1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

Lazos rotos

Tema en 'Relatos extensos (novelas...)' comenzado por silveriddragon, 22 de Marzo de 2022. Respuestas: 16 | Visitas: 693

  1. silveriddragon

    silveriddragon Poeta fiel al portal

    Se incorporó:
    26 de Mayo de 2014
    Mensajes:
    978
    Me gusta recibidos:
    915
    ¿Cómo puede florecer algo en un lugar tan lúgubre y tenebroso padre? ¿El creador permite belleza en la corrupción?
    - Eso y más. Aprende a ver, no solo con los ojos, o perderás de vista lo esencial.

    Palabras de un chamán a su hijo.


    I

    Loreta veía por la ventana a su hija regresar de la calle con apenas unos piezas de pan y una caja de leche. La niña tenía 13 años y a Loreta le empezaba a preocupar el hecho inevitable de que se estaba volviendo una mujer. Su cuerpo comenzaba a mostrar las señales propias de la pubertad.

    Las preocupaciones de Loreta crecían más debido al ambiente en el que se desarrollaba. No era un lugar donde una niña pudiera salvarse de los malos tratos y una vida difícil. El dinero no le alcanzaba para enviarla a la escuela regularmente, además ella ni siquiera había terminado la escuela elemental.

    ¿Cómo podía darle un mejor futuro a esa niña que ahora sacaba las piezas de pan y preparaba el desayuno mientras ella estaba enferma? Aún así ella trataba de hacerle bromas, de no mostrar que temía por ella.

    La mayoría de los amigos de su hija eran mayores a su edad. Uno era un hombre fuerte con barba larga y blanca. Reía todo el tiempo haciendo bromas, aunque aficionado a la bebida, era bueno. Las protegía a ambas de los aprovechados.

    La mujer se llevó a la boca el pan remojado en leche y escuchaba atenta a su hija hablarle de como un grupo de niños habían entrado al almacén donde fue de compras. Los vio sacar cosas sin pagarlas. Ella no dijo nada.

    - ¿No los acusaste?

    - No mamá. ¿y si estaban hambrientos?

    Loreta casi suelta una lágrima. La niña no sabía que quizás ese sería el último alimento que comerían en el día. Ya no le quedaba dinero. Había pedido prestado y en su estado no podía trabajar como siempre lo hacía. Los hombres no se acercarían a una mujer en sus condiciones, con manchas en la piel aunque tuviera buena figura.

    - Mi niña, mi sol, mi flor. Robar está mal. No lo permitas.

    - Si mamá.

    La niña se llevó a la boca el pedazo de pan y sabía muy en el fondo que su mamá no le estaba diciendo toda la verdad. No le gustaba verla tan cansada, Y se dijo a sí misma que haría todo lo posible por hacer que se mejorara.


    II

    Marco estaba furioso. Nuevamente le habían fallado los niños al traer solamente cosas inservibles. Unos pañales.... ¿para que quería pañales? Ni siquiera para venderlos.. Se estaba empezando a impacientar. Necesitaba algo que motivara a esos niños a hacer mejor su trabajo. Traerle cosas lujosas y no solo cosas de una tienda de la esquina.

    Pero ¿cómo?... ¿cómo?,,,

    Se puso a pensar un largo rato. ¿Qué hace que un hombre haga hasta lo imposible, lo impensable?, ¿Qué motiva a un grupo a unirse? Su anterior banda se guiaba por el miedo que les imponía el jefe. Sin embargo él se prometió no hacerlo así después de ver como acabó con dos tiros en la panza por enfrentarse a un hombre desesperado.

    No... el quería ser más inteligente,

    Salió a la calle no sin antes decirle a los niños que salieran a conseguir más cosas.

    En la plaza central de ese barrio de tercera clase como le solían decir los policías, había gente, Todo tipo de gente pero sobre todo vendiendo baratijas como anillos, cadenas y espejos de fantasía.

    Se compró un granite de anjuria en un puesto y se sentó en una banca. Dejó que el hielo le refrescara mientras veía a su alrededor. ¿y qué vió?

    Parejas, muchas parejas. Todas ellas secreteándose o riendo. Las veía y le causaba un poco de envidia. él no se consideraba atractivo. Las veces que había estado con una mujer había tenido que pagar por ello. Le gustaban mucho las morenas de cabello lacio y largo.

    Tomó el granite y se imaginó que era quizás un helado que compartía con una mujer,,,

    Una mujer,,,

    Una hermosa y linda mujer..

    ¿Qué no haría él por tener a una mujer que lo procurara o al menos que le permitiera...?

    Y tuvo una idea. Una retorcida idea.

    Los niños crecen, se vuelven hombres y despiertan de un sueño infantil, ¿y qué buscan?

    él les daría algo por lo que luchar y prestar atención, concentrarse. Una linda y juvenil mujer.


    III

    Al día siguiente Loreta ya no podía levantarse. Le dolía todo el cuerpo y quizás por falta de alimento le temblaban las piernas. Su antigua jefa fue a visitarla por la tarde y les llevó un poco de comida pero no era suficiente. Podía leer en los ojos de su hija el hambre.

    Esa misma hambre que ella experimentó años atrás cuando nadie le daba trabajo y se la pasaba de puerta en puerta rogando por empleo. En ese barrio olvidado era muy difícil conseguirlo. Y salir afuera no era aceptable. Muchos de los alrededores les temían por su mala fama.

    Lloró esta vez por que las fuerzas la abandonaban y su hija estaba sola en ese lugar. No tuvo opción. Le dijo a su hija que fuera por Renée una de sus amigas.

    En cuanto se fue, Loreta comenzó a sudar, un sudor frío. Y empezó a tener alucinaciones. Veía cosas como un caballo entrar por la puerta y un hombre que se lo llevaba no sin antes mirarla de reojo.

    En la ilusión el hombre volteó y se acercó a ella. Le tomó la mano izquierda y la miro un rato. Habló entonces.

    - Loreta querida de semblante pálido aún eres bonita.

    A ella le fastidiaba el hecho de que los hombres se acercaran así y le retiró la mano izquierda.

    - Eres tan bonita - siguió el hombre de pelo castaño - pero algo te preocupa.

    Ella lloró nuevamente.

    - Es mi hija. Voy a dejarla sola.... sola... en este mundo que lo único que me dio fue dolor. Quise ser buena y no pude. Tuve que mancharme para que ella fuera feliz....

    El hombre junto las manos de Loreta y se las puso en el pecho.

    - No temas hermosa Loreta. Tu esfuerzo en vano jamás será. Yo la cuidaré si prometes darme lo más valioso de ti.

    Loreta empezaba a quejarse ahora por el dolor. Ya no podía soportarlo.

    - Lo que quieras. Pero cuida a mi niña. Que en su vida logre encontrar un lugar donde el sufrimiento no se parezca al de este barrio ... Por favor... te lo ruego...


    El hombre sacó entonces un lazo grande de color azul y se lo puso en el cabello.

    -La protegeré desde el mismo momento en que me digas su nombre - y sonrió

    - Johana.... es mi Johana.... Johana Maria Madeleine.... Mi niña hermosa... - y suspiró.

    - Así sea - dijo el hombre y se levantó para montar el caballo e irse.

    Loreta estaba inmóvil. Su semblante sin embargo era de paz. Así la encontró Johana que la lloró largamente,
     
    #1
    A DESIRE SOLE y fabiolaselene les gusta esto.
  2. silveriddragon

    silveriddragon Poeta fiel al portal

    Se incorporó:
    26 de Mayo de 2014
    Mensajes:
    978
    Me gusta recibidos:
    915
    IV

    Tenía que sobrevivir. Sobrevivir. En ese barrio donde todos ven solo por sí mismos. Donde si te descuidas te quitan lo poco que tienes. Tan solo pasaron tres días y el casero llegó a desalojarla del cuarto donde vivía con su madre. Así que se prometió ser fuerte. Tomó unas prendas, un peluche en forma de gato y salió a la calle.

    Ahí buscó a algunos de sus amigos. El hombre mayor de barba blanca la vio desamparada pero no tenía un lugar donde alojarla. ¿Qué le diría su esposa? ¿Otra boca que alimentar si apenas si llegaban a fin de mes?

    Johana veía embelesada unos panes rodando que se cayeron de una canasta del repartidor de la mañana. La canasta grande que llevaba sobre la cabeza se bamboleó cuando perdió por un segundo el equilibrio sobre la bicicleta, Los panes rodaron unos metros y ahí fue la niña corriendo tras ellos. Eso fue su desayuno.

    Tan delgada como era aunque de facciones que llamaban la atención vestía apenas unos harapos blancos casi grises. Se acomodó el pelo sin lavar y se rascó el brazo por nervios. Había mucha gente y sin embargo parecían no verla. Era invisible o pretendían que era invisible.

    Hasta el lugar donde ella estaba pudo ver a dos jovencitas bien vestidas con brazaletes y collares de fantasía riendo. Así era su madre antes de enfermar. Le gustaba verla arreglarse y que se viera deslumbrante a sus ojos. Muchos decían que era la acompañante más hermosa de ese lado del municipio.

    Se quedó un rato en la plaza buscando aunque no sabía qué. Miró a la gente vendiendo o comprando.

    Y al mirarla cesta de una mujer con comida se le hizo agua la boca por el olor que despedía.

    Marco se dio cuenta. La había estado viendo a escondidas desde una banca al otro lado de una jardinera. Era una niña al parecer inteligente pero muy flaca, flaquísima.

    Cuando la vio separarse de su peluche en forma de gato se levantó y fue hasta ese lugar para esperarla a que regresara por sus cosas, mientras preparó un sencillo bocadillo con un pan y algo de carne seca que siempre llevaba consigo.

    Johana le rogó a la mujer por algo de comida pero obtuvo un no. Luego le pidió trabajo y ella le dijo que con sus aspecto espantaría a los clientes, Regresó con una mano sobre su estómago. Cuando se sentó apoyada en un árbol escuchó a Marco que estaba dos pasos atrás.

    - Niña, ¿conseguiste trabajo?

    Johana lo vio con desconfianza. - No. Estoy muy fea para que me den trabajo.

    Marco le extendió el bocadillo que había preparado. - Ten, anda. No te preocupes.

    Johana tenía tanta hambre que no lo pensó. Tomó el bocadillo y lo comió con energía.

    Marco le habló sin esperar a que le respondiera mientras comía.

    - ¿Estás sola niña? Así es la vida. Te patea, te escupe y te tira si tú lo permites. Mira voy a traerte un poco de agua, Espérame aquí.

    Marco fue hasta una llave de la plaza y con un cartón improvisó un vaso que le ofreció a Johana. Después esperó a que terminara de comer y entonces habló sin verla a los ojos como si recitara algo a un público invisible.

    - Malos hados que el destino nos trae. Nadie decide donde vivir pero si donde quiere terminar. Dime niña, ¿trabajarías para mi?

    - ¿De qué señor?

    - De ladrona. - dijo sin más Marco sonriendo. - Aunque no precisamente robando...

    - ¿Robar sin robar?

    - No quiero que robes, quiero que hagas que otros roben por ti...

    - ¿Cómo? ¿Cómo se hace eso?

    - Yo te enseño pequeña. Yo te pagaría bien, te daría casa, comida y algo de dinero. El suficiente para que vivas sin preocupaciones.

    Johana se vio. Sus manitas mugrientas y su cabello enredado no le daban confianza. ¿Qué tenía ella que no lograba ver?

    - Bueno, piénsalo. Siempre vengo a esta hora a la plaza.... - Marco fue interrumpido por las lágrimas de Johana

    - Si señor, si... enséñeme. No quiero vivir como lo hacía mi madre.


    V

    Marco llevó a Johana a esa casa que consideraba su oficina de trabajo. Donde dormían todo tipo de maleantes y borrachos. A todos les fue advirtiendo que si se metían con Johana se metían con él.

    La llevó hasta un cuarto en lo más alto del edificio y le dijo que sería suyo. Había un baño con agua fría y un instrumento eléctrico que la calentaba en una cubeta. Le dijo que se bañara y se cambiara por que con la ropa que traía no la iba a presentar.

    Johana así lo hizo. Le daba un poco de vergüenza ver como su cuerpo cambiaba. Sabía por lo que le dijo su madre que ser mujer implicaba cosas que no son bien vistas o muy codiciadas también.

    Al terminar salió de su cuarto y el cambio era evidente. Se podía ver una belleza naciendo apenas pero que capturaba inmediatamente la atención. Marco la llevó abajo con otra mujer que la maquilló un poco y le puso unos aretes y un collar de fantasía algo sencillos pero bonitos.

    Después la llevó a un salón no muy grande con un montón de niños, algunos de su edad, otros un poco más grandes pero no rebasaban los quince años.

    Marco les habló con Johana a un lado. - Muchachos, hemos tenido muy mala suerte. Su mala suerte. Apenas si robamos para comer y medio divertirnos. En fin, así es la vida.

    Casi con teatralidad puso enfrente de él a Johana que lucía realmente hermosa.

    - Denle la bienvenida a nuestra nueva ladrona. Se llama.... ahmmmm... ¿Cómo te llamas pequeña?

    - Johana - dijo ella - soy Johana solo Johana y después sintió como esos niños la veían de forma extraña.

    - Si mis muchachos, Johana quiere unirse a la banda. Me ha platicado que.... le gustan las joyas, los buenos relojes, la ropa, los bolsos...

    Al decir esas palabras fue despertando el interés de los muchachos.

    - Como es principiante quiero que se la lleven con calma. Que los acompañe pero no la pongan en peligro aún. ¿De acuerdo?

    Los muchachos se acercaron a ella curiosos formando una rueda. Unos le preguntaban que tipo de cosas le gustaban, donde había vivido, si tenía padres y también su edad. Todos le hacían plática.

    Estaban interesados y Marco rio internamente. Su plan estaba en marcha e iba bien. Esos muchachos embelesados le darían más ganancias que un hato de incompetentes desmotivados.


    VI

    Alejandro estaba aburrido, muy aburrido. Demasiado aburrido. En esa casa grande donde sus papás solo le prestaban atención cuando tenía que acompañarlos a sus fiestas o pasear a lugares caros.

    A sus dieciséis era un aficionado al piano, la lectura y las mariposas. Las capturaba con una red en el jardín extenso de su casa.

    Se sentó y tocó el piano. Una sonata mientras cerraba los ojos y se imaginaba un lago basto cuyas aguas solo eran movidas por un fuerte viento del este. Le gustaba imaginar ese lugar apartado de todo y donde podía estar sin dar explicaciones a nadie.

    Terminó de tocar y se asomó por la ventana. No había nadie y el silencio reinaba. Se ajustó una gorra y salió caminando aunque lo tenía prohibido. Camino un buen trecho adentrándose en el bosque que rodeaba la propiedad hasta encontrar un camino. Solo lo siguió. Vio a muchas personas en camiones pero nadie en coche.

    Pasó enfrente de un letrero grande en verde que decía el nombre del barrio de Santa Bárbara y unos grafitis de calaveras que parecían banderas de piratas. Le hizo gracia y siguió adelante.

    Llegó a la plaza y se sentó a ver a todos. Cuando alguien se le quedaba viendo fijamente por que traía ropas caras y caminaba como si no le preocupaba nada. él simplemente los saludaba.

    Después de un rato de estar sentado en una banca le llamó la atención todo lo que ahí vendían. Algunas golosinas raras que nunca había visto y carne seca. Incluso le preguntó al dueño del local como la hacían. El dueño lo vio raro pero le explicó y le regaló un poco.

    Estaba sentado nuevamente en la plaza viendo hacia el kiosco donde algunas parejas bailaban un ritmo que desconocía. Todo ese nuevo mundo le llenó las pupilas de admiración.

    Estaba a punto de irse levantando sus cosas cuando la vio.

    Era una mujercita muy guapa. Muy linda y de facciones finas casi de niña. Sus labios, sus ojos, Eso le llamó poderosamente la atención.

    No pudo dejar de mirarla. Alejandro no era tímido pero le gustaban las cosas elegantes así que sacó una pequeña libreta donde escribió un verso improvisado. Se acercó a la mujer que estaba rodeada de otros muchachos que le llevaban cosas y ella las guardaba discretamente en una bolsa negra de tela en un bolso caro que llevaba en el brazo.

    Alejandro le extendió la hoja doblada a la mitad y dijo muy seguro. - Hola. Soy Alejandro y quiero conocerte. ¿Aceptarías ir conmigo a bailar en el kiosco ese ritmo extraño que tocan?

    Johana lo vio con desprecio como altanera. Y luego al ver que le rogaba sonrió. Alejandro pensó que eso era un si y la tomo de la mano jalándola hacia el kiosco.

    La tomo de las manos y trató de imitar el movimiento de los demás. Esas cosas se le daban bien y guiar a Johana no le costó trabajo. Le hizo platica - ¿Eres de este barrio?

    - Si - dijo ella mirándolo a los ojos. Después desvió la mirada mordiéndose el labio.

    Alejandro pensó que estaba cohibida así que trató de relajar sus manos para guiar el paso más lento. - Te escribí algo. Por que al verte me pareciste muy.... muy... hermosa.

    Johana al escuchar esto sintió algo que no había sentido. Era una mezcla entre ambición y codicia. Todos le daban su atención. Robaban por ella. ¿Ese hombre que podría hacer?

    - Me gustaría saber que es, que escribiste - dijo mientras le puso los brazos rodeándole el cuello de manera coqueta.

    - Bueno, puedo decirte o puedes leerlo. Como prefieras.

    Ella se puso un poco nerviosa al ver a sus compinches atentos a lo que estaba ocurriendo. No quería que se sintieran menos especiales. Así que se apartó un poco casi de manera estratégica para que Alejandro no la soltara.

    - Lástima... no sé leer.

    Alejandro hasta ese momento no había conocido a alguien que no supiera leer. Se le hizo algo sumamente extraño.

    - Entonces, entonces.. te enseñaré a leer. - Dijo Alejandro. - Yo te voy a dar lecciones si quieres.

    Johana se sintió diferente. este hombre no le ofrecía dinero, ni joyas o ropa. Le estaba dando la oportunidad de aprender. Para someter más a ese hombre lo abrazó un momento donde percibió un olor a naranja y canela y dijo - ¿De verdad? ¿Me enseñarás?

    - Claro que sí. Te enseñaría todo lo que sé si me dejas.

    Johana vio en los ojos de Alejandro algo muy diferente. Eran transparentes, reflejaban sus sentimientos de manera diáfana pero también había resolución, seguridad. Algo que ella no había visto nunca en ese barrio.

    - ¿A las 4 mañana aquí mismo? - preguntó Alejandro con una sonrisa de esperanza

    Johana solo pudo decir - Si - y por alguna extraña razón le costó separarse de sus manos en los que se sintió guiada y segura.

    - Hasta mañana entonces. Y guarda ese papel. Algún día lo leerás conmigo ... ¿Cómo te llamas?

    Johana no quiso darle su verdadero nombre. Tuvo miedo de que si preguntaba por ella esto se acabaría. Y solo dijo lentamente el nombre de una marca que escuchó en los puestos de un perfume de los tantos que habían robado para ella ese día... - Blooming.... soy Blooming

    Alejandro supo que ese no era su nombre. Pero quería resolver el misterio de esa niña. - Blooming... hasta mañana - y le besó la mano antes de salir corriendo a su casa
     
    #2
    Última modificación: 22 de Marzo de 2022
  3. silveriddragon

    silveriddragon Poeta fiel al portal

    Se incorporó:
    26 de Mayo de 2014
    Mensajes:
    978
    Me gusta recibidos:
    915
    VII

    Marco se frotaba las manos al ver el resultado del botín del día. Esto iba tan bien que esperaba escalarlo. Quería una banda de ladrones de arte, de bancos, de casinos, de todo lo que pudiese ser redituable sin mucho esfuerzo, sin riesgos.

    Los muchachos ya casi no le hablaban directamente, casi todo lo platicaba con Johana quien a su vez le decía a los muchachos donde robar y como hacerlo. Con esta forma de trabajar ella aprendió a dirigir y sentirse cómoda con ello. Había veces que se presentaban problemas y trataba de resolverlos en el momento.

    Johana comenzó a decorar su cuarto pero siempre mantuvo con ella el peluche con forma de gato. Puso muchas cosas para arreglarse, un espejo grande, un closet de piso a techo y una lámpara con motivos de mariposas.

    No amaba esa vida y sin embargo le gustaba verse sin preocupaciones de dinero. Sin tener que pensar que pasaría mañana.

    O así era hasta que conoció a Alejandro.

    Johana era inteligente. Cuando Alejandro le dijo que le enseñaría a leer, algo se encendió en su cabeza. Pensó que si sin saber leer podía hacer tantas cosas, ¿qué no podría hacer si aprendía de ese palurdo de ojos claros y olor a canela y naranja?

    No supo identificar que le pasaba cuando recordaba a Alejandro. Lo veía como un monigote bailando para llamar su atención pero no podía dejar de pensar en sus ojos diáfanos y sinceros. Le causaba una cosquilla en el estómago.

    Abrió su closet y la ropa se presentó ante ella con mucho y diversos estilos, telas y colores. Eligió una blusa verde y una falda beige. Después se pintó los labios y se arregló el cabello en una coleta con una mascada de color verde.

    Salió a la calle donde los muchachos la saludaban al pasar y los borrachos se apartaban educadamente.

    Cuando llegó a la plaza ahí estaba. Le divirtió ver a Alejandro con una rosa en la mano mientras volteaba a todas partes. Traía consigo una libreta y dos o tres libros. Se acercó lentamente por detrás y le habló con un tono dulce, casi como un susurro. - Sí veniste.

    - ¡Hola Blooming! - y le dio la rosa - esto es para ti. Cuídala.

    Ella tomó la rosa y la olió. Comenzaba a darse cuenta que esa clase de cosas hacen que un hombre pierda la cabeza.

    - ¿De verdad vas a enseñarme a leer?

    - Lo pensé mejor. no solo voy a enseñarte a leer. Quiero que conozcas Londres...

    - ¿Londres? ¿Dónde queda eso? ¿Más allá del camino al norte?

    Alejandro rió. Sabía que Blooming no conocería nada fuera de ese barrio.

    - Traje un libro con fotografías de Londres. Ahí va a estudiar mucha gente. Está muy lejos, solo se puede llegar en barco.

    Blooming se sintió cohibida. Se empezó a dar cuenta de que había muchas cosas que ignoraba.

    - Mira, este es el palacio de la reina... - dijo Alejandro mientras le mostraba el parque y los alrededores de un lugar que le parecía un sueño a Blooming. Quiso ver eso algún día.

    - Bueno, creo que esto nos ayudará a que aprendas a leer. - y le extendió una libreta,

    Pasaron cerca de dos horas riendo y repitiendo letras. Formas y figuras. Después hizo que Blooming las trazara en el cuaderno.

    Realmente era inteligente. En un día aprendió a distinguir 28 letras diferentes aunque eso era solo el principio.

    - Blooming, lo siento, tengo que irme...

    Johana tomó la rosa y se la llevó al pecho como abrazándola. - ¿Mañana entonces?

    - Yes of course my dear...

    - ¿Qué dijiste? -

    - Oh.... hablé en inglés. El idioma de Londres. Algún día te enseñaré también. Hasta mañana Blooming...


    VIII

    Así pasaron semanas en las que Alejandro visitaba el barrio a escondidas. A veces le decía a Blooming que no podría verla en un tiempo largo como de una semana y otras que estaría perfecto que aprendiese a leer y escribir para hacer cartas.

    Johana nuevamente fue transformando su cuarto. Seguían los elementos imprescindibles para una mujer a la que le gusta verse bien, pero había añadido una foto de Londres, unos libros de escritura y un block. El peluche de gato siempre ocupaba su cama como si fuese un guardián.

    Ella no quería recordar su cumpleaños. Le hacía recordar a su madre que siempre se había esforzado por hacerle un pequeño pastel. Ya habían pasado dos cumpleaños desde que partió.

    Una tarde que estaba con Alejandro éste le dio un libro pequeño y le dijo - Blooming ya estamos listos. Puedes leer y escribir con soltura. Ahora quiero que leas este libro y me digas de que trata. - Luego sacó otro libro grande con muchos dibujos e ilustraciones. - Y este será tu primer libro de inglés.

    Johana no veía a Alejandro como a un profesor, lo veía como un hombre de diecisiete embelesado, trasloscado hasta las manitas por ella. No le decía nada pero no hacia falta. Simplemente con los regalos que le hacía y el tiempo que le dedicaba era suficiente para saberlo.

    - ¿Quieres leer la nota que te di el día que nos conocimos?

    Ella esperaba el día en que le dijera eso, Era como depredador jugando con su presa antes de...

    - Si. - Sacó el papel doblado de su bolsa cara color rosa y después de mirar a Alejandro leyó en voz alta - Por un beso puedo conquistar el cielo para ti.

    Esa frase no le sonó atrevida en lo más mínimo y hasta le pareció ridícula. Lo que no captó es que era una indirecta.

    Alejandro la miró a los ojos y entonces poco a poco comprendió que estaba esperando. Ella jamás permitió que la tocara nadie pero con Alejandro era diferente. Era un tonto, sin malicia. Así que ella lo dejó acercarse y tomar su rostro con delicadeza.

    La besó tiernamente sin pausas y dejando al final un sabor que ella no había conocido.

    Al separarse Alejandro le dijo - Blooming.... de verdad, no quiero ser entrometido. Pero, ¿quieres decirme tu verdadero nombre y dónde vives? Quiero escribirte cartas.

    Ella se asustó. Pero el beso la había tomado por sorpresa y simplemente le extendió la mano. - Alejandro hay cosas que es mejor ignorar. Siempre podemos vernos así aquí... ¿quieres?

    Alejandro se puso triste. - El problema Blooming es que ya no puedo venir tan seguido. Debo estudiar para entrar a la universidad el próximo año. Por eso quisiera que siguiéramos en contacto al menos por cartas. Así también practicas tu escritura y yo ... no perdería el contacto contigo.

    Johana sintió una punzada. Era como si una vieja herida se abriera. No quería que Alejandro se fuera. Era un monigote, pero era su monigote, el tonto inocente que le hablaba de mundos que no imaginaba conocer.

    Titubearon ambos y se hizo un silencio incómodo. Alejandro entonces tomó una decisión. - ¿Sabes?, voy a cumplir mi promesa. Por ese beso tuyo voy a conquistar el cielo para ti. No me iré a Londres, me quedaré aquí y seguiremos como hasta ahora.

    Johana tomó su bolsa y la abrió para sacar una pluma muy fina. - Esto es para ti. Gracias por enseñarme...

    Después solo se quedaron viendo el horizonte y algo flotaba en el aire. No querían despedirse. Algo en el aire se sentía denso, como un presagio. Un augurio, un sueño que estaba por cumplirse.


    IX

    Marco estaba en un bar bebiendo unas cervezas con un viejo conocido suyo, Dimitri. Recordaban viejos tiempos cuando formaban parte de una banda en la capital del país. Reían sin parar ante cada broma que se hacían o con las anécdotas de sus robos.

    La estaban pasando realmente bien. Pidieron una ronda más y Dimitri esta vez se puso un tanto serio y comenzó a hablar con Marco en un tono más grave.

    - Te estás haciendo famoso Marco. Muy famoso. Mi nuevo jefe es de la mafia. Y se ha enterado de como armaste una banda poderosa con niños.... ¡niños! Tienes talento...

    - Naaaaa... Solo es usar el kakumen,,,,, el cerebro...la mente... y el mundo es tuyo.

    - Pues mi jefe ya sabe tu modo de operar. Conseguiste a una niña que hace todo el trabajo por ti.

    - Hay que aprender a delegar. Yo pienso las estrategias y ella las ejecuta. Es fiel a mi por que la paga es buena.

    - Y... - encendió un cigarro como tanteando el terreno - ¿cómo cuánto cuesta esa niña?

    Marco frunció el seño un tanto molesto. - Por favor Dimitri. Nada de lenocinio, ni de casas de citas en mi negocio. Eso me repugna, me da asco...

    Dimitri entonces trató de relajar la conversación - No.... no... no.. Marco... amigo.... socio... compañero... casi hermano.... No la queremos para un burdel. La queremos para dirigir el brazo de ladrones en la zona Norte del país.

    Marco se quedó impresionado con la oferta. Pero si hasta la mafia iba a contratar a Johana a sus escasos quince no le daba buena espina. Quizás terminaría como amante de un mafioso o un malandro golpeador o acosador.

    - Pfff.... no sé que decir Dimitri. Carajo. Es una niña que jamás ha salido de este barrio. Bueno a no más de unos kilómetros. El hecho de que sea buena organizando a la gente no quiere decir que... pueda con mafiosos en el norte. La clase más baja si no mal recuerdo.

    - Bueno si... puedes tener razón. Pero no será una niña toda la vida. Y te puedes ganar su peso en diamantes..

    - ¿Diamantes? Jajajajaja... ahora si te pasaste...

    - ¿Si verdad? debe ser esta cerveza. Después tomó un maletín y lo abrió sobre la mesa. Eran muchos billetes de alta denominación sin marcar.

    - ¿Pero qué demonios? Esto es para comprar este barrio y los pueblos de los alrededores.

    - Mi jefe sabe que esa niña vale oro por que no esta maleada. La formaremos para ser la mejor ...

    Marco se quedó de una pieza imaginando lo que haría con ese dinero. Pero después también recordó a la niña harapienta y flacucha del parque a la que recogió y vio llorar.

    - NO.... NO... no ..no... no... Llévese su maletín y díle a tu jefe que no... muchas gracias pero quiero que ella ..

    - ¿Quieres hacer crecer una banda aquí y oponerte a la mafia?

    Las palabras de Dimitri sonaron más como amenaza

    - No viejo.... no... solo lo suficiente para vivir bien y nada más.

    Dimitri quitó el maletín y siguió bebiendo.

    Pero ya no duraron mucho tiempo así y cada quien se fue por su lado.
     
    #3
    Última modificación: 23 de Marzo de 2022
  4. silveriddragon

    silveriddragon Poeta fiel al portal

    Se incorporó:
    26 de Mayo de 2014
    Mensajes:
    978
    Me gusta recibidos:
    915
    X

    Johana o Blooming.

    Blooming.

    Le gustaba más como sonaba ese nombre. Blooming. Cada vez que Alejandro decía ese nombre ella se sentía en un mundo aparte en el que no era una ladrona, no embaucaba a sus compañeros para que robaran para ella, y hasta olvidaba las condiciones deplorables en las que vivió. Era como representar a un personaje salido de su imaginación. Blooming era un nombre, un nombre que le daba otra identidad en la que ella era una mujer que recibía lecciones como todas las de su edad y también tenía un pretendiente. Arreglarse para él le daba otro significado, por que para Johana arreglarse era trabajar e imponerse incluso con autoridad ante los hombres.

    Pero dividir la identidad tiene sus consecuencias. Empezaba a manifestar cierta disociación. A veces le costaba regresar a ser Johana y dejar a Blooming para su siguiente encuentro con Alejandro. Por que con él ella podía ser más.... ella. Más libre para decir lo que pensaba aunque no lo que sentía. También empezó a mostrarse más ensoñada en ocasiones. Los muchachos de la banda a veces la veían mirar a través de la ventana un poco distraída pero casi en seguida ella trataba de recomponerse y seguir con la plática.

    Su ambición la llevó primero a desear dinero, ropa, joyas, Y ahora quería algo más. Londres. Estar ahí y conocer ella misma ese lugar que parecía tan lejano y diferente. ¿Cómo podría lograrlo? ¿Alejandro la llevaría ahí? ¿Y qué pasaría con la banda?

    No, no era posible. Marco le dijo al principio que entrar a la banda es un modo de vida. No puedes salir por que el pasado te perseguirá.

    Esa mañana Johana caminaba hacia la plaza solo para despejar su mente. Llevaba en su bolsa color rosa el libro que le dio Alejandro e intentó leer en silencio sin emitir sonido como le recomendó Alejandro. Y notó la diferencia. Era como concentrarse, abstraerse y olvidar el mundo que te rodea al menos por un rato.

    Marco caminaba meditabundo y pateando piedras cuando vio a Johana sentada en la banca del parque leyendo. Se sentó a su lado poniendo los brazos detrás de su cabeza como si quisiera meditar algo.

    - No sabía que sabías leer Johana...

    - No sabía. Aprendí.

    - ¿Tú sola?

    - No, alguien me enseñó.

    - ¿Y qué más te han enseñado?

    - Que el mundo es muy grande, que solo somos como arena fina en la playa. También que el agua sube por el calor y forma las nubes. me han enseñado a hacer cuentas y que hace muchos años alguien luchó para unificar el país.

    - ¿Todo eso?

    - Si

    Marco la miró y pensó en ella como una hija. Una hija de la que no se quería separar. Tenía que admitirlo, se había encariñado de manera extraña con esa niña.

    - Y yo, te enseñé a sobrevivir...

    - No, me enseñaste a trabajar, ser responsable, pensar en mi antes que en otros...

    Marco suspiró. - Eres muy inteligente Johana. Mucho. Me pregunto en que te convertirás cuando seas una mujer de verdad.

    Johana se quitó el suéter que traía puesto revelando su figura que ahora era más curvilínea y vistosa. - Yo creo, que ya soy una mujer. - dijo con una sonrisa

    Marco la miró como quien mira una hormiga. - Pfff... tener el cuerpo de una mujer no te hace mujer, niña. Aún eres inmadura.

    - Claro que no. Yo puedo hacer más cosas que las niñas que van a la escuela.

    - Lo sé Johana, lo sé. Pero la madurez es otra cosa. Implica tomar decisiones y afrontar las consecuencias. ahmm... cómo te explico...Mira por ejemplo. Qué me dirías si te planteo que la mafia quiere que trabajes para ellos.

    Johana notó el cambio en el timbre de voz de Marco.

    - ¿Trabajar para la mafia? .... No me gusta.,,, Alejandro dice...... - y se detuvo, Acababa de decir el nombre de su pretendiente al que quería proteger de esa vida llena de peligros.

    - ¿Quién es Alejandro? - dijo Marco quien casi de inmediato lo comprendió - Ahhh.... con que noviando....

    - ¡El no es mi novio!

    - ¿No? ¿Y por qué entonces te pones así? Solo es un muchacho que te pretende y ya... pero no. Te has querido guardar su nombre por algo.

    Johana no sabía que le pasaba. No sabía si quería proteger a Alejandro o a Blooming, su otra identidad.

    - No es mi novio.

    Marco quiso saber más. Quería saber, porque se le ocurrió un plan. Un plan loco como los que suele tener en momentos de desesperación.

    - Bueno, no es tu novio. Entonces lo has embaucado como te enseñé. Te ha dado lecciones de como leer, de historia, de geografía y eso a cambio de qué, ¿solo de aire y de darle promesas que no cumples?

    - No, él me ha dado lecciones y regalos. A cambio él solo me pide bailar, escuchar música con él y un beso. - dijo esta última palabra con cierto fastidio.

    Marco escuchó lo que quería escuchar. Un hombre no da tanto a cambio de tan poco. A menos que esté perdidamente enamorado. Volvió a su posición relajada con las manos detrás de la cabeza

    - Johana, ese tal Alejandro suena a que es un buen muchacho. Te quiere bien. Pero, tú no te puedes enamorar de él.

    Era la primera vez que Johana escuchaba algo parecido a una tajante prohibición de parte de Marco. Siempre le daba ánimos para desafiar a los demás y a sí misma pero ahora le prohibía hacer algo.

    - De hecho Johana no te puedes enamorar de nadie, nunca. Tu talento consiste en embaucar a todos los hombres posibles, todos. Amar es algo que no comprendo pero siempre termina mal. No lo hagas.

    Johana guardó el libro y se sentó mirando a Marco con enojo.

    - Tú no eres mi padre, ¿sabes? yo puedo enamorarme de quien yo quiera, cuando quiera.

    - Si, tal vez puedas. ¿pero Alejandro sabe que eres una ladrona?

    - No

    - ¿Sabe que diriges una banda de ladrones?

    - No

    - ¿Sabe que te recogí de esta misma plaza cuando estabas famélica?

    - No....no lo sabe.

    - ¿Y aún así te enamorarías de él? Es peligroso. Y tonto. Tú sabes quién es él pero él no sabe quién eres tú.

    Johana dejó salir una lágrima de coraje ante Marco - Claro que si. Sabe que me gustan las mariposas y los gatos. Que los días que hace mucho calor me gusta sentarme en ese árbol y comer granite de grosella. Sabe que mi madre me hacía pasteles de cumpleaños sencillos pero bonitos. Sabe que quiero conocer Londres y volar muy alto en avión lejos lejos de aquí.

    Marco se sorprendió de lo que dijo Johana. Nada de eso lo había compartido con él. Alejandro quizás no sabía que ella era una ladrona pero si conocía cosas muy personales .

    - Él sabe como quitarme el hipo y que las rosas lilas son mis favoritas. Que me da sueño cuando habla de cosas aburridas como esa tontas máquinas llamadas computadoras. él sabe que me muero de ganas de ir a una fiesta de faroles en la capital de este país. - siguió diciendo y al final remató con voz alta y clara - él sabe quien soy.... no soy Johana.... ¡¡soy Blooming!!

    Y se levantó para irse caminando enojada.

    Marco se quedó en la misma posición. No la alcanzó porque lo último que dijo lo dejó pensando. Blooming.... Blooming...

    Era un buen nombre con el que podía desaparecerla. La mafia le había avisado un día antes que como no aceptó la oferta de compra por Johana iban a ser radicales. Comprarían a toda la banda. Completa. Incluyendo a Marco y a Johana que hacían buen equipo.

    Marco quería evitarlo. Quería hacer algo por que esa niña era como su hija. Y a los hijos se les quiere dar una vida mejor de la que has tenido...
     
    #4
    Última modificación: 23 de Marzo de 2022
  5. silveriddragon

    silveriddragon Poeta fiel al portal

    Se incorporó:
    26 de Mayo de 2014
    Mensajes:
    978
    Me gusta recibidos:
    915
    XI

    Alejandro estaba preocupado. No logró convencer a sus padres de que su educación también sería buena en ese lugar. Debía encontrar otra forma. Otra forma de hacer que ocurriera.

    Esa tarde se encontró a Blooming sentada en la banca del parque pensativa y traía una rosa azul en el regazo. También un peluche de color rosa de un oso.

    Eso no le dio buena espina. Se acercó a ella y le dijo: - ¡Hola Blooming!

    Ella no respondió de inmediato. En cambio al voltear lo vio con desdén. - ¡Hola monigote!

    El saludo de manera grosera no parecía fingido.

    - ¿Pasa algo Blooming? ¿Hice algo que te ofendiera?

    - ¡Me pasas tú! ... ¡Tú! Ya me aburrí de ti. De tus regalitos, de tus palabras melosas, ¡ya basta!

    Alejandro notó que no era la misma de siempre.

    - ¿Qué tienes Blooming?

    - No soy Blooming... Me llamo Johana. Soy una ladrona que se ha burlado de ti. Tierno inocente.

    Las palabras salían de la boca de Johana pero no eran comprendidas del todo por Alejandro. ¿qué estaba pasando?

    Johana comenzó a mostrarle el peluche y la rosa. - ¿Ves esto? Lo puedo conseguir fácilmente. Siempre hay uno u otro que puede darme lo que quiero.

    Alejandro notó el descontrol en sus gestos. Blooming no estaba hablando de forma segura. Era como un grito de auxilio. Un grito muy grande en el corazón del universo.

    - ¿Entonces? ¿Qué somos Blooming? ¿Sólo un maestro y una alumna muy aplicada?

    - Ya te lo he dicho.

    - Si me dices que solo somos maestro y alumna aún así seguiré viniendo aquí.

    - No. No lo entiendes. Somos diferentes. Tú vives en un mundo diferente y yo.... Yo no soy nadie. - y comenzó a llorar

    ¿Qué le pasaba a Blooming? Alejandro no supo como reaccionar. El aire se ponía cada vez más fresco así que se quitó el saco que traía puesto y se lo puso sobre la blusa blanca que traía ella. No podía dejar de llorar.

    Alejandro se quedó a su lado un rato y vio como mucha gente los veía.

    Entonces decidió que era una de esas veces que es mejor no decir nada. No se movió de ahí. Solo espero a que Blooming se tranquilizara o se fuera. Pero no quería dejarla en ese estado.

    Pasaron casi quince minutos así. él la veía y le extendía un pañuelo pero procuraba no verla a los ojos para no avergonzarla. Cuando ella dejó de sollozar Alejandro le dijo:

    - ¿Sabes? No me importa si te llamas Blooming o Johana. Tampoco si tienes una familia o no. Quizás trabajas, pero eso no es lo importante. Cuando te conocí Blooming me gustaste mucho, de verdad mucho pero me enamoré cuando te empecé a dar clases. Eres muy inteligente y tu forma de ser conmigo es lo que me llamó la atención. La forma en la que te maquillas y vistes es muy adulta, le puedes dar lecciones a muchas de mis amigas. Pero no es eso lo que me enamoró... Te amo por que eres tú.... solo tú.

    Después de decir esa confesión Alejandro sabía que estaba saltando a un vacío. Y no esperaba una respuesta. Quería dejar las cosas claras. Así que solo se levantó y se fue dejando a Blooming con una rosa roja y un papel doblado dentro de otro libro más grueso que los anteriores.

    Johana no pudo reaccionar. Su ataque de tristeza la tenía sumida en un estado nebuloso. Como si estuviera ahí y a la vez no.


    XII

    Alejandro se sentía herido. Regresó por el camino a su casa entre triste y melancólico. Era obvio que ya no podía regresar a dar lecciones a Blooming. Ella ya no quería eso. Lo que le preocupaba es que al parecer ella se sentía atrapada en una vida que no quería.

    Así iba sin fijarse por donde caminaba y por ello no notó que lo iban siguiendo. Hasta que esa persona se le puso enfrente.

    - Pfff... ¿Solo eso? ¿Vas a rendirte?

    - ¿Quién es usted?

    - El diablo en persona. - y le sacó una pistola

    - ¿Ah? ¿Vas a disparar? - dijo Alejandro de forma incrédula

    - Jajajajaja... Así me gusta. Que no tengan miedo de una pistola. En la vida hay cosas peores que un disparo.

    - Claro que tengo miedo, pero hoy hice algo que no creí hacer nunca.

    - ¿Te refieres a Johana?

    Alejandro se puso tenso al escuchar ese nombre.

    - ¿Usted es su padre?

    - No soy su padre. - Marco guardó la pistola y se acercó a Alejandro con gesto amenazante. Lo analizaba de cabo a rabo. - Pues pareces un hombre hecho y derecho. A lo mejor un poco mimado pero no te amilanas.

    - ¿Eso es importante?

    - Si. - Marco se sentó en el suelo y puso la palma de la mano en el suelo cerca de él. - Siéntate.

    Alejandro así lo hizo sin perder de vista a Marco.

    - ¿Por qué creo que esto es como una junta de negocios?

    - Ah--- ajá. Tu sabes que son esas cosas. Pf... bien. Si. es una negociación. Yo pongo las cartas sobre la mesa y tu me vas a decir si aceptas o no.

    - Bien

    - Bien . - dijo Marco poniendo enfrente de ellos un mapa. - Aquí está el barrio de Santa Bárbara. Al norte está el terreno controlado por la mafia. Y aquí y aquí estamos nosotros.

    Alejandro se tensó al escuchar la palabra mafia.

    - No me interesa tu vida muchacho. Pero los he visto en la plaza. no sé nada de amor ni de esas paparruchas. No las necesito. Solo sé que quieres lo mejor para Johana. Y yo también.

    - ¿Qué pasa con Johana? ¿Está en peligro?

    - No en peligro. Está ante un futuro brillante de ladrona trabajando para..... la mafia.

    - ¿Se la van a llevar al norte?

    - Clank... clink clank.... así es. Solo decide Alejandro. ¿te la llevarías contigo a Londres? De polizona en el barco o en el avión o como sea. No me importa, ¿Lo harías? ¿Tienes lo que se necesita?

    - ¿Y evadir a la mafia?

    - Jajajajaja.... muy bien, piensas en todo. Yo me encargo de eso. Tú solo llévate a esa niña lejos. Muy lejos. Donde ella pueda ser Blooming y olvidé que fue Johana.


    XIII

    Alejandro esa noche tuvo un sueño muy extraño. Demasiado extraño y bizarro.

    Un hombre iba jalando a un caballo y entró por la puerta de su habitación. Lo miró de reojo y siguió su camino.

    Cuando estaba a punto de desaparecer, regresó caminando tranquilamente hasta donde él estaba. Se quitó el sombrero. Alejandro estaba acostado sin poder moverse.

    - Muchacho, muchacho. Eres fuerte y valiente. No temes expresar tus sentimientos. Eres noble. Dime entonces por que hay pesar aquí, en el corazón.

    - Hay alguien a quien quiero proteger, pero no sé si podré.

    - Mira el sol hijo. Tú nunca dudas de que saldrá todos los días. ¿por qué entonces no confías en ti? Tú puedes hacer más que el sol aunque no lo creas.

    - Aún así. La mafia, la mafia.

    - Ya veo. Le temes a algo más grande que tú. Pero mira a tus padres. Una vez fueron jóvenes como tú y se enfrentaron a cosas que desconocían. Así es la vida hijo, bello peligro.

    Alejandro entonces pudo moverse y saludó enérgicamente a el hombre aquél.

    - Gracias, ya me siento más ligero.

    - Todo los ha hecho tú muchacho. Ahora dime el nombre de la persona que quieres proteger.

    - Blooming. Se llama Blooming.

    El hombre tomó entonces un lazo azul y lo partió con sus brazos. - Hecho está. Johana ha sido protegida hasta hoy. Es tu turno hijo.

    Y sacó un lazo verde que le puso en el cuello a Alejandro. - Ahora protege a Blooming. Si amas jamás habrá error.


    Después el hombre se levantó, se montó en el caballo y desapareció.
     
    #5
    Última modificación: 23 de Marzo de 2022
  6. silveriddragon

    silveriddragon Poeta fiel al portal

    Se incorporó:
    26 de Mayo de 2014
    Mensajes:
    978
    Me gusta recibidos:
    915
    XVI

    Marco estaba bebiendo en el bar como desesperado. No le habían traído tres cervezas cuando ya pedía otras tres. Necesitaba estar borracho para soportar lo que iba a hacer.

    Después de ocho rondas la mesera le pidió la cuenta y el extendió un fajo de billetes que aventó a la mesa y se fue.

    Estaba exhaltado por todo lo que estaba pasando y su cabeza no dejaba de dar vueltas. Se detivo cuando sintió que estaba punto de caer en la inconciencia.

    Caminó lento y dudoso hasta llegar a una casa grande de donde salían hombres y mujeres riendo. Se escuchaba la música de un piano en alguna parte. Entró buscando a una mujer a la que no veía en mucho tiempo.

    El lugar era lujoso. Había mesas y sillas forradas con tela. Era como un oasis en ese mugroso barrio al que los hombres iban a sentirse libres de su miseria por un rato pero también venía gente de fuera a conseguir un entretenimiento relativamente barato para ellos.

    Camino por el vestíbulo hasta llegar a un salón grande con una lámpara enorme de cristal colgada del techo. Ahí una mujer elegante pero que olía mucho a una mezcla de lavanda y clavo se le acercó.

    - ¡Marco! Es un milagro. Hace mucho que no te veo por aquí. ¿Vienes por una mujer, eh? Una morena exótica curvilínea de cabello lacio y largo ¿verdad? Aún recuerdo tus gustos querido...

    - Deyanira, por favor. Bueno si, peeero.... también voy a dar una fiesta mañana, una fiesta muy grande para mi nuevo jefe de la mafia... Jajajajaja... será la más grande que se haya visto en años. Así que vengo por mujeres, muchas, de muchos colores y formas,,, hip...

    - Oh.... ¡querido! Hablar de negocios siempre es lo tuyo. Anda brindemos por esto. Por que ese nuevo jefe tuyo te ascienda y te de lo que te corresponde.

    - Shhh... sh... también quiero niñas...

    - ¿Niñas? ¿De qué hablas Marco?

    A Marco le costó trabajo decirlo - Siiiii.... quiero todas las niñas de quince años que tengas disponibles... yo sé que tienes por que siempre estás buscando nuevas.....para este negocio. Quiero festejar con mis muchachos. Hacerlos hombres hechos y derechos...

    - Shhhhh, cállate Marco. te van a oir. - lo llevó aparte a otra habitación donde las mujeres esperaban a sus clientes. - Está bien, te las daré pero primero el dinero.

    Marco sacó una bolsa negra llena de billetes sin marcar y se lo díó a Deyanira.

    - Aquí está. Quédate con el vuelto... jajajaja-... esta fiesta será inolvidable.... inolvidable.....


    XVII

    Alejandro fue a la ciudad a entrevistarse con un agente de seguros. Bajo los estatutos que rigen las operaciones comerciales no estaba facultado para ser titular de un seguro pero su padre le había solicitado comenzar a enterarse de esos menesteres. O algo así hablaba su padre, un hombre que se había hecho de fortuna haciendo contratos y estableciendo acuerdos comerciales.

    Después de esa reunión bastante aburrida se dirigió a la oficina de un abogado donde buscó a un practicante de derecho y se aseguró que fuera el más joven del lugar. Le pidió asesoría en cuestiones legales durante más de una hora y al final le solicitó que hiciera por él varias encomiendas. Una de ellas era rentar una flota de coches que debía llegar en punto de las nueve de la noche a cierto barrio.

    También le pidió abrir una cuenta bancaria en un país extranjero y para terminar buscar a una persona en Londres. Un tal Jack Taylor a quien debía mandarle una carta o un telegrama, lo que fuera mejor si es que tardaba en hallarlo.

    - Joven Alejandro. Lo que pide se puede realizar. Solo que.....

    - Dígame, ¿tiene alguna duda? - dijo Alejandro investido con un traje azul y un abrigo gris bastante caro

    - ¿Puede costearlo? - dijo el abogado de manera poco sutil y haciendo un gesto con la mano refiriéndose al dinero

    Alejandro hizo un gesto de desagrado - Recursos financieros ... llamémoslos así, ¿quiere? Licenciado Gálvez, por supuesto que si - y extendió una tarjeta comercial de color negro a su nombre - puede gastar de esta tarjeta lo necesario pero necesito los comprobantes para llevarlos a la oficina de mi padre, ¿de acuerdo?

    - De acuerdo joven Alejandro. Todo se hará como ha pedido. Lo veré entonces la semana próxima cuando firmemos lo del fideicomiso para sus estudios en el extranjero.

    Alejandro se levantó pensando de manera triunfal que su padre le había hecho un regalo por adelantado muy útil. Una tarjeta comercial para sus gastos en Londres. Aunque debía ser cuidadoso y gestionar el riesgo ahora el gasto se ajustaba al plan.

    Había otra cuestión que le rondaba la cabeza. Estaba por cumplir la mayoría de edad. Quizás podría hacer algo más para evitar que su plan fracasara aún cuando Blooming llegara a Londres sana y salva.


    XVIII

    Johana caminaba por la plaza esa tarde. Buscaba sin buscar a esa persona. Ya había pasado una semana desde la última vez que había visto a Alejandro y se sentía culpable de haberlo desengañado de esa forma. Al menos podrían ser amigos, seguir con las lecciones, extrañaba eso.

    Quería seguir aprendiendo y aunque ahora sabía leer no era lo mismo. Buscar la información no era lo mismo a que alguien te platicara acerca de cosas que ignoras, También había visto el cambio en Alejandro. Al principio era como un niño que pedía su atención pero a últimas fechas se veía más maduro, más resuelto y hablaba de cosas como contratos y leyes. Quería estudiar algo relacionado con eso pero no lograba recordar el nombre exacto.

    Lo que si recordaba era la música de piano, la ópera y los cantos que solía traer en un aparato de reproducción que compartía con ella. Los bailes que le describía y los muchos lugares que había fuera y dentro de ese país.

    Lo extrañaba. Pero ahora que podía considerarse el último día que podría estar en ese barrio sintió más su ausencia. Al día siguiente vendrían por Marco y por ella para ir al norte. Ahí conocerían a una nueva banda de ladrones a quienes debían organizar.

    Suspiró. Quería ver a Alejandro para pedirle perdón. Se lo imaginó caminando en una de esas calles empedradas con un libro bajo el brazo. Recordó entonces el libro que le dejó ese día que se marchó.

    Abrió su bolso favorito del que sacó el libro y lo hojeó. Era un libro de poemas. Leyó algunos y al pasar rápidamente las hojas encontró un papel doblado en cuatro. Lo desdobló y leyó la última nota escrita por ese tonto.

    "Estoy mirando en la esquina de cada calle, sólo para ver si estás ahí."

    Su monigote, como solía llamarlo n su mente ya no era un monigote. Era Alejandro. Suspiró nuevamente. Al menos pudo alejarlo de ese barrio y de ella. Una vida llena de peligros.
     
    #6
    Última modificación: 24 de Marzo de 2022
  7. DESIRE SOLE

    DESIRE SOLE Invitado

    KE MOSTROSO, TENEBROSO, TERRIBLE, KE DOLOR.
    :eek::eek::eek::eek::eek::eek::eek::eek::eek::eek::eek::eek::eek::eek::eek::eek:
    MAÑANA SIGO LEYENDO, SOLO TENGO UN MINUTOS, SALUDOS.
    ME FALTO DESGARRADOR.
     
    #7
    A silveriddragon le gusta esto.
  8. silveriddragon

    silveriddragon Poeta fiel al portal

    Se incorporó:
    26 de Mayo de 2014
    Mensajes:
    978
    Me gusta recibidos:
    915
    XIX

    Dimitri bajó del coche que conducía. Iba muy elegante vestido todo de negro y llevaba guantes de cuero. También llevaba una especie de víscera que le cubría del sol del atardecer.

    Dio toda la vuelta alrededor del coche para abrir la puerta de atrás. Descendió un hombre con el cabello relamido, tan pegado a su cabeza que parecía un casco. Llevaba puesto un traje beige a rayas muy elegante.

    - Dimitri. Este barrio huele mal.

    - Es una pocilga señor, se lo advertí.

    El hombre hizo un gesto de resignación - Lo prefiero así. Mejor ver a los ojos y en su elemento a esta gente nueva. Mucho talento deben tener si sacaron dinero de este lugar.

    - Mucho dinero señor. inclusive contrataron a casi todo el....la casa de citas del lugar para una fiesta en su honor.

    - Poco refinado. Sin embargo, es una oportunidad. De ver si podemos embaucarlo con una de esas mujeres y que nos ceda solo a Johana.

    - Conozco a Marco señor. Es como un hombre de negocios frío y calculador.

    El hombre sonrió - Todo hombre de negocios tiene un precio Dimitri.

    Caminaron entonces rumbo al edificio que había sido lavado y decorado con ahínco por la banda de Marco. inclusive le pusieron lámparas nuevas y algunos cuartos se pintaron y resanaron.

    Marco apareció en el umbral de la puerta central del patio que daba al edificio flanqueado por una morena de cabello lacio hasta la cintura y una pelirroja de cabello quebrado.

    - ¡Bienvenidos! Un gusto nos visiten. Por favor pasen, pasen.

    La mujer morena tomó del brazo a Dimitri mientras que la pelirroja se acercó al hombre de traje beige a quien le preguntó su nombre.

    - Guido .... llámame Guido preciosa.

    Marco los llevó adentro hasta la que consideraba su oficina donde tenía un escritorio y varios sillones. Ahí en el escritorio estaba sentada Johana quien iba maquillada con toques metálicos. Traía puesta una blusa rosa muy reveladora por el escote en la espalda y una falda blanca hasta la rodilla. Sus pendientes eran azules en forma de rombos alargados.

    Guido se dio cuenta de por que Marco había hecho tanto dinero. La belleza de Johana rebasaba por mucho sus expectativas. Si aún siendo adolescente era así de hermosa, seguramente siendo una mujer podría poner de rodillas al mismo diablo. Era una excelente inversión.

    Johana se adelantó y saludó educadamente a Dimitri y a Don Guido. Éste sostuvo su mano más tiempo de lo cortésmente permitido.

    Después pasaron al comedor que más bien era un salón muy grande donde comían todos los integrantes de la banda de ladrones. Ahí estaban ellos formados en dos filas. Todos ellos saludaron a Don Guido aunque no todos eran sinceros. Su rostro reflejaba su desconfianza.

    Comenzó la música proporcionada por una pequeña orquesta. Y entraron varias mujeres ofreciendo cocteles y otras simplemente se pararon en los accesos esperando a ser invitadas a bailar o a platicar.

    Cuando llegó la noche Marco tomó a Johana un poco aparte y le dijo: - Pequeña, escúchame. Guido siempre viaja con algo valioso consigo. Quiero que se lo quites para antes de las nueve de la noche, ¿de acuerdo?

    Johana se sorprendió de eso - ¿Algo valioso?

    Marco le hizo el gesto de que no dijera nada y se fue a ver a Dimitri.

    Johana se quedó pensando si eso era parte de alguno de sus planes locos. Aún así sus planes solían funcionar y si fallaban ella generalmente hallaba la forma de hacerlos funcionar.

    Fue entonces hacia el hombre de traje a rayas que platicaba con la pelirroja.

    - Don Guido... Por favor... ¿Quiere bailar?

    El hombre se disculpó con la pelirroja y tomó a Johana para ir a un espacio abierto para bailar algo que la orquesta tocaba, una especie de balada lenta.

    Guido tomó a Johana con firmeza y bailaron mientras platicaban.

    - Me alegra conocerte Johana. De verdad, lo que dicen de tu belleza no te hace justicia.

    Johana bajó el rostro como si estuviese apenada - Don Guido. que me diga eso una persona tan refinada y educada.

    - Tú también Johana puedes ser así. Yo salí de un lugar como este y mírame ahora. Te ofrezco el mundo Johana. únete a la mafia y deja a Marco.

    - Me gustaría ¿sabe? es aburrido recibir órdenes de un papanatas como Marco. Cree ser inteligente pero aquí entre nos, sus planes siempre fallan y soy yo la que tiene que sacar la situación adelante. - y de forma sutil Johana se inclinó para permitirle a Marco ver más allá de su escote.

    Guido no cayó en la provocación solo siguió bailando y platicando

    - Entonces déjalo Johana. Esta misma noche estaríamos rumbo a la ciudad más cercana y bueno... ya sabes.

    Johana sabía bien que estaba insinuando ese hombre entrado en los cuarenta y con olor a cigarro, pero en lugar de decir lo que pensaba se hizo la inocente - No, no lo sé... - y lo miró cándida mientras rodeó su cuello con ambos brazos.

    - Si lo sabes Johana, solo pídelo y te daré el trono que está a mi lado en la jerarquía de la mafia.

    Johana supo que la canción estaba por terminar - Voy a pensarlo. Discúlpeme debo atender un asunto.... - y se soltó acariciando a ese hombre para terminar de embaucarlo.

    Guido no se fio de aquella respuesta. La siguió y le tomó el brazo - No lo pienses mucho Johana. Espero.

    La soltó y regresó con la pelirroja.
     
    #8
    A DESIRE SOLE le gusta esto.
  9. silveriddragon

    silveriddragon Poeta fiel al portal

    Se incorporó:
    26 de Mayo de 2014
    Mensajes:
    978
    Me gusta recibidos:
    915
    XX

    Estaba Guido platicando con la pelirroja animadamente cuando revisó el bolsillo de su saco. Faltaba algo.

    Una caja alargada de color azul con incrustaciones de oro y plata. Fue a donde estaba Dimitri quien platicaba con la morena aún.

    - Dimitri, ha desaparecido la llave del concejero.

    Dimitri en cuanto escuchó eso se aterró. La llave del concejero de la mafia era algo muy preciado. Era el acceso a un lugar donde se guardaban muchos bienes y tesoros robados y administrados por la mano derecha del mismo jefe de la mafia.

    - Señor, hay que cerrar los accesos.

    - Hazlo Dimitri. Voy adentro con Marco a pedirle una explicación.

    Dimitri fue hasta la calle para pedir que cerraran todas las puertas y se encontró una escena extraña para ese barrio. Iban llegando muchos coches todos del mismo modelo y color. En cada uno de ellos iba un muchacho conduciendo y una mujer vestida con blusa de color rosa.

    Su instinto se activó de inmediato. Algo estaba pasando por que las coincidencias no existen. Corrió hasta la oficina de Marco tratando de evadir a la gente que bailaba y platicaba en la fiesta. Cuando cruzó el patio otras tantas parejas ya estaban pasando a besos y arrumacos. Después subió las escaleras de dos en dos.

    La puerta de la oficina estaba cerrada y cuando la pateó para abrir encontró lo que temía.

    Era Guido apuntando con una pistola a Marco. - Tú tienes la llave. Vas a dámela o si no...

    Marco a su vez estaba apuntando a Guido - Yo no la tengo - sonrió - Pfff... te la quitó una niña, ¿no te da vergüenza?

    Guido explotó de furia - ¡Dimitri! Trae a esa mocosa con la llave o eres hombre muerto....

    Dimitri regresó corriendo al salón principal gritando - ¡Hey! Todos vámonos. Ya, ya , ya.

    En la calle se escuchó como los coches arrancaban todos rumbo a la carretera principal.

    - ¿Qué pasa? - dijo uno de los compinches de Dimitri.

    - Se han llevado la llave del concejero...La tiene Johana. Vamos tráiganla ya.....


    XXI

    En la oficina Guido y Marco seguían apuntándose sin moverse.

    - Eres escoria Marco. Te atreves a desafiarme no solo a mi, si no también al concejero. Tienes valor pero poco cerebro.

    - Pfffff... Tú tienes poco valor. Siempre sometido a las órdenes de un jefe. Y de seguro ese jefe que tienes tiene a su vez otro jefe. Eres un esclavo miserable.

    - Marco dime una razón para no dispararte.

    - No la tengo. Guido tal vez este es solo fin de nosotros. Aquí se acaba.

    - ¿El fin? nadie, escúchame nadie se ha burlado de mi y salido sin una bala entre ceja y ceja.

    - Bueno, hagamos el intento.

    Ambos cortaron cartucho.

    - Es la última vez que lo digo. ¿Dónde está Johana?

    - ¿Johana? Yo no conozco a ninguna Johana. Querrás decir Blooming. - Marco sonrió al decir su nombre

    Ambos apretaron el gatillo al mismo tiempo. Ambos retrocedieron por el impacto de la bala.

    Marco recibió el tiro entre ceja y ceja de Guido.

    Guido sangraba de la sien derecha con una expresión de sorpresa en el rostro. Jamás pensó que perdería con un ladronzuelo como Marco.



    XXII

    Dimitri subió al coche de su jefe mientras sus compinches subían a otros tantos. Iban detrás de los autos que anteriormente arrancaron. Había sido una trampa, todo era una trampa.

    Los autos tenían cada uno una niña de quince vestida con blusa rosa y escote en la espalda. Debían buscar quien de ellas era Johana. Un verdadero fastidio.

    Sin embargo era un barrio miserable donde a esa hora la gente está en sus casas resguardadas y temerosas de los representantes de la mafia. Dimitri dio la orden de disparar a las llantas. Sabía que Johana era apreciada por su jefe Don Guido.

    Los coches iban a toda velocidad tratando de cerrarles el paso antes de que llegaran a la carretera. Pero no lo lograron.

    Ya en la carretera Dimitri ordenó descarrilar a los coches para llevarlos a los campos vacíos y yermos. Uno a uno los coches se fueron quedando a los lados de la carretera.

    Para no perder tiempo Dimitri ordenó a sus compinches ir bajando uno a uno a comprobar sin detener los coches.

    Le marcaban a su teléfono para decir si la que iba en el vehículo era Johana.

    - No Dimitri, no es ella. - decía el primero

    El segundo confirmó lo mismo.

    Al tercero Dimitri comenzó a sospechar

    El cuarto y nada.

    El quinto tampoco era.

    Solo quedaba uno.

    Y como era el último Dimitri aceleró para emparejarlo. Y disparó a la portezuela trasera solo para espantar a los tripulantes,

    Inevitablemente la mujer de quince que iba de copiloto volteó asustada.

    Y así Dimitri lo supo.

    Era otro engaño.

    Johana no estaba ahí.
     
    #9
    Última modificación: 24 de Marzo de 2022
  10. silveriddragon

    silveriddragon Poeta fiel al portal

    Se incorporó:
    26 de Mayo de 2014
    Mensajes:
    978
    Me gusta recibidos:
    915
    XXIII

    Dos personas en la obscuridad del bosque caminaban tratando de no hacer tanto ruido. Una de ellas iba con un traje negro y guantes de cuero, mientras que la otra iba con un abrigo gris que la tapaba completamente.

    Johana no podía creer que Alejandro había ido a rescatarla de la mafia. Era como algo imposible. ¿Por qué se arriesgaba de esa estúpida forma cuando ella no sentía nada por él?

    Alejandro estaba en total estado de alerta. Iba con una especie de lámpara enfocada. Lo suficientemente potente para ver por donde iban pero no tanto para no revelar que iban caminando en el bosque.

    - ¿A dónde vamos Alejandro?

    Esa pregunta era algo que Alejandro quería evitar. Solo se le ocurrió decirle - Silencio, nos persigue la mafia.

    - ¿Entonces me dirás, por qué lo haces?

    - Eso no importa ahora Blooming. - y le dedicó una sonrisa - cuando lleguemos ahí lo sabrás.

    No lo comprendía. Cuando lo vio en la fiesta y la jaló hacia afuera después de conseguir la caja de madera del saco de Guido no podía creer con que facilidad la había tomado de la mano.

    Era como si hubiese olvidado cuanto lo lastimó. Ni siquiera se veía enojado o triste. Era incomprensible para ella esa actitud. Aún así se sintió aliviada.

    No quería irse con Guido pero tampoco poner en peligro a Alejandro. Cuando estaba punto de zafarse de su mano Alejandro señaló el camino que llegaba a un tramo de carretera al que habían llegado.

    - Ahí está Blooming. Nuestro pase de salida. Sube, sube rápido. - abrió la puerta y dejo a Blooming en el asiento del copiloto. él rápidamente llegó al asiento del conductor. Lo encendió y condujo por la carretera con las luces bajas.

    - ¿Ya me vas a decir a dónde vamos?

    - Blooming, es adónde siempre has querido ir o más bien a dónde siempre te he querido llevar. Te dije que iba a conquistar el cielo, quizás no lo haga pero esto es algo que se le acerca.

    Ella no podía creer lo que escuchaba. - ¿De verdad? ¿Vamos a Londres?

    - Para ser exactos... Tú irás a Londres.

    - ¿Yo sola?

    - Si, no importa lo que pase Blooming tienes que llegar ahí. Y cuando llegues busca a Jack Taylor. Es un antiguo compañero de Marco de su vieja banda. él te va a ayudar a instalarte mientras...

    La explicación de Alejandro fue interrumpida por el sonido de otros coches que venían a toda velocidad.

    - ¡Lo sabía! - dijo Alejandro - Agarrate fuerte Blooming... - y aceleró.


    XXIV

    Mientras Marco agonizaba tuvo una visión rara. Era un hombre jalando un caballo que entraba por la puerta de su oficina. Lo vio como quien ve a una escoria. Siguió su camino y después regresó para hablarle.

    - Me fastidia ayudar a gente que vivió su vida como si no hubiera mañana. Sin embargo juré proteger a una niña y tú hiciste la mayor parte del trabajo Marco.

    Marco sonrió - Jajajaja... gustoso lo haría de nuevo. Esa mocosa me hizo sentir vivo de nuevo. Hasta maté a un mafioso yo solo.

    - Estúpido ignorante. Bien, bien hecho. - y tomó un lazo verde y lo partió con sus brazos.

    - ¿Vendes lazos acaso? No fastidies, esta noche fue la mejor fiesta de mi vida...

    - Te voy a compensar por cuidar de esa mocosa como tú la llamas. Dime su nombre y la protegeré por ti.

    - Hmmm... Se llama Johana pero no... no... no... ella ahora es Blooming.. Blooming será.

    El hombre le puso entonces a Marco un lazo rojo sangre sobre los ojos aliviando su dolor.

    - Muy bien Marco. Así sea.


    XXV

    Alejandro llegó a tiempo al aeropuerto pero los venían siguiendo así que le dijo a Blooming que corriera. Ya antes le había dado indicaciones de que puertas cruzar, como pasar los filtros de seguridad y además le dio un maletín con documentos falsos.

    Blooming estaba asustada - ¿No vienes?

    - No Blooming, alguien tiene que enfrentar a esos mafiosos. Tu corre, ve anda.

    - ¿Estarás bien?

    - Si, tengo un plan, o mejor dicho Marco hizo uno.

    Al escuchar que Marco hizo el plan se sintió más aliviada. Corrió al lugar que le indicó Alejandro.

    Mientras, el muchacho giró para llegar a otro lado del estacionamiento y abrió la puerta del copiloto rápidamente. Una mujercita de 15 años subió con una blusa rosa con escote en la espalda. Traía además una capucha que le cubría el rostro.

    - ¿Ya vienen? - dijo la muchacha decidida

    - Si, dijo Alejandro - y arrancó el vehículo rumbo a la carretera nuevamente.

    Cuando estaban a punto de salir del aeropuerto Dimitri los vió y giró a su vez su vehículo.

    Los persiguió quizás por apenas unos quinientos metros para emparejarse.

    Pero el objetivo solo era darle tiempo a Blooming, Así que Alejandro no se detuvo hasta que Dimitri disparó a las llantas del carro.

    Se estrellaron con una barra de contención.

    Dimitri bajó del auto viendo triunfante como estaban inconcientes los tripulantes.

    Abrió la portezuela del copiloto donde iba la muchacha y la cargó para llevarla su vehículo. Pero cuando decidió verle el rostro se enfureció. No era Johana.

    Caminó hasta el auto de Alejandro y apuntó la pistola amenazante. - Despierta bastardo-... ¿Dónde está Johana?

    Alejandro despertó aturdido. - No lo sé

    Dimitri estaba cansado de perseguir niñas toda la noche. Estaba a punto de cortar cartucho cuando sonó su teléfono.

    El identificador de llamadas decía que era el concejal de la mafia.

    Dimitri tuvo que calmarse y contestar - Si... Concejal...

    - Dimitri... Dimitri... acaban de matar a Guido. Ese tal Marco. Ocupa su lugar. Ven pronto a la ciudad tenemos que arreglar un asunto.

    - Pero señor, tienen la llave.

    - La llave. Si, perfecto. No te preocupes ahora. Enviaré a alguien más a terminar el trabajo. Tú ahora eres parte del brazo táctico. Ya no ejecutas órdenes. Ahora tienes a tu gente. Ven rápido a la ciudad.

    - Si señor.

    Exhaltado guardó la pistola pero le dijo a Alejandro - Te has salvado tonto. Por un pelo. Pero no importa donde te escondas ni donde estés, cuídate. Un día voy a encontrarte y no saldrás vivo....
     
    #10
    Última modificación: 25 de Marzo de 2022
  11. silveriddragon

    silveriddragon Poeta fiel al portal

    Se incorporó:
    26 de Mayo de 2014
    Mensajes:
    978
    Me gusta recibidos:
    915
    XXVI

    Blooming tomó el vuelo con la incertidumbre de saber si la gente que le había ayudado estaba bien o no. Recordó las veces que Marco le advirtió que nunca pensara en nadie más. ¿De verdad nunca podría ser una mujer normal? ¿Alguien que pudiera tener un novio, ir a la escuela, soñar con algo diferente?

    Mientras aprendía de Marco no se sintió así. Por el contrario, se sentía agradecida de no morir de hambre, de tener una forma de vida diferente a la que seguramente le esperaba al seguir los pasos de su madre en la casa de Deyanira. Prefirió robar. Pero también se hizo la pregunta una vez si eso o lo otro te hacia mejor persona. La respuesta que obtuvo al final es que no. Para ella terminas atada a una vida de la que no es fácil salir.

    Alejandro le hizo ver lo que realmente quería era salir de su barrio, pero también dejar de ser una ladrona. Aún no sabía que podría hacer pero definitivamente no era seguir robando.

    Sacó los documentos que le entregó Alejandro y entre ellos venía una nota con su inconfundible letra a redonda. No hacía la mayúscula como un triángulo sino como una minúscula más grande. La nota decía - Blooming, yo sé bien que tú no sientes nada por mi. Muchas veces me he preguntado si conocerte fue un sueño o el destino. No lo sé. Solo deseo que vivas una vida de la que no te arrepientas. No me gustó verte llorar. Quiero que un día mires al cielo y sonrías. Eso es todo. Solo eso. Cuídate. Quizás algún día nos veamos en Londres. Yo no sé si pueda ir ¿sabes? Aún debo hablar con mis padres acerca de todo lo que seguramente van a enterarse. Haz lo que tengas que hacer, pero jamás olvides tus sueños. Adiós Blooming.

    La muchacha se sintió rara. Se sintió entre incómoda y halagada. ¿porqué seguía dándole todo a cambio de nada? ¿qué pasaba por su cabeza?


    XXVII

    Alejandro despertó en el hospital. Su madre estaba a su lado tomándolo del brazo mientras una enfermera revisaba su vendaje.

    - Mamá...

    Su madre se acercó más a Alejandro para verlo de cerca. Sus ojos estaban angustiados. - ¿Alejandro qué hiciste?

    - Tuve un accidente mamá. Venía con Gloria después de una fiesta.

    - Gloria estaba fuera del coche hijo. La policía quiere saber que pasó.

    - No lo sé mamá. Solo recuerdo que perdí el control del coche.

    - No debimos darte ese coche. Aún no.

    - ¿Y cómo atender las tareas que me da mi padre?

    - Voy a hablar con él. No te da tiempo ni de tener una vida normal hijo.

    - Déjalo madre. Realmente quiero aprender. Quiero ser un abogado o un contador. Aún no me decido.

    Su madre sacó una foto de su cartera y se la mostró.

    - Hijo, Gloria le dijo a los policías que ella no se sentía segura en la fiesta y por eso regresaron antes. Les dio la foto de esta persona. ¿Sabes quién es?

    Era la foto de un hombre malencarado pero fuerte de al menos treinta años.

    - No lo conozco madre.

    - Dice que la acosa y que tu la defendiste.

    Alejandro se dio cuenta de que en eso no se había puesto de acuerdo con Gloria. Ella le estaba pidiendo ayuda sin decirle.

    - Hmm... no recuerdo su rostro, pero si la defendí.

    - Hijo, no te metas en problemas así.

    - Mamá, es mi amiga. Me dio coraje, es todo.

    Su madre lo acarició de la frente y se levantó para salir. Afuera un policía recibió la foto al que le dijo - Sí es él. Acaba de confirmarlo.


    XXVIII

    Johana llegó a Londres. En la sala de llegadas ya la esperaba una mujer de veinte, una rubia muy coqueta que se le acercó con una cartulina con el nombre Blooming y una rosa dibujada.

    - ¡Blooming! Jack está ansioso de conocerte. Marco nos habló maravillas de ti.

    - ¿Jack es como Marco?

    - Aquí nos organizamos diferente. Unos roban, otros administran el dinero y otros más lo invierten en lugares que hacen que se vuelva legítimo.

    - Suena complicado.

    - Aprenderás, aprenderás... Solo hay un problema. No sabes inglés. Vamos a buscarte un profesor para que te de lecciones.

    - Y mientras. ¿dónde voy a vivir?

    - En un pequeño apartamento cerca de la estación Victoria. En el sótano de ese edificio hay lugar para comer. No necesitas salir si no te sientes segura aún.

    Blooming estaba deslumbrada con la apariencia de la ciudad. Inclusive con la apariencia de la gente. Una ciudad cosmopolita llena de gente por todos lados. Su acompañante también se veía con un porte natural y diferente. Todo le parecía sacado de un sueño.

    - Blooming, vas a tener que esperar mientras hacemos unos ... arreglos. Quizás una semana o dos. Pero no te impacientes. Vas a amar este lugar.
     
    #11
    Última modificación: 25 de Marzo de 2022
  12. silveriddragon

    silveriddragon Poeta fiel al portal

    Se incorporó:
    26 de Mayo de 2014
    Mensajes:
    978
    Me gusta recibidos:
    915
    XXIX

    Blooming había pasado casi dos semanas paseando alrededor de la estación Victoria, aprendiendo los nombres de las calles y tratando de entender como funcionaban las cosas ahí.

    Caminaba, solo caminaba. Hubiese querido tener una cámara para sacar foto de casi todo lo que veía.

    En un aparador vio un gato de peluche similar al que había dejado en el barrio de Santa Bárbara. Tuvo que hacer señas para intentar comprarlo con el poco dinero que tenía. Por el momento no lo necesitaba ya que Jack pagaba su alojamiento y comida.

    Una mañana un hombre hindú tocó su puerta y le entregó una carta. Ni siquiera esperó a que le diera las gracias, solo se fue.

    Abrió el sobre. Venía una dirección e indicaciones de que estuviera preparada para iniciar lecciones todo el día. De etiqueta, de reglamentos, de como funciona Londres, etc.

    Al llegar al lugar le indicaron que pasara a una oficina grande donde un hombre mayor con aspecto flemático la esperaba sentado en su escritorio.

    . Miss Blooming... Por favor tome asiento. - dijo el hombre mientras retiraba unos papeles que tenía enfrente y sacó un folder pesado con muchas fotos y papeles.

    . Bien... bien... ok.. sip---- ya... usted es extranjera, dice aquí que sabe leer y escribir. Muy bien... la recomiendan para un puesto organizando gente... ajá... Ya... - se quitó los lentes que traía para leer - Marco me habló de usted. Me la encargo mucho. Pero antes. Necesito lo que le quitó a la mafia.

    Blooming sacó la caja de madera y se la entregó - Es solo una caja. Intenté abrirla y no hace nada.

    - La llave no funciona como una caja Miss Blooming... Es un código. Vé estas incrustaciones. Son como una clave dibujada que pasa por un escáner. Abre una crypto bóveda...

    - ¿Una bóveda?

    - Así es. El concejal vendrá por ella y podré negociar. Negocios.... La especialidad de Marco y mía.

    - Señor Jack...

    - Puedes decirme solo Jack, Miss Blooming...

    - Jack.... ¿sabe si Marco está bien?

    - Oh... temo darte malas noticias. Marco está.... finito.... ¿cómo se dice? ahm... ya no está con nosotros... en esta vida.

    Blooming se puso triste.

    - Lo siento Miss Bloomimg. También lo recuerdo como un amigo entrañable. Me salvó al menos de dos disparos y de ir a la cárcel. De no ser por él no estaría aquí.

    - Y sabe de ... un muchacho llamado .... ¿Alejandro?

    Jack sonrió confiado. - Alejandro... Alejandro... no me suena. No lo sé.. Pero quizás el muchacho que está atrás de usted pueda responder esa pregunta...


    XXX

    Ahí de pie estaba Alejandro

    Detrás de ella.

    Blooming no podía creer lo que veía. Era su monigote, el tonto que la había sacado de ese barrio.

    Jack continuó - Alejandro se ha ofrecido a darle clases de inglés, de contaduría, de como moverse en Londres. A cambio nos ha pedido le ayudemos a pagar sus estudios. Un universitario entre ladrones es redituable siempre.

    Alejandro no hizo el gesto de saludar a Blooming en cambio se dirigió a Jack - Y recibir dinero de un benefactor beneficia a un universitario. Londres es muy caro. Le daré clases a Blooming hasta que esté lista para su puesto.

    - Excelente. Me gusta como encaja esto. Bueno Miss Blooming, caballero, me retiro. Tengo juntas que atender.

    Jack salió de su oficina sin indicarles si debían salir de ahí ni nada. Solo se fue.

    Alejandro se sentó en una silla detrás de Blooming sin decir palabra solo se sentó ahí a sonreir y contemplarla.

    - Eres tan tonto....

    - Y tú tan inteligente....

    - ¿Dar lecciones? ¿Ese es tu plan?

    - Siempre puedes decir que no....Te traerán a un profesor calvo y gordo retirado..

    - No..

    - ¿No?

    - Quiero que me enseñes... Que sea como antes..

    - No puede ser como antes Blooming.

    - ¿Por qué?

    - Tú no me amas y yo a ti si...

    Blooming se levantó para sentarse junto a Alejandro. - Seguiré siendo una ladrona. Una que trabaja en Londres pero una ladrona.. Tú estás aquí enseñándome de la vida aquí... Todo es igual...

    - Hmm.. si... tal vez.. Pero algún día hallaremos la forma de que dejes de serlo. siempre hay una forma. No me rendiré hasta encontrarla.

    - ¿Porqué lo haces?

    - ¿Hacer qué?

    - Darme todo a cambio de ..... nada....

    - Porque ...hmm... no sé... no lo sé.... prefiero sentirme miserable a tu lado que deprimido sin ti... Debo estar loco.... chalado... no sé.. no puedo olvidar tu sonrisa Blooming.. no soy capaz de ver a otra mujer como tú... Quien sabe si deba alejarme y olvidarte...

    - Hazlo...

    - ¿Irme y olvidarte?

    - Si...

    Alejandro no espero a nada más. Se levantó y salió por la puerta decidido. Sin rastros de estar enojado o triste pues le hizo un gesto de despedida a Blooming de manera cortés.


    Cuando Alejandro salió del edificio sintió como unos brazos lo detenían. Blooming lo estaba abrazando.

    - Tonto... tonto... tonto... no te vayas...

    - Blooming.. está bien. No lo haré.

    - ¿Juras que no te rendirás? ¿Qué buscaremos una forma de que deje de ser una ladrona?

    - Lo juro Blooming... lo juro... Jamás podrás deshacerte de este "monigote"...

    Sonrieron . Alejandro volteó para darle un beso a Blooming. Esta vez más largo y más adulto...


     
    #12
  13. silveriddragon

    silveriddragon Poeta fiel al portal

    Se incorporó:
    26 de Mayo de 2014
    Mensajes:
    978
    Me gusta recibidos:
    915
    Epílogo

    Blooming está afuera del teatro después de recibir la carta misteriosa con las letras DH grabadas.

    Ahí desde lejos vió a alguien que se parecía mucho a su antiguo amor. Un muchacho de pecas.

    También vio a una mujer vestida de negro misteriosa.

    Sifaciem la vio con lascivia y sabía que era su oportunidad de dejar para siempre el mundo del robo..

    Era el juego... Ludum Vanitas...
     
    #13
    Última modificación: 25 de Marzo de 2022
  14. silveriddragon

    silveriddragon Poeta fiel al portal

    Se incorporó:
    26 de Mayo de 2014
    Mensajes:
    978
    Me gusta recibidos:
    915
    Hola,,,, yo de nuevo XD No sé si está bien que comentes tu propia historia pero hay una anotación que quiero hacer. Creo que es la primera vez que hago una historia, con un cierre final a un personaje que no es Dot. Sentía que Blooming merecía contar su historia ya que en los relatos anteriores parece frívola y sin objetivos.

    Ahora si.... ya dejaré por la paz el universo de Dot. Espero... XD
     
    #14
    A DESIRE SOLE le gusta esto.
  15. DESIRE SOLE

    DESIRE SOLE Invitado

    Hola, en la estrofa 10 te faltó una mayúscula después de punto.:p
    Bueno, en realidad no importa y a Johana menos.¡?¡?¡:eek::eek::eek::oops:Saludos.
     
    #15
    A silveriddragon le gusta esto.
  16. silveriddragon

    silveriddragon Poeta fiel al portal

    Se incorporó:
    26 de Mayo de 2014
    Mensajes:
    978
    Me gusta recibidos:
    915
    XD ... Perdón Desire, prometo pasar mis escritos por una corrección y revisión antes de publicarlos. Voy a empezar con el relato de Ludum Vanitas,

    Ya lo pensé bien y me quedo con esta historia, Voy a continuarla Xp...

    Sería un milagro que la persona en la que está inspirada el personaje de Johana lea esta historia :) Si lo lee quiero que sepa eso. Que espero nunca abandone sus sueños. Si no lo lee, bueno... al menos espero que a alguien le sirva. :-D

    El siguiente relato será quizás el último que escriba en mucho tiempo. Apenas si me doy tiempo para escribir, pero quiero hacerlo. Me gusta mucho, mucho, mucho. Pero así es esto.. :)
     
    #16
    A DESIRE SOLE le gusta esto.
  17. DESIRE SOLE

    DESIRE SOLE Invitado

    No problem por mi Silver, yo te gano, primero escribo y después busco la teoría para aprender a escribir, pero es que si no es así no lo hago.
    Perdón a ti también en ese punto.
    Me anoto en la lista de los alguien que les sirva.
    Tampoco quiero dejar de escribir, pero éste año quiero aprender. Para mí no es fácil.

    Por cierto tus historias son buenas Silver, interesantes y permiten la lectura fluida.
    La releeré desde el principio y espero LUDUM VANITAS.

    Feliz semana.:)
     
    #17
    A silveriddragon le gusta esto.

Comparte esta página