Levitando por amor

Tu pelo crepita al tocar mi piel,
tus ojos, como caramelos los degusta mi corazón,

tibias palmas, así como tus pies,
delicadamente certeros,

me abrazan tus piernas,
como danzan las arañas,
con la soltura que es sabor,
con la cordura de un amor inexplicable,

toco tu pecho, suspiro,
como si tus pulmones fueran mi hogar,

dentro de tu mente, con labia y entereza,
logro iluminar tus sueños,

dentro de tu vientre, con goce y paciencia,
tus adentros me conceden tus secretos,

me adentro sin medida,
con la tibieza que otorga el cuidado,

soy abrigo en tus inviernos,
compañía en tus soledades,
edades sabias, por nuestro sol eterno,

deidades reclamarán nuestra felicidad,
al observarnos levitar.

 

Este poema es una celebración íntima del amor total, donde cuerpo, alma y espíritu se entrelazan en una danza de ternura, deseo y entrega. Cada imagen evoca un vínculo profundo, casi sagrado, en el que el amado no solo habita el cuerpo del otro, sino también su mente y su historia. El amor aquí es refugio, es fuego suave, es comunión que trasciende lo humano, elevándose a lo divino. Al final, la unión es tan plena que incluso las deidades se asombran ante la intensidad luminosa de esa conexión.

Saludos cordiales