Llanto de Vélfragor

Aquí sentado en las colinas,
Viendo al sol desaparecer entre salmones dorados,
Y la púrpura amatista que cierra el firmamento,
Riéndome adustamente y con cinismo de siempre,
Guardando el luto por la ceremonia por venir,
Con sorpresa por el sentimiento venidero,

Con cuanta saña desprecie a mis enemigos,
Clavando la hiriente estaca donde mas dolía,
Carcomiéndoles el alma con palabras venenosas,

Y al mismo tiempo endulzadas con palabras dulces,
Con sentimientos ajenos a mi naturaleza,
Y aquí en mi Sancto Sanctorum esperando la llama,
Esparciendo las cenizas de mi otro ser,

Y motivado por el llanto eterno,
Tratando de olvidar el infortunio,
Aquel que no se tentó el corazón para arrojarnos,
A las llamas de las cuales aun poseo cicatriz,
Y un amargo recuerdo,
Con la misión de fracasar en mi vida,
Y no olvidar la muerte....

¡Cosa absurda si un demonio no puede morir!
Encadenado al igual que los Ángeles
Y... el mismo Dios a vivir eternamente!
Lágrimas de condenado serán arrojadas al silencio,
Que mientras tanto mi voz infernal grita hasta mas no poder,
Cayendo de rodillas no ante Él si no ante esta naturaleza,
La grandeza del sentir, del amar....

Que se vaya la melancolía que poseo desde siempre,
Para dar pasó a la tristeza de abandonar lo que antes fue mío,
Y olvidar por siempre esa noche fatal,
Al perderme en los juegos de esta realidad,
Y ser cómplice de una ilusión muerta...

Con rosas marchitas que nunca tendrán perfume otra vez,
Esta adornado este mausoleo,
De donde no queda ni nombre ni recuerdo,
Con garras de acero dejaré marcada mi firma,
Aquella que será reconocida por siempre,
Por mi saña al ahogarme en la sangre de inocentes,
Y dejando en claro mi maestría al ocultar mi verdad...

Remonto el vuelo,
Y las nubes terminan su paseo por el mundo,
Tapando los últimos rayos solares,
Empezando a vestir de luto el mundo,
Y con ello comienza mi depresión,
Mi profundo llanto que marcará mis últimos momentos,
Guareciéndome en el firmamento estrellado,

La nieve que comienza a caer,
Y solo se funde en mi piel,
Trayéndome un suspiro a mi existencia,
Larga y meditabunda...

Como músico mal logrado con obras inconclusas,
Manejo mi vuelo ¿hacia donde?... eso no lo sé...
Pero el llamado comienza con compases dulces,
Y una voz en el ambiente que me trae recuerdos,
"Payaso" Mi Opera favorita cuando mortal fui...

Obra maravillosa que muestra mi real sentir,
Pintando una falsa sonrisa y muriendo por dentro,
Hundido en un océano de tristeza,
Como recordaré los momentos en el escenario,
Cuando parado ahí me sentía feliz,
Tal vez la única felicidad que obtenga....

Deberé olvidar mi historia,
Y aun con lágrimas sulfurosas despedirme,
De este tiempo, de este suelo...
Y nunca más volver....

Porque lo que perdí ahora,
No dolió tanto ni cuando del cielo se me expulsó,
Al perder la música de mi alma,
Por la que conseguí olvidarme de quien soy...

Con una obra final me despido,
Que será hallada en cien años,
Vélfragor será su nombre....
Inconclusa y hermosa....
Desafiante y peligrosa...

Y es ahí donde mi llanto derramé,
Sean pues testigos de la muerte de un ser,
Mas no de un demonio.... que por siempre vagaré,
Sin la música que tanto amé....


Lord Vélfragor

 

Tienes un estilo inconfundible y eso te hace original. Ser original en poesía es lo mejor que se puede ser. Felicidades.

Saludos.