Limpiador de Autos

Limpiador de Autos



El Señor Gutiérrez, quien nadie quiso atender, ni atajar su gran entusiasmo por su pueblerino y grotesco aspecto, deambulaba perdido con paso cansado, entre todo ese laberinto de vehículos tratando de encontrar una salida.
Una voz desde algún punto fijo (la oficina administrativa, seguramente) le sobresalto sobremanera, dándose vuelta, como si ese fuese el último grito que salva a un condenado a muerte.
-¡Eh! Señor… ¡Pst!..., el del sombrero grande… ¡Sí!, usted, permítame que le quite un minuto más de su tiempo- la voz creció y se hizo un joven de aspecto agradable.
-Bueno, tal vez regrese otro día.
-En estos días, todo el mundo corre arrebatado, tratando de esconderse o de negarse; pero regresa siempre de alguna manera por algo en especial. No se apure, es normal. Pero en este caso, reconsidérelo y no lo eche a su suerte y otórgueme ese minuto que le pedí. Porque usted, ¿ha venido aquí por un automóvil, verdad?
-Sí; yo vine a ver uno de esos X6000. ¡Esos automóviles si que tienen potencia! ¿No lo cree usted?
-Mire Señor, ¿quiere que le diga una gran verdad?
-Por supuesto-respondió como atajándole la pregunta.
-Aquí todos los automóviles son iguales-sentenció el joven, cruzándose de brazos.
-¿Cómo puede ser eso posible? ¿Desvaría usted con tanto calor?
-De ninguna manera. Todo es muy fácil de explicar, si usted me lo permite.
-Adelante…
-Usted cree que todos los automóviles que ve en este lote se diferencian por el color, modelo, tamaño, y de todas esas nimiedades del objeto; pero todo eso por el cual usted manifiesta tan abierto entusiasmo, la verdad es que no interesa en lo absoluto. Lo que importa aquí no es la naturaleza del producto ni el fin en si; sino su propia esencia. En el preciso instante en que un hombre se monta en uno de estos pequeños monstruos de casi dos toneladas, sacará de usted, lo mejor y lo peor. ¿Está consciente de ello? Muchos hombres he conocido que han perdido la cabeza y algunas otras extremidades por dárselas de héroes de tercera categoría, y terminan, finalmente, en una camioneta de lujo ataviada con las mejores flores rumbo al cementerio; otros por el contrario, terminan felices, vestidos de frac, conduciendo a sus novias a la iglesia o con rumbo a alguna paradisíaca playa; y finalmente los que sentenciados por sus crímenes automovilísticos son conducidos en grandes furgonetas rumbo al presidio. Como ve usted el destino del automóvil reflejara nuestra propia esencia. No importa la potencia del motor ni la fábrica del constructor.
-Pero yo vine por un X6000…
-Olvídese del X6000. Estos automóviles de última generación y que vuelan no son seguros y probablemente, aumentarían las posibilidades de su muerte. Además, esos paracaídas de emergencia casi nunca funcionan y las estaciones de servicio son muy limitadas. En cambio, los terrestres, son más seguros y usted tendrá la posibilidad de salir del vehículo en caso de emergencia y rodar por el camino hasta parar a los pies de alguna alma caritativa que lo socorra. Como el tipo que aquella vez rodó y rodó, hasta llegar a su propia casa, donde le esperaba su esposa en la misma puerta, ahorrándose, claro está, el costo de ambulancia. Creo que por su corpulencia le será más conveniente uno terrestre.
-Creo que si.
-Yo por ejemplo, no conduzco automóvil nunca; y no es por falta de voluntad ni de interés, sino, por una condición genética que no viene al caso explicar al detalle. Ventilar mis miserias en uno de estos, sería, eternamente placentero para mí; pero no puedo. Otros que si pueden, lo hacen y de que manera. Sé de hombres que hipócritamente justifican sus deslices amorosos diciendo por ejemplo: “El automóvil tuvo la culpa, yo no”. ¡Imagínese usted, atreverse a tamaño desparpajo! ¡Líbreme Dios de esos rufianes! Y pensar que las que más sufren con todo esto, son las ingenuas esposas, que , cavilosas, pasean en sus habitaciones, tratando de rechazar la idea de que el marido este muero por ahí en algún choque, mientras… La verdad es que el automóvil tiene un fuerte poder adictivo y sensual para las mujeres, y de esto tomamos partido cada vez que podemos. Ir al volante, es como poner comida a las palomas. Ellas vienen solas y vaya uno a saber que pensamiento se les cruza por sus cabezas. Cierto es, que todas, quieren estar dentro de uno y de eso somos conscientes. Por eso el automóvil es tan importante para el crecimiento poblacional de este país; aunque la paternidad legal de un hijo no sea requisito indispensable, siempre y cuando se nazca, claro esta, dentro de un automóvil.
-¿Entonces, puedo contribuir con mi país?
-Claro, hágalo quien sabe si usted pueda dar a nuestra patria al próximo presidente, como fue el caso de nuestro primer gobernante. O de nuestra más devota santa, quien, después de ser beatificada, fue colocada en una cripta revestida totalmente de oro, a cuya entrada yace una placa en la parte superior que dice: “A Nuestra Señora De Los Eternos Suplicantes, Quien Nació En Un Trailer”
-¡Eso sería un orgullo para los Gutiérrez!
-Sí; pero el poder implica mayores responsabilidades para con nuestros compatriotas al conducir un automóvil. Todos los políticos y gente adinerada con cierta influencia, hacen caso omiso a esta responsabilidad. El mayor índice de muertes o de destrucción de propiedad pública o privada la ocasionan estos últimos. No se convierta usted en un asesino cuando tenga el poder.
-De ninguna manera.
-Sin embargo el gobierno, claro esta, trata de minimizar este fenómeno que resulta endémico para una sociedad tan singularmente egoísta y poco solidaria. Aunque por otra parte, gente como yo, que integrando pequeñas cofradías, tratan de buscar soluciones poco convencionales a la violencia automovilística, aleccionando, por ejemplo, en sesiones secretas a jóvenes esposos a que traten de tener hijos en determinados meses del año; aunque hemos tenido para ser franco pocos resultados favorables. A todo esto: ¿De que signo es usted?
-Soy Virgo
-Menos mal. Me hubiera sido insoportable seguir charlando con usted en caso contrario; y habría huido despavorido si usted fuese un Aries o un Capricornio. Una investigación independiente ha determinado, que las personas de poder y de dinero nacen bajo estos signos y como ya sabe son peligrosísimos cuando conducen un automóvil. Felizmente, es usted un buen hombre.
-Trato. ¡Pero que difícil es ser bueno! Sin embargo,¿todo no serán penurias, no?
-Claro que no. Es indiscutible que hay momentos agradables conduciendo un automóvil según su esencia. Imagínese usted las miles de parejas que han consolidado su amor dentro de uno. Las últimas estadísticas han arrojado un resultado sorprendente: de cada mil hombres, el setenta y cinco por ciento prefiere declarar su amor en un automóvil que en una cena romántica, aduciendo, que le es más barato y más ventajoso. Inclusive hay quienes alquilan automóviles completamente siniestrados en las playas o en las riberas de un río, con el único fin de dar privacidad a las parejas con escasos recursos económicos, quienes, luego de algunos minutos, logran salir completamente satisfechas. Ahora entiende por qué los niños en sus primeros años piden con cierta desesperación y diría yo, con justa razón, que regalen autitos para entretenerse. Vea usted: la psicología infantil podría resolver lo más severos casos de conducta en los menores si tan solo tomaran en consideración este detalle. Definitivamente son más sanos los niños que de alguna manera han tenido la experiencia previa del automóvil antes de nacer, eso se lo aseguro. ¿No lo cree usted?
-Bueno, yo…, esperaba llevarme el X6000; pero ahora no sé que hacer.
-No se preocupe y lleve cualquiera, sin reparar en lo más mínimo de que marca sea y en que condiciones se encuentre.
-Es cierto…
-Me complace usted. Aunque ahora que el sol arrecia y usted ha sido tan benévolo conmigo, debo ser honesto y confesarle un secreto: “Yo no soy vendedor de automóviles”. Yo jamás en mi vida he leído un libro sobre ventas; no se nada de técnicas ni de manuales; pero al verlo a usted tan apocado, decidí, salir a su encuentro para infundirle ánimo en su empresa.
-Entonces… ¿Quién es usted?
-Soy un desempleado más en esta monstruosa urbe. Tengo una entrevista con el dueño de este establecimiento en media hora, para tratar de obtener un puesto como limpiador de autos.
-Vaya forma de convencer a uno de tomar una determinación y comprar un automóvil. Ahora no me importa cual sea…, creo que llevaré el pequeño que está a su derecha, pero dígame: ¿A qué se dedica usted realmente?
-A una sencilla y poco comprendida actividad
-¿Y cuál es?
-Escribo cuentos.

Una carcajada amable retumba sobre todo el lote.

 

interesante prosa, creo que cualquier profesión es relevante, mientras no se haga nada malo, más que subsistir en esta demacrada vida y sociedad, abrazos

 

buena, muy buena prosa marque

 

Gracias Lupita.