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las teivoleras también lloran

Tema en 'Poesía realista (sin premios)' comenzado por jose villa, 7 de Junio de 2016. Respuestas: 2 | Visitas: 921

  1. jose villa

    jose villa Poeta que considera el portal su segunda casa

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    para pagarse un curso de periodismo en la universidad
    -una vez concluido el cual, dentro de 3 años
    obtendrá un puto diploma para colgarlo en la pared-
    samantha baila tres noches por semana
    en el teibol danse "la petit princess",
    un jodido tugurio de putas borrachas y venidas a menos
    frecuentado por pelafustanes y sabandijas de medio pelo
    donde en ocasiones termino instalado en alguna mesa a pie de pista
    dedicado a ingerir bebidas de exótico nombre
    compuestas en su mayoría por una mezcla fifty fifty
    de alcohol adulterado y refresco de soda coloreado con pigmento fosforescente,
    y a mirarle fijamente el culo
    a las tipas que, al ritmo de canciones ochenteras de dona sumer y los bee gees
    se van encuerando por partes y en cámara lenta
    mientras se menean con la gracia de una vaca mal parida,
    encaramadas sobre zapatos de tacón de 25 centímetros,
    en un torpe remedo de danza sensual de reminiscencias orientales
    (o alguna mierda por el estilo)
    a través de lo cual -el meneo, el encueramiento, la sensualité desbordada-
    se supone que habrán de ponérsela tiesa como cable de puente colgante
    a todos los mirones allí presentes

    "si tú supieras cuánto me caga la verga, pinche villa
    tener que rebajarme a enseñar el culo en este puto congal
    para poder pagarme los estudios y aspirar a una vida mejor..."
    "claro, samantha, mija, yo te entiendo:
    ¿quieres tomarte otro pinkie dream on the sunset?"
    (no sé qué mierda le echan al pinkie dream on the sunset
    pero he comprobado que con dos que se tome,
    hasta la teivolera más remilgosa y apretada
    termina dejándose meter el dedo allá por donde tú ya sabes)
    "tú lo que quieres es llevarme a tu puto carromato
    y que me deje coger de gratis en el asiento de atrás, cabrón"
    "te equivocas, sami; mi amor, mi cielo, mi capullito de alhelí:
    a mí sólo me preocupa que tú te sientas bien
    que te prepares para tu futura carrera periodística
    y que al final termines dejando esta vida y consigas
    salir adelante y triunfar tanto en lo profesional como en lo personal:
    anda, tómate otro de estos pinkie dreams"

    entre cada ronda para salir a encuerarse a la pista
    las ya un tanto maltrechas petit princeses del susodicho congal
    disponen de alrededor de hora y media
    para deambular entre las mesas y alternar
    con los habituales que conforman la honorable concurrencia del local
    -albañiles, taxistas, meseros y poetas fracasados entre otros-
    donde por cada trago que se hacen invitar por uno de estos
    fichan 40 pesos y retribuyen al estúpido de turno
    diciéndole que lo quieren, que les gusta su forma de ser
    y que en su siguiente actuación
    se van a venir a parar frente a su mesa
    para agacharse delante de sus narices de manera que él pueda
    deleitarse mirando hasta el punto más recóndito e inexplorado
    de la misteriosa gruta en que reside la turbadora esencia
    de lo femenino y toda esa cuestión

    "¿es cierto que eres poeta, pinche villa?"
    "escribo algún poema ocasionalmente, sami;
    cuando me asalta la melancolía, cuando la soledad me aprieta el cuello;
    poesía romántica, sobre todo"
    "¿has estado enamorado alguna vez?"
    "creo que ahora mismo estoy enamorado de ti, pequeñuela"
    "eres un puto mentiroso y un cabrón, pinche villa
    pero voy aceptar que me invites otro pinkie dream"

    a la tenue luz de la triste bombilla
    de 60 watts que ilumina la callejuela que discurre por detrás de la petit princes
    surcamos samantha y yo la soledad nocturna
    a tambaleantes pasos rumbo al asiento trasero
    del jodido nissan del 87 que,
    primero por falta de recursos y después por desidia,
    dejé abandonado a escasos metros del congal hace ya un par de años
    y que desde entonces, cada vez que la combinación
    de mis ganas de coger y el efecto de los pinkie dreams
    me llevan a la feliz y más bien esporádica coyuntura
    de siquiera una vez -allá cada 3 o 4 meses-
    disponer de un buen culo donde aliviar mis cachondeces
    -sin quedarme por ello en bancarrota para las siguientes dos o tres semanas-
    me sirve como cuarto de hotel donde poderme coger
    a señoritas de costumbres desordenadas como samantha
    que ni baila, ni es periodista, ni tiene un puto brillante futuro frente a sí
    pero que en cambio tiene la mamada pronta, el timing preciso para abrirse de piernas
    apenas termino yo de empinarme el vaso
    con los últimos restos de una sustancia color azul ultravioleta
    que el creativo barman de la petit princes ha bautizado
    como "el último vuelo de aeroflot a kiev"

    "yo no soy puta, villa, no te confundas conmigo;
    yo sólo trabajo como bailarina artística"
    "claro, mi vida, por supuesto;
    y yo soy el poeta más cabrón y eyaculatorio de todo jalisco"

    .
     
    #1
    Última modificación: 7 de Junio de 2016
    A elena morado y Troto les gusta esto.
  2. David Hurtado

    David Hurtado Invitado

  3. elena morado

    elena morado Poeta que considera el portal su segunda casa

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