Y me gusta saber, que estoy empezando a aprender, a interpretar la poesía, igual también es que estoy aprendiendo a leerla.. Un beso. levanto mi copa
por la eterna verdad
por la desnudez obscena
de sus ojos tristes

Con tu permiso y con el de Bécquer, aunque todos la conocemos, pero de vez en cuando está bien recordar, algo hermoso.




Gustavo Adolfo Becquer (1836-1870)

Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales,
jugando llamarán;

pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha al contemplar;
aquellas que aprendieron nuestros nombres,
esas... ¡no volverán!

Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde, aun mas hermosas,
sus flores abrirán;

pero aquellas cuajadas de rocío,
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer, como lágrimas del día...
esas... ¡no volverán!

Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón, de su profundo sueño
tal vez despertará;

pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido... desengáñate,
¡así no te querrán!

 

amigo lee
estés donde estés un abrazo

sí me gusta mucho este poema
que la deferencia de mi amiga Morado
trajo desde el olvido

eP