1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

Leopoldo de Luis

Tema en 'Biblioteca de Poetas consagrados en verso libre' comenzado por lluvia de enero, 9 de Mayo de 2015. Respuestas: 1 | Visitas: 1459

  1. lluvia de enero

    lluvia de enero Simplemente mujer

    Se incorporó:
    4 de Septiembre de 2009
    Mensajes:
    6.322
    Me gusta recibidos:
    528
    .

    Leopoldo Urrutia de Luis, más conocido como LEOPOLDO DE LUIS, nació en Córdoba el 11 de mayo de 1918.

    Hijo de un abogado, al año de nacer su familia se trasladó a Valladolid, donde el futuro poeta vivió hasta los diecisiete años, cuando marchó a Madrid para estudiar Magisterio.

    Allí vivió trabajando en un puesto burocrático de la empresa privada. Al estallar la Guerra Civil, se alistó en el ejército republicano y profundizó su amistad con Miguel Hernández, a quien había conocido ya en 1935.

    En 1937 publicó “Romance” con su nombre de Leopoldo Urrutia, aunque puede considerarse como su primer libro la obra titulada “Alba del hijo”, editada en 1946 con el apellido materno, que adoptó para evitar represalias de los vencedores. Pasó por la cautividad en la posguerra en Ciudad Real y Ocaña, así como por los batallones de trabajadores esclavos del Franquismo; así estuvo entre 1939 y 1942, en que fue liberado. En Valladolid comenzó a escribir como poeta en revistas como Garcilaso y Espadaña, pero también en Cántico de Córdoba y Revista de Occidente de Madrid. Por entonces consolidó su larga amistad de cuarenta años con Vicente Aleixandre.

    Escribió más de treinta libros de poesía, entre los que destacan especialmente su muy galardonado Igual que guantes libres (1979), pero también biografías, como las dedicadas a Antonio Machado y su gran amigo Vicente Aleixandre, Miguel Hernández o autores de la Generación del 98, Generación del 27 y Generación del 36, así como antologías de poesía social y religiosa. Está considerado como uno de los representantes de la poesía de la postguerra española. En febrero de 1988 recibió un homenaje de sus amigos, por sus 40 años de labor literaria. En el año 2004 fue nombrado Hijo Predilecto de Andalucía.

    Murió en Madrid, el 20 de noviembre de 2005.

    Biografía extraída de : http://www.poetasandaluces.com/autor.asp?idAutor=186




    ES COMO LEVANTARTE CON LOS OJOS

    Es como levantarte con los ojos,
    con las húmedas alas de los ojos,
    al imborrable cielo del recuerdo.
    Pasan nubes oscuras, tristes pájaros.
    Lentamente tu nombre al fin se queda
    solo, desnudo, inmóvil, imposible,
    como estrella varada.
    Y nombrarte es dolor. Reconocerte
    después de cada tarde, como el sueño,
    es el dolor diario. Cruzo absorto
    calles hacia la angustia de la nada,
    entro en casas desnudas,
    hablo a seres extraños, torpemente.

    Reconocerte es triste, como es triste
    siempre identificarnos lo más nuestro
    inútilmente cerca, naufragando
    en la luz impiadosa de los días.
    Entramos y salimos de nosotros
    abandonando siempre lo que somos,
    esa sola verdad que nos habita,
    apaleado perro en las veredas
    por las que transitamos sordamente.

    Sentirte cerca duele, como duele
    siempre palpar la herida que no cura.
    Sentirte en lenta huida hacia la tarde
    con un dolor solar sobre los párpados.

    Veo a veces tu cuerpo como un río,
    como un río pasando mudamente
    el puente de mis años, por mi pecho.
    Y en un heroico cielo, siempre inmóvil,
    só1o tu nombre, herido de memoria.

    En esta soledad me estoy poblando,
    haciéndome de bosque y fronda hirviente.

    Una renunciación acaso sea
    más que segar la pretendida rosa
    brotar oscuros árboles de sueño.

    ....................

    HUELEN LAS ROSAS​
    Sobre la mesa han puesto un barro humilde
    con unas rosas que lo justifican
    igual que justifica el hombre
    un claro destello, una esperanza, una sonrisa.
    Huelen las rosas, y sentir su aroma
    también es dar constancia de la vida,
    es percibir la realidad que llega
    en su increíble y breve maravilla,
    huelen las rosas, qué delgado mundo
    de fragancia nos llega en su caricia,
    qué prodigioso mecanismo se hace necesario
    hasta dar con esta mina sutil de olor,
    cuántos secretos reinos botánicos,
    qué incógnitas provincias de vegetal acción,
    desde la tierra suben elaboradas, resumidas,
    adelgazadas hasta lo indecible
    para ser un milagro entre la brisa de la mañana,
    un invisible copo de aroma hacia la tarde,
    un terciopelo de perfume solar al mediodía.
    Trabajaron obreros diminutos y subterráneos
    por las galerías donde la gota de agua
    y las substancias germinales se alían.
    La nieve puso un dedo entre los labios,
    el viento golpeó las ramas niñas,
    deshilvanó la lluvia sus collares, y entre tanto,
    en la arcilla, porosa y maternal,
    manos minúsculas manipulaban
    ciegas en la alquimia del delgado perfume de las rosas,
    para que al fin se derramara un día
    desde esta mesa en la que he puesto un barro humilde,
    y nos regale su delicia. ¿Porqué?¿Porqué?
    ¿Las hemos merecido?
    ¿Merecemos que sea así la vida tan hermosa y fragante,
    que penetre por los sentidos su verdad sencilla
    tan misteriosa y generosamente?.
    Algo hay que nos responde por las rosas,
    una respuesta de perfume, escrita en el aire,
    las cosas que manejan nuestra manos
    ¿porqué han de ser distintas de los rosales?
    Con amor ¿por qué no son también aroma concedida?
    Vivir no es mas difícil que un rosal,
    lo que anula su aroma es la injusticia.
     
    #1
    A Luis Adolfo le gusta esto.
  2. Luis Adolfo

    Luis Adolfo Poeta que considera el portal su segunda casa

    Se incorporó:
    12 de Febrero de 2015
    Mensajes:
    4.460
    Me gusta recibidos:
    4.007
    Género:
    Hombre

    Muchas gracias, Lluvia de Ener, por mostrarnos parte de la obra de los grandes poetas y poetisas.




    Leopoldo de Luis fue galardonado con varios premios importantes, entre ellos, los prestigiosos premios: Miguel Hernández y el Premio Nacional de Poesía.


    Me permito dejar en este magnífico post dos poemas maravillosos de Don Leopoldo de Luis.



    Elegía de otoño

    Las hojas del otoño flotan sobre tu brisa
    y caen en el estanque solitario del alma.
    Un dolor de ser otros parece que nos pesa
    como unas rotas alas.
    (Acaso nunca el hombre es él mismo.) Escuchamos
    la voz honda del tiempo, la palabra
    del tiempo que en los labios cobrizos del otoño
    pone su dejo antiguo, su amarillez, y pasa.

    Escuchamos el tiempo pasar: es un rebaño
    invisible que pisa por la hierba mojada;
    es una larga ronda de vientos tañedores
    entre las flautas rojas de las ramas;

    es una herida queja de líquidos metales
    por fugitivos corazones de agua.
    Escuchamos el tiempo y apretamos los párpados
    y sentimos el tiempo en nuestras lágrimas.

    El otoño que arde con su lumbre de gloria
    presta a las cosas luz misteriosa y dorada;
    toda la tierra tiene una triste hermosura
    como una dulce evocación de infancia.

    También otoño el corazón nos dora
    y sus hondos paisajes nos enciende en el alma
    y nos sentimos tiempo transitando, fundida
    nuestra amarilla cera en las hermosas brasas.

    Caminamos pisando un corazón de hojas.
    Pisando lentamente una esperanza.
    Y miramos al cielo. Y abatimos la frente.
    Y decimos: -Mañana.




    Me siento extraño

    Somos una costumbre, un gesto, un modo,
    una manera de mirar, acaso.
    Pequeños movimientos nos distinguen,
    leves fórmulas marcan signos, rasgos
    que se hacen peculiares nos conducen
    por rutas diferentes a escenarios
    de vida en que los viejos papeles suenan como
    otro cuento distinto y necesario.

    Me doy cuenta que estoy hecho de mínimos
    materiales de vida moldeados
    por antiguas liturgias, ritos graves,
    ceremoniales de confusos hábitos
    que me hacen lo que soy y ponen
    su irremediable marca en mi costado.

    Soy un pequeño mundo con sus normas,
    sus leyes, sus funciones, sus mandatos,
    su inevitable proceder, su modo
    de respirar. No doy un sólo paso
    que no proceda de una antigua historia
    y que no esté a un sistema acomodado.

    ¿Será la forma de partir el pan,
    como Emmaús? ¿Será como alzo el vaso
    para el agua que bebo? Breves signos
    caracterizan mi talante humano
    y me hacen tan reducto de costumbre
    y soledad, que ahora me siento extraño.

    Y sin embargo sé que soy lo mismo,
    que algo nos une irremediablemente,
    que un recorrido igual está esperándonos
    y una misma materia nos sostiene.

    Hay una misma sangre, un mismo río
    de vida golpeando en nuestras sienes
    y una misma esperanza que se hace angustia
    en la garganta y en el pecho siempre.

    En los espejos cruzan de los ojos,
    árboles, lagos, tierras diferentes,
    pero una sola flor los unifica:
    es la roja azucena de la muerte.
     
    #2

Comparte esta página