Las yemas del silencio

El músculo se endurece como estatuas en la niebla,
Nunca el viaje albergó liviandad.
Sólo los reflejos te parten por la mitad de los surcos minutados
en la amnesia.
Te acercas como una góndola preñada de curiosos terciopelos de máscaras.
Sin acreditar búsqueda y manantial.
Dédalo ignífugo ícaro prendido.
El telón sabe a deseo
a miedo teñido por tu ausencia tan a ciegas como el viaje tránsito y demora
la acerada suspensión del trayecto al sol
nos quema a todos las yemas del silencio.
Esperando desenvolver la mentira como un mazapán.






Reservados todos los derechos©

 

Soberbia y sublime poesía monumental.

 

Inspiración excepcional de obra grandiosa.

 

Gracias Jorge por tus amables y sinceras palabras, un abrazo amigo

 

Grandioso talento y una inspiración espectacular.