Liturjias de sangre

Es una liturgia de sangre
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arraigada de mucho dolor,​

descabelladas las ideas de los tronos,​

doradas y aterciopeladas las esquinas​

y contornos,


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de tan grandes paredes como palacios inusuales,
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de tal reino era siempre llamado al reinado,
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de cuales provenieran y divagaran
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otros miedos ajenos a lo imaginado,


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es de azul el destino,
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de una sangre divina,
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desterrada de las raices que sintieran vergüenza,
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por ser rey caído a los infiernos,
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a las afueras de aquella maldita ciudad,


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a los bosques de hileras
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y profunda humedad
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fuiste a parar,
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expulsado por estar inyectado de una magia
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perenne y retante,
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llora así de sus ojos semillas,
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todo oro era agua en su tacto,
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todo mar era su alfombra,
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por donde arrastrar su dolor,


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y de soledad concebida
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a una irrepetible unidad,
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una tan grande que dioses lloraban alegría,
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y lluvia cayera sin cesar,
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más cuan la muerte de Calígula,
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más que el desgarrrador fuego del infierno,
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dioses apostando por el nuevo hijo
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creador de la carne y el hueso,
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de la sin razón de los pecados,
​

y por primera vez
​

y única
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salvar el perdón de los desalmados.
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No había trono más alto que el cielo,
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no cabe tanta pasión en un solo cuerpo,
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no hay palabra que pudiera alcanzarlo,
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ni druidas o magos,
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era equinocio vernal
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todo aliento de la tierra se silenciaba,
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todo en calma en el reinado,
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suponiendo inocentes la muerte del elegido,
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no por nadie, mas nacido de una fuerza extrahumana,
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mediante un vientre angelizado,
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de columnas de marmol es su espina dorsal,
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de diamante sagrado su conducta impagable
​

es producto de la imaginación
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creer que descienda de una estrella,
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que ilumará el sol desde la tierra,
​

que abrazará la luna equidistante a la masa oceánica,​

​

es impensable el dolor que sufrirían
​

tanto animales como hombres,
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al concluir en una belleza tan inmensa,
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como de infinito es el sistema,
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como desconocido a la ciencia,
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son las razones humanas,
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El nuevo salvador esta entre nosotros,
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y ha venido para quedarse.
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