Letania del corazón del guerrero

En el silencio del dojo… soy calma.
En la mirada del otro… soy respeto.
En la caída y el golpe… soy humildad.
En el cansancio del día… soy constancia.
En el tiempo que pasa… soy paciencia.
En la entrega total… soy camino.


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No lucho contra el mundo…
lucho contra mí.
No busco vencer…
busco entender.
No quiero gloria…
quiero verdad.


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Cada sudor enseña.
Cada herida purifica.
Cada derrota revela.
Cada silencio habla.

Porque el guerrero no hiere:
se pule.
No vence:
se trasciende.
No grita:
respira.


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En el saludo, soy respeto.
En el kata, soy disciplina.
En el combate, soy control.
En la espera, soy fe.
En la derrota, soy semilla.
En la victoria, soy gratitud.


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El cuerpo obedece,
la mente guía.
Y cuando la mente calla,
habla el alma.


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Nada me pertenece,
ni el triunfo, ni el dolor, ni la arena del tiempo.
Solo el instante…
donde el corazón late y comprende.

Porque el guerrero no busca el final:
camina.
No desea el aplauso:
escucha.
No domina al otro:
se domina a sí.


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Cuando el sol se apaga en mi costado,
y el cuerpo pide descanso,
respiro…
y me inclino ante la vida.

Soy el corazón del guerrero.
Soy la llama que no se apaga.
Soy el silencio que enseña.
Soy el espíritu que vuelve al origen.