Lechuza

Es celosa la lechuza
que habita la vizcachera
sobra razón muy somera
para el chistido de alarma,
y enseguida apresta el arma
para expulsar al de afuera.

Estaban los pichoncitos
con su plumaje tan blanco
en la cima de un barranco
donde tenían el pozo,
sin ánimo de destrozo
me les acerqué de un tranco.

Se volaron los pichones
que ya estaban creciditos
y siguió pegando gritos
el papá desde su poste:
sin meditar en el coste
me arrimé dando pasitos.

Al verme llegar al nido
la lechuza enfurecida
se puso más atrevida
y me golpeó la cabeza,
haciéndome con destreza
con sus uñas una herida.

Sorprendido me alejé
con sensación de tibieza,
la sangre de mi cabeza
bien ganada la tenía:
ganó el bicho la porfía
con su moral entereza.

La protagonista de esta historia es una Athene cunicularia, ave común en nuestras pampas bonaerenses.

 

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Excelentes estas sextillas, estimado Musador,
aprecio mucho a las lechuzas que vigilan nuestros campos;
tengo una estrofita por ahí que dice:

Si hay un avechucho amigo
es la pequeña lechuza
que si su mirada aguza
desde un poste junto al trigo,
no hay ratón yo soy testigo
que gane en la escaramuza.
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Un saludo cordial,
Eduardo​

 

Linda historia nos cuentas en estas hernandianas, de la que cabría incluso extraer alguna moraleja : "ganó el bicho la porfía / con su moral entereza".

No sabía que hubiese esta variante de pequeño búho que por lo visto solo es propio de tierras americanas. Para mi el búho (el búho grande que tenemos por acá) es una de las aves más hermosas que he visto; su vuelo nocturno con toda la envergadura de sus alas desplegadas en majestuoso vuelo es un espectáculo. En verano viene una pareja de ellos muy cerca de casa; vienen a cortejarse y se han posado muy cerca de mi en noches de luna llena. Algún soneto le dediqué una vez a esa experiencia de verlos sobrevolándome mientras contremplaba la Luna.

Magníficas hernandianas, Jorge.

Abrazo.

 

Gracias, Eduardo. Alguna vez de chico he criado a un pichón de estas lechucitas, son muy hermosos y simpáticos (aunque tienen mal aliento, te diré: no están para los besos, juajuajua)
abrazo
J.

 

Hay muchos otros, Juan. De hecho fue cómico porque mientras revisaba la publicación de estos versos vino un Alicucú (Otus choliba, más pequeña aún) a posarse en un árbol muy cerca mío: son las que hay aquí en la isla, donde estoy ahora.
abrazo
J.