Llamese a declarar a los testigos (soneto)

Llámense a declarar a los testigos;
la voz se le escuchó a su Señoría,
son todos en la sala más que amigos;
atentos ellos nadie se movía.

Fue el novio abandonado que moría;
a su alma se le oían los quejidos,
lluvia y truenos la tarde oscurecía;
la novia taponaba sus oídos.

Se juzgaba un hecho más que probado;
ella declaró nada es permanente;
al no amarle tal suerte he provocado.

Si he logrado sacarlo de mi mente,
no se me ha de juzgar haberle amado;
tal caso al corazón que nunca miente.

 

No hay juez que pueda condenar un verdadero amor.
Un soneto espléndido que me ha gustado transitar.

“Condena”

A trabajos forzados me condena
mi corazón, del que te di la llave.
No quiero yo tormento que se acabe,
y de acero reclamo mi cadena.

Ni concibe mi mente mayor pena
que libertad sin beso que la trabe,
ni castigo concibe menos grave
que una celda de amor contigo llena.

No creo en más infierno que tu ausencia.
Paraíso sin ti, yo lo rechazo.
Que ningún juez declare mi inocencia,

porque, en este proceso a largo plazo
buscaré solamente la sentencia
a cadena perpetua de tu abrazo.

Antonio Gala.

 

Hola amigo, hacerte recordar el poema de Gala después de leer mis versos es un honor, ya me gustaría tener el lirismo del maestro y el léxico empleado en sus composiciones. Gracias por tu presencia y valorar favorable mi obra.
Saludos, que tengas un buen día.
Manuel.