Lluvias y piedras

La muerte va cabalgando un triste amigo fiel,
le sirve de burro, y es perro,
se lo han puesto por poner,
humanas bestias que somos,

va desolado,
a la velocidad motora del milagro,
por el ilegible reflejo sólo
de aferrarse a la vida,

entre la hendidura de cada costilla,
las espuelas de lascivo jinete,
muelen y hacen trizas
su canino entender del mundo,

Y...¿quién sabe?,
si ha entendido ya mejor que nosotros,
lo que somos de nosotros mismos…

Se aleja en su esclavitud,
sin pelo, con sarna,
de frio y calor,
cabizbajo, aterrado,
de hambre a expirar ya pronto,
​

Un niño pasa, se detiene y le arroja piedras…

 

tu poema tiene magia
la magia del dolor
la trizteza se filtra
y nos hiere la mirada

Un gusto leerte.

 

Nos duele la herida viva que los animales injustamente sufren a nuestra merced, después de haberlo vuelto tan dependientes de nosotros...

 

Que poema tan sentido brinda me dejo el sabor amargo y una melancolía que sirve muy bien al lector
Un gusto pasar por sus letras , saludos y estrellas , nos vemos compatriota.​

 

Me atrapó tu poema, me hizo pensar y rememorar.
Versos con mucha sensibilidad hacia ese (o esos) perros que se abandonan luego de haberlos ilusionado con nuestro cariño, y que terminan así, en cualquier calle, sin ninguna caricia, olvidados y apedreados.
Un poema diferente, y muy sentido.
Saludos.

*Faltó un acento en "frío".

 

Y en esa su desgracia, les merecen por compación la muerte en un bocado a propósito, todas esas instituciones municipales y de salud, si es que la hay. Mas nadie ha visto curar a un perro enfermo sin dueño ya, para echarlo a andar sano. Nuestra condolencia nos alcanza hasta mejor verlo morir.

 

Un poema muy particular , con un tema poco común. Bien hecho, me gustó leerte. Un besito. Lluvia...

 

gracias por el comentario Lluvia...