Legado

Pensando en dejar un legado de suspiros,
que por "un nombre", los poros brinquen,
que la silueta del perfil de flor perdure;
es preciso elegir vivir sin el yo alto,
guardarse el mal oliente ego en un cartucho,
detrás del último vagón del olvido.

No sin que la pisada sea polen,
no sin que las palabras sean abono.

La vida está enferma;
tiene déficit de equilibrio,
de higiene en los sentidos.

En la resonancia "eco de orgullo",
no cabe una pizca más de saliva venenosa;
ha de continuarse el camino del río;
unir las manos, contra el desdén cegato;
cubriendo el rastro con migajas sin boca;
quedar como historia, a los que habitan en la luz.